Siempre e estado en medio de la mafia desde que tengo uso de razón, mi padre el gran Filip Giordano fue el que hizo crecer esta organización dejándonos al frente a mi hermano y a mí, hemos vivido siempre bajo presión por los enemigos, pero hasta el día de hoy no existe nadie que nos detenga.
Me llamo Ugo Giordano jefe de la mafia Italiana dueño de casi toda Italia, tengo dos hijos son mellizos tienen casi cuatro años, mi pequeño Alex y mi princesa Alessia; su madre solo se fue sin dejar rastro alguno y sin el motivo del porqué nos abandonaba.
Desde ese día solo me enfoqué en mis hijos y hacer crecer el legado que mi padre nos dejó, mi hermano Simone; él es como si tuviera otro hijo más, siempre tengo que cuidarlo tanto de los enemigos, como de las mujeres que solo quieren dinero y posición.
Él siempre insiste que Alex y Alessia necesitan una figura materna, para que cuide de ellos y les brinde el amor que yo casi no les demuestro, amo a mis hijos pero no sé cómo hacérselos saber, soy muy frío y estricto para formar un hombre y mujer de carácter, fuerte, valiente así como su abuelo o yo.
Desde hace una semana recibí la invitación a la reunión anual que hace Cipriano, nunca e asistido pero hoy desperté con unas ganas inexplicables de ir y así lo haré, dejando a cargo a Simone del mis hijos, me levanto para hacer mi rutina, al terminar me baño rápido cambiándome para salir a desayunar.
Bajo por las escaleras y veo a mi hermano junto a mis hijos en el comedor, que al verme guardan silencio..
-¡buenos días!, hijo siéntate bien, hija no juegues con los cubiertos- Alex se acomoda, Alessia deja de jugar y me siento en la silla principal.
-deja ya a mis sobrinos en paz, son niños Ugo para que los trates así.
-Simone solo guarda silencio, y si los trato así es para que sean respetables cuando crezcan-solo bufa mi hermano y volteo para ver a mis hijos quienes solo bajan la vista.- por cierto hoy iré, a la reunión con Cipriano, así que te quedaras a cuidar a Alex y Alessia.
-está bien, escucharon enanos jugaremos hasta cansarnos y comeremos pizza- los veo asentir a mis hijos con una pequeña sonrisa, que al darse cuenta que los observo se les quita.
Nos trajeron el desayuno y al terminar salí a realizar algunos pendientes para regresar a tiempo para la reunión, avanzaron las horas hasta que ya estaba de regreso, duchándome y arreglándome con un traje negro ajustado, camisa blanca y corbata azul, termine de peinarme salí para encontrarme con la mejor escena mi hermano en el piso con mis hijos jugando con sus juguetes, toque al entrar a la habitación.
-ya me voy, Simone no dejes que duerman tan tarde ¿estamos?- asiente mi hermano levantándose para abrazarme.
-si no te preocupes Ugo, despídete de tus hijos, no seas frío con ellos- me susurra antes de separarse de mí.
-ven hijo- se levanta y lo abrazo hasta cargarlo.- te amo ¿lo sabes verdad?- asiente dándome un beso en la mejilla.
-yo también te amo papi- lo bajo dándole otro beso en la frente y removiendo su cabello.
-ven hija- corre a mis brazos dándome un beso, entrelazando sus manos en mi cuello.- te amo princesa, no lo olvides
-yo también te amo papi- la bajo y se va corriendo al lado de su hermano.
Me despido de ellos y salgo hasta subir a mi auto indicándole a mi chófer la dirección y tras nosotros vienen mis hombres que cuidan siempre mi espalda, unos largos minutos llegamos a la gran mansión, al bajar unos me acompañan al interior y los demás se quedan vigilando la entrada.
Al entrar veo muchas mujeres hermosas, dándome cuenta que son de servicio, tomo un vaso de whisky y comienzo a caminar por el lugar, mis ojos se fijan en una morena salir del baño cuando me iba a dar la vuelta para continuar mi camino, veo a una pelinegra, hermosa parece un bello ángel; pero no entiendo que hace ella en este lugar tan bajo.
La veo acercarse a la mesa de bocadillos y no pierdo tiempo para acercarme, me presento y cuando voltea por Dios es aún más hermosa, vi su mano sé que se iba a presentar, pero en eso llego Cipriano jalándola la verdad me molesto demasiado que hiciera eso.
Pero al escuchar lo que él le dijo, entendí que ella era una más de estas mujeres, la vi bajar su cabeza y no sé pero algo tenía ella que no estaba aquí por gusto, los vi alejarse así que me fui a sentar con varios de mis socios a tomar y hablar de negocios.
Cuando la vi de nuevo con el enfermo de Ezequiel, entendí que era su acompañante ¿pero no se comportaba como una?, cariñosa, amorosa ella era todo lo contrario, no sé pero algo me decía que no estaría bien, llámenlo sexto sentido, premonición o corazonada no sé ni explicarlo yo, era la primera vez que me pasaba eso, ni con Alejandra la mamá de mis hijos a echo tanto impacto.
Todo lo que duro la reunión, no pude dejar de verla y ella de vez en cuando me dejaba apreciar sus hermosos ojos, los vi alejarse y le hice señas a uno de mis hombres.
-vigila que esté bien, a la chica del vestido azul- asiente, radeando a los que están afuera.
- si patrón-se aleja pero logro escucharlo- vigile a la chica de azul, acaba de salir si ven algo extraño avísenme.
No pasaron ni diez minutos y me sentía impaciente de no saber si aquella chica estaba bien, sé dé lo que es capaz Ezequiel por algo le llaman el viudo, a matado a tantas mujeres como de cambiarse de camisa se tratara.
Me levanto y camino hacia la salida, al atravesar la puerta veo a lo lejos que la está golpeando, corro hasta donde están encañono a Ezequiel quien de inmediato deja de pegarle, disparándole en el brazo.
-sabes, desde cuando tenía ganas de hacerte esto Ezequiel; el destino me a dado el tiempo perfecto para poderte desaparecer hijo de perra- comienza a gritar a lo que le digo.
- si me pasa algo; desatarás una guerra y solo por una ramera, en verdad no cambias Ugo- le doy un golpe con mi arma en la nuca quien cae de inmediato al suelo.
-llevense a este cerdo, y ustedes porque carajos no me hablaron- uno en especial se encoge de hombros.
- no lo vi necesario patrón, es una puta.-Al escucharlo decir eso me hirvió la sangre de rabia.
- tu único trabajo es acatar mis órdenes, no estar juzgando a las personas imbecil- le apunte a la cabeza y sin más le dispare.- y espero que nadie vuelva a opinar, porque la próxima vez rogaran no haber nacido ¿entendido?.
Todos asienten, mientras cargo aquella mujer entre mis brazos quien en segundos pierde la conciencia, yendo directo a casa.
UGO GIORDANO
SIMONE GIORDANO
ALEX Y ALESSIA GIORDANO
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