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Mary pensó que podía retomar su vida sin pensar en aquel hombre, siguió llendo a clases, fue a comer con Alfredo y Joaquín, estar con ellos hacía que su vida fuera más fácil y al llegar a casa le alegraba mucho ver a los niños, por lo que determinada pensó en olvidar a ese hombre y a su familia, no deseaba recuperar nada de lo que el hombre le quitó, y eso era porque tenía miedo de que el hombre quisiera desquitarse con ella quitándole a su hijo.

Pero también estaba muy inconforme con aquella directora de la última vez, ni siquiera sabía realmente el problema y ya le estaba echando toda la culpa al pobre Lucas, pero no solo ella estaba inconforme, también lo estaba Joaquín y Alfredo, entonces estos dos hermanos hicieron algunos movimientos astutos y la directora fue despedida.

Lorena estaba en shock ¿Por qué había sido despedida? ¿Qué había hecho ella?

Ella no estaba conforme con eso, así que fue hasta sus superiores a preguntar tal injusticia.

- ¿Qué fue lo que hice mal? - preguntó agraviada.

Su superior es una mujer madura y con evidente clase. - Tu mejor que nadie debe saber sobre esto.

- ¡Realmente no lo sé! ¿En qué me equivoqué? - sus ojos se enrojecieron.

La superior solo puso los ojos en blanco debido al fastidio. - Sé que les haz dado preferencia a niños con alto estatus aunque ellos sean los equivocados.

- ¿Solo por eso? - preguntó cómo si eso no fuera importante.

- No he terminado. - dijo con frialdad. - Has recibido sobornos, además de que no estás haciendo tu trabajo bien. - dijo a la ligera.

Lorena se quedó callada. - Puedo darle una parte de ese dinero, no hay problema. - dijo con una expresión un tanto rara.

La supervisora la miró con enojo.- ¡Sal de mi vista no te quiero volver a ver en mi vida! - gritó.

Lorena estaba asustada, así que salió corriendo, pero eso no significaba que estaba reconciliada, no podía aceptar que la despidieran así como así, entonces buscó información, sobornó a algunas personas hasta encontrar lo que buscaba, al saber lo que realmente paso, estaba colérica de ira, quería aplastar a esos seres repugnantes.

Tenía que buscar su propia venganza, les haría pagar la humillación que ella sentía en este momento, entonces una idea perversa cruzó por su mente, ese pequeño, él era adecuado para llevar a cabo su plan de venganza.

Cómo si la vida pusiera a prueba a la casa de los Miramontes (de Alfredo y Joaquín), otra cosa sucedió.

Una mujer hermosa, con cabellera rubia, ojos color miel, piel semiblanca llegó.

Karla la recibió sin entender quién era está mujer. - Buen día ¿En qué puedo ayudarle? - dijo Karla con su habitual amabilidad.

- Buscó a mi hijo. - dijo con frialdad.

Karla estaba confundida. - ¿Quién es su hijo? - para ella Mary era la madre de ambos niños.

La mujer no sabía cómo se llamaba su propio hijo por lo que se quedó callada.

- Déjame pasar, voy a ver a mi hijo. - dijo con arrogancia.

Karla no conocía a esta mujer, por lo que no la dejó pasar y cerró la puerta, inmediatamente le llamó a Joaquín diciéndole la situación.

Al otro lado Joaquín estaba confundido y un poco asustado, un mal presentimiento invadió su corazón. - ¡Voy para allá! - colgó.

Karla estaba un poco ansiosa, afortunadamente Lucas y Matthias estaban en casa por lo que ambos no corrían peligro.

Joaquín manejó como un loco, llegó a casa y lo primero que vio fue a una mujer radiante y hermosa, una mujer muy familiar.

- ¿Qué haces aquí? - preguntó con disgusto.

Bárbara sonrió. - Vine a conocer a mi hijo ¿Está mal? - su sonrisa era más que petulante.

- ¡Un hijo que abandonaste y del cuál no quisiste conocer! - gritó.

- Bueno las personas cambian, yo ya cambié, estoy dispuesta a ser una nueva mujer, estar con mi hijo y contigo, deberíamos ser una familia ¿Qué te parece? - sonrió como si lo que había pasado no hubiera sido importante en absoluto.

Joaquín estaba enojado, su cara se contraía por lo furioso que estaba. - ¡Eres una desvergonzada! - la señaló.

- ¿Qué tiene de malo? Ambos tenemos un hijo, yo no le veo el problema. - dijo con su cara de inocente.

- ¿Cuánto dinero quieres? - preguntó adivinando.

Los ojos de Bárbara eran codiciosos, eso no lo podía ocultar. - ¿De qué estás hablando? Yo quiero conocer a mi hijo y formar una familia con ustedes. - dijo inocentemente.

Joaquín no le creyó nada. - Será mejor que te vayas por tu voluntad, si no mandaré a alguien a qué te saque. - su voz sonaba lo suficientemente amenazadora para asustarla.

Bárbara se fue indignada, pero no por eso se iba a rendir.

Los días siguientes vigiló de cerca la casa, llevaban a un niño a la escuela, ella adivinó que se trataba de su hijo ya que coincidía con el tiempo.

En un descuido fue a recoger a Lucas a la escuela. - Soy la madre de Lucas. - dijo sabiendo el nombre ahora sí.

La maestra no estaba muy familiarizada con esta mujer. - ¿Puede mostrame su identificación? - preguntó insegura.

- Por supuesto. - sonrió Bárbara.

La maestra se tranquilizó un poco al ver a la mujer cooperando, ella no podía retener a un niño si sus familiares venían entonces dejó que el niño se fuera con ella.

Lucas no quería ir con esa mujer, pero la mujer lo sostuvo muy fuertes de sus pequeñas manos débiles y no pudo hacer nada.

- Soy tu madre. - dijo con una cara que por supuesto no era para nada amorosa.

Lucas tembló un poco, quería a papá, al tío, quería a Matthias y sobretodo quería a Mary.

Bárbara estaba planeado chantajear a Joaquín para que se casará con ella, ella simplemente no podía conformarse con unos cuantos pesos, ella quería ser la señora de una gran casa, si tan solo hubiera sabido antes que ese mujeriego era rico, se hubiera casado con él sin importarle si le era fiel o no.

Pero está mujer está tonta, había otra persona que tenía planes similares y gracias a ella le facilitó todo el trabajo.

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