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Mary se asustó al ver aquella silueta, no sabía que podía temerle a los fantasmas, ella dio unos cuantos pasos hacía atrás con lentitud.

- ¿A dónde vas? - preguntó Alfredo enojado.

Al oír la voz molesta familiar, Mary se relajó de inmediato, al parecer no había fantasma ahí. - ¿En qué puedo ayudarle? - preguntó con cortesía.

- ¿Qué pretendes al acercarte a mi hermano?

- ¿Disculpe? - Mary no entendía para nada a este hombre delirante.

- Conmigo no te hagas la inocente ¿No piensas en el padre de tu hijo acaso? - Alfredo no estaba midiendo sus palabras.

Mary no dijo nada, estaba enojada, tenía ganas de avalanzarse al hombre, morderle y arrancarle el pelo, pero él es su jefe y no había nada que ella pudiera hacer, bueno si, renunciar, pero ella no quería irse y dejar de ver a Lucas.

- ¿Por qué no contestas? ¿Te sientes culpable? - se burló.

- Señor mi horario laboral ya terminó, así que me gustaría ir a descansar ¿Puedo? - Mary siguió tranquila, claro eso solo en la superficie.

Alfredo se quedó sin palabras y se molestó aún más, se fue sin siquiera mirar de nuevo a la mujer.

Mary se relajó al instante que su jefe se fue.

Alfredo sentía que su pecho ardía de ira, por más que quiso calmase no podía, no sabía por qué se molestaba, no entendía por qué estaba así.

Para apagar el fuego pensó que era buena decisión irse a desahogar a un bar, en el lugar bebió tequila puro, quería que este le quemará la garganta.

Poco después una linda señorita se fue a sentar junto a él. - ¿Puedo acompañarte? - preguntó con una sonrisa avergonzada.

Alfredo asintió sonriendo, la compañía de una dulce y hermosa mujer era justo lo que necesitaba.

La joven es esbelta, con piel clara, unos ojos cafés claros, su cabello castaño claro, unos labios rojos completamente deseables y besables, eran casi comestibles, por lo menos Alfredo quería hacerlo.

Los dos bebieron por un rato, se reían y platicaba de cualquier cosa, ya había pasado buen rato desde que Alfredo olvidó que estaba molesto.

- ¿Deberíamos ir a un lugar más tranquilo? - preguntó Alfredo con ambigüedad.

La chica asintió sonrojada.

Alfredo sonrió, su confianza como hombre se recuperó al ver a la chica sonrojada.

Fueron a parar a un hotel, uno lujoso, esto dejó impresionada a la chica, Alfredo que estaba tan necesitado se abalanzó a la chica de inmediato, la chica se asustó, pero al ver a su alrededor, dejó que el hombre hiciera lo que quisiera.

Cuando Mary tuvo su día libre, creyó necesario ir a hechar un vistazo a su casa, tenía tiempo que no iba por allá.

- Te veré mañana. - Mary le dijo a Lucas.

- ¿Quieres que alguien te llevé? - preguntó Joaquín.

- No es necesario, gracias. - Mary se despidió de ambos y se fue a casa.

Mary miró su casa polveada y solitaria, dejó a Matthias en la carreola y se pusó a limpiar.

Después de terminar sus deberes, miró a su hijo con atención, en este momento solo eran ellos dos, amaba sin dudar la compañía de su bebé, pero sentía que ambos estaban muy solos.

Cuando Alfredo despertó sintió la resaca molesta por beber tanto, miró a su alrededor confundido, estaba desnudo y junto a él había una chica con sus mismas condiciones.

Él negó con la cabeza, al parecer lo había hecho otra vez, no le importó en absoluto la chica expuesta, fue a darse un baño, se marcharía sin despedirse, cómo lo había hecho en la mayoría de las ocasiones, era molesto tener que verle las caras a esas chicas por segunda vez.

Al salir de la ducha, encontró a la mujer despierta, eso hizo que su ojo se contrajera de la molestia.

Lucy se levantó envuelta entre las sábanas, fue hasta Alfredo para abrazarlo con cariño. - Fue un poco difícil anoche. - dijo lastimosamente.

Alfredo estaba impaciente, la mujer era más molesta de lo que había creído.

- ¿Tienes que irte? - preguntó con tristeza.

- Si. - dijo con sequedad.

Lucy asintió y se despidió de él con un beso.

A la hora de comer, Mary que no es en absoluto perezosa, quiso serlo hoy, fue a un restaurante caminando, llevó a Matthias de la manita, el bebé podía caminar con facilidad si era tomado de la mano, aunque Mary estuviera cansada por inclinarse tanto tiempo, no dejó de sostener a su hijo para que siguiera caminando.

Matthias aún balbuceaba y se reía muy adorable, lo cuál hacía que Mary se llenará de ternura.

Su vida era sin duda feliz y mirando detenidamente a su hijo se puso a pensar: ¿Qué hubiera pasado si hijo naciera en su mundo anterior? ¿Podría haber tenido una vida así? ¿Pudiera escapar de aquel hombre? ¿ Podría defender a su hijo y ser feliz? Tal vez la respuesta era un no, por eso la vida le había dado una segunda oportunidad y la verdad estaba agradecida por esto.

Aún rodeada de personas y estar en un lugar desconocido, Mary se portó igual que siempre, le habló dulcemente a su bebé mientras lo alimentaba, el bebé manoteaba y balbuceaba alegremente, esto enterneció a Mary.

El momento de madre e hijo fue interrumpido por la presencia molesta de un hombre. - Hola, mi nombre es Peter. - dijo el hombre apresurado.

Mary asintió sin interés, Peter lo notó por lo que fue directo al grano. - Trabajo en una compañía de televisión y entrenamiento, te ví con tu hijo y pensé que ustedes son perfectos para la nueva campaña de la empresa. - dijo emocionado todo el tiempo.

Mary sintió que la presencia del hombre era molesta con más y más intensidad.

- Vamos a rodar un comercial sobre juguetes para bebés, ¿Te interesaría participar tu y tú bebé en la publicidad?

- No . - dijo demasiado rápido Mary.

Las ilusiones de Peter se hacían añicos delante de sus ojos. - Solo será un momento, no sería cansado en absoluto. - trató de convencerla.

- No, gracias.

- La paga será buena. - dijo como último recurso y casi derrotado.

Mary pusó toda su atención de inmediato en él. - ¿De cuánto estamos hablando?

Peter se animó de nuevo y dijo la cantidad sin dudarlo.

- ¿Cuándo empezamos? - dijo sin cambiar de expresión.

- Podemos hacerlo hoy mismo.

- ¿Me pagarás hoy mismo también?

- Si, claro.