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Mary era demasiado perezosa como para enojarse con la niña, después de todo ya le había dado una advertencia, por lo que esa chica sería quien pagará las consecuencias.

- ¿Por qué vienes y buscas a un hombre casado? - la voz de Mary era lo suficientemente alta como para que los demás comensales la escucharan.

Lucy pudo sentir las miradas desdeñosas de todos a su alrededor. - ¡Eso no es cierto! - gritó.

- Entonces ¿Qué haces aquí acosando a mi esposo? Eres tan desvergonzada que no te importa que yo este a su lado.

- ¡Sáquenla! - gritó uno de los comensales.

Lucy se puso pálida de inmediato, no se había entregado a ese por nada, si, al principio el hombre le había llamado la atención por su físico, después miró todo lo que el hombre podía pagar en solo una noche, entonces se esperanzó a que algo más pasará con él y después su vida comenzará a cambiar, lo buscó desesperadamente por algunos meses, cuando se estaba rindiendo lo encontró por fin, había agradecido por venir con sus amigas ricas a este restaurante, pero ¿Cuál fue su sorpresa? Una gran humillación que jamás podrá olvidar.

Lucy salió corriendo del lugar llena de pánico, sus amigas que no estaban muy lejos le dedicaron miradas extrañas, hasta que una de ellas dijo. - Cómo se esperaba de la chica que solo come y se divierte a base de sus amigas.

Las demás chicas habían peleado con esta amiga por decir comentarios parecidos a estos siempre dirigidos a Lucy, como consecuencia, las que estaban equivocadas eran ellas.

Mary sintió lastima por la chica, no era malo tratar de conseguir a un hombre que te mantuviera, eso era muy normal en su mundo,de hecho en su mundo había hombres dispuestos a eso, siempre y cuando la chica fuera bonita, lo malo era cuando perdías tu dignidad a base de eso y no solo eso,  tratar de dañar a lo demás para conseguirlo.

Pero en fin, aún no se terminaba su filete y no iba a desperdiciarlo.

Alfredo y Joaquín miraron a Mary sin saber que decir, un escalofrío les recorrió la espalda, ella por las buenas era buena, si no, una advertencia te daba, ya era cuestión si la aprovechabas o no y que mal si no.

Alfredo fue el más inquietado, pues recordó como había tratado a Mary las primeras ocasiones y sintió un rotundo arrepentimiento. ahora sabía que Mary no tomaba en cuenta a las personas o le era innecesario prestarles atención, eso lo supo porque tuvo que rogarle con los ojos para que lo ayudará.

Cuando llegaron a casa, Alfredo buscó la manera de poder a solas con Mary, Joaquín pudo notarlo de un vistazo y los dejo solos.

- ¿Puedo hablar contigo? - preguntó Alfredo con seriedad.

- Acostaré primero a Matthias. - aceptó.

Alfredo asintió y espero a que Mary regresará.

- Bien ¿Qué es lo que pasa?

- Quería decirte que lo siento\, recordé que no fui muy amable contigo. - dijo Alfredo con seriedad. - Y espero que de verdad puedas perdonarme\, no sabes como me arrepiento. - dijo lastimoso.

- Está bien\, todo eso ya lo he olvidado. - dijo Mary con sencillez.

- ¿Eso es por que yo no te importó verdad? - preguntó dolido.

Mary no supo que decir, quería decirle la verdad, pero al ver los ojos llenos de agravio, no tuvo más remedio que tragarse sus palabras. - No es eso. - trató de darle vueltas al asunto hasta que este se olvidará.

- ¿Crees que algún día pueda tener una oportunidad?

Mary sintió como si estuviera dentro de una prueba de máximo riesgo. - Yo no quiero tener una relación con nadie por el resto de mi vida, el problema no es usted, soy yo.

- ¿A caso te hicieron mucho daño? - preguntó angustiado.

Mary esquivó su mirada sin atreverse a admitirlo.

- Eso debe ser\, te aseguró que yo jamás te haré daño\, en cambio seré el mejor hombre que hayas conocido.

- No puedo prometerte nada\, tal vez nunca pueda aceptarte.

Alfredo sonrió. - Con ese tal vez me conformo, me aseguraré de que esa palabra cambie por un simple si.

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