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Karla se presentó a trabajar al día siguiente llena de ánimo, esta sonrió dulcemente al ver al señor Joaquín. - Señor ¿Cómo esta? - actuó como si fuera una linda niña.

Joaquín le devolvió la sonrisa, parecía que no se había equivocado con esta niña. - Ven conmigo te voy a presentar a los niños. - la guió hasta la habitación de Lucas.

Karla asintió feliz.

Los pequeños jugaban muy atentos con sus juguetes.

- Niños. - llamó Joaquín. - Vengan a conocer a Karla\, a partir de ahora ella será su niñera.

 - ¿Qué pasa con mami? - preguntó con su voz de bebé.

- Mamá saldrá a trabajar\, pero sin duda regresará por la tarde para leerles un cuento antes de dormir. - dijo esto para calmar el ánimo.

La carita de Lucas se veía llena de agravio, no quería una nueva niñera, él quería a Mary, pero papá dijo que volvería por lo que sin más opción tuvo que aceptarlo.

Joaquín le confió los niños a Karla, claro no es como si confiará plenamente en ella, le había dicho a su mayordomo que la vigilará desde lejos.

Mientras tanto  Mary había comenzado con sus clases de actuación, al parecer no era tan difícil como había pensado en un principio, actuar feliz, actuar triste, enojada, cualquier emoción que le pidieran ella podía hacerlo fácilmente, pero entonces supo que siempre habrá algo que sea difícil de hacer y eso era actuar como una niña plenamente enamorada, eso si que no, le era bastante difícil.

- ¡No! Hazlo de nuevo. - gritó el instructor agotado.

Mary se sintió avergonzada, recordó las líneas, la escena y lo hizo de nuevo.

- ¡Alto! - tocó su frente con cansancio\, suspiró. - ¿Qué nunca te has enamorado? ¿Ni una sola vez? - preguntó de repente.

Mary buscó en su memoria. - Parece que si, pero no puedo recordar la sensación. - dijo con honestidad.

El instructor no supo que hacer. - ¿Amas a tus padres? ¿Verdad?

- No tengo padres. - contestó enseguida.

El instructor se sintió culpable por un momento. - ¿No tienes a nadie a quién ames? - preguntó casi rendido.

- Si. - mientras contestaba sus ojos se volvieron brillantes y llenos de amor.

- ¡Eso es justo lo que quiero! - gritó el hombre lleno de emoción. - Quiero que pienses en esa persona especial cuando vayas a hacer escenas con el amor relacionado.

- Esta bien. - asintió.

- Muy bien\, ahora repite la escena. - dijo expectante.

Esta vez Mary pensó en su hijo, en su carita linda y tierna, y en como lo amaba con su alma entera.

- ¡Eso es! - gritó el instructor con ojos enrojecidos\, por fin la escena estaba hecha\, pensaba que todo esto era imposible. - Bien continuemos. - instruyó.

Alfredo estaba en su oficina, estaba revisando los papeles acumulados, pero más que quería concentrarse, no podía, su mente estaba llena de Mary, esperaba que le estuviera yendo bien con las clases.

En la oficina del vicepresidente, estaba Joaquín, estaba en una situación similar a la de Alfredo, la única diferencia era que él si estaba prestando atención a lo que estaba haciendo.

Cuando se hizo la hora de la comida, Joaquín decidió irse a comer solo, podría adivinar que Alfredo quería invitar a Mary a comer, por lo que él no quería ser el mal tercio, tenía antojo de comida casera, se fue caminando ya que el lugar a donde quería ir no estaba muy lejos de la empresa.

Al salir del lugar, salió satisfecho, la comida era exactamente de su gusto, los sabores le traían buenos recuerdos.

No pasó mucho tiempo cuando Joaquín pudo darse cuenta que alguien lo estaba siguiendo, entonces comenzó a acelerar el paso, notó que la persona de atrás también hacía lo mismo, entonces a pesar de estar muy lleno por comer, no le importó y se echó a correr, por desgracia la persona de atrás hizo lo mismo y lo alcanzó y lo sostuvo con fuerza.

- Eres tu. - dijo el hombre.

Joaquín se sorprendió al escuchar esta voz, se sorprendió aún más al ver la cara de hombre, su rostro es tan familiar.

 Como lo había supuesto Joaquín, Alfredo invitó a Mary a comer, obviamente quería estar solo con ella.

- ¿Cómo te fue? - preguntó Alfredo sonriendo.

- Fue un poco difícil\, pero creo que ya lo superé. - dijo con franqueza.

Ambos charlaron por un rato y aunque no se notará, Alfredo esta inmensamente feliz, pues Mary ya no era tan reservada como antes, platicaba con él con más palabras, incluso sus respuestas eran más largas.

Al regresar a la empresa, Alfredo pasó a un lado de la oficina de su hermano, pero él no estaba, Alfredo no le dio tanta importancia, supuso que aún no regresaba de comer, entonces se fue a su propia oficina.

Cuando la jornada laboral terminó, Alfredo pasó a la oficina de su hermano para irse juntos, pero él no estaba, entonces Alfredo comenzó a preocuparse ahora si, le avisó a Mary.

Los dos se acompañaron en la oficina de Joaquín, pero este no regresaba, Alfredo intentó un sin fin de veces comunicarse con él, pero no podía.

- Regresemos a casa\, tal vez él ya este ahí.

Cuando llegaron lo primero por lo que preguntaron fue por Joaquín, pero él no había llegado.

Mary acostó a los niños como si no pasará nada, para no asustarlos no les dijo nada, cuando los niños durmieron, Mary fue a hacerle compañía a Alfredo.

Cuando fueron pasadas de la una de la noche, la puerta principal se abrió, se trataba de Joaquín.

- ¿Dónde estabas? - preguntó Alfredo alterándose.

- Estuve con unos amigos. - contestó con una voz que no podía ocultar culpabilidad.

- ¿Por qué no contestaste el teléfono? - preguntó Alfredo enojado.

- No escuché\, ahora quiero irme a dormir. - trató de escapar.

Alfredo completamente enojado lo detuvo. - ¿Qué te paso? - preguntó luego de ver a su hermano de frente.

- ¡Nada! - gritó con ojos enrojecidos.

Joaquín salió corriendo y esta vez Alfredo no lo detuvo, no podía creer lo que había visto justo ahora.

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