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Mary le sonrió con dulzura a Lucas, el pequeño se veía tan guapo vestido con traje, Mary lo peino para que Lucas terminará de verse mejor.

- ¡Listo, te ves muy lindo! - dijo ella aplaudiendo.

El pequeño Lucas, aunque no lo decía se veía muy feliz.

Faltaba poco para que iniciará una gran fiesta dentro de la mansión, está fiesta estaba dedicada a la celebración del compromiso de su jefe Joaquín con una chica de su mismo estatus social, por eso el día de hoy Lucas se veía radiante.

Al poco rato Joaquín apareció en el marco de la puerta. - ¿Ya está listo el muchacho? - preguntó sonriendo.

Lucas le devolvió la sonrisa, sonreír era algo que Lucas no había hecho en mucho tiempo, por supuesto que había tomado desprevenido a Joaquín, tanto que sus ojos se enrojecieron.

- Entonces, vámonos. - Joaquín sostuvo la manita de Lucas.

Antes de salir Lucas miró tristemente a Mary, a lo que Mary le sonrió como forma de ánimos, Lucas se fue, Mary sabía que algo hacía infeliz a Lucas, pero no sabía porque.

Con un poco de pena se fue a su habitación, le incomodaba dejar solo a Lucas con tantos adultos a su alrededor, las personas podrían ser bruscas y carentes de empatía.

Mary trató de reprimir sus malos pensamientos, baño a Matthias, ella hizo lo mismo después, pero a pesar de tratar de tener su mente ocupada no podía dejar de pensar en la carita infeliz de Lucas.

Después de Matthias se durmió, Mary hizo lo que su corazón le decía y eso era que algo no andaba bien, se levantó de la cama en pijama, se puso una bata y con el mal presentimiento que sentía en su pecho salió corriendo al jardín, no sabía porque, pero algo le decía que Lucas podría estar por aquí y así fue, encontró al pequeño en cuclillas escondido entre los arbustos, su mirada se veía perdida y se veía notablemente incómodo, Mary no dudó y lo sostuvo entre sus brazos, le dió palmaditas en su espalda para darle consuelo, al poco rato el pequeño reaccionó y se acurrucó en sus brazos.

Sin saber exactamente qué hacer, Mary pensó que era buena idea llevar al pequeño a su propia habitación, mientras se acababa la fiesta, pero antes de que pudiera llegar a hacerlo, una mujer se paró frente a ella, su cara decía claramente lo superior que se sentía.

- ¿A dónde llevas al niño? - preguntó la chica con una voz claramente molesta.

- Lo llevaré a mi habitación, ya que termine la fiesta lo llevaré dentro de la mansión. - dijo ella con normalidad.

Pero la chica se veía molesta por está respuesta. - ¿Qué pretendes hacerle al niño?

- Por supuesto que cuidarlo, ese es mi trabajo. - Mary se explicó.

La chica se burló. - Resulta que eres la criada, bueno siendo ese el caso, entrégame al niño, lo llevaré a la fiesta. - extendió la mano.

- Lo siento, pero Lucas se encuentra incómodo, lo mejor será que descanse. - dijo Mary con firmeza.

La chica se enfureció obviamente, está era la primera vez que una criada le daba la contraria, simplemente se sentía furiosa. - ¿Qué no sabes cuál es tu lugar? Eres la criada aquí y yo seré la señora de la casa muy pronto. - dijo la chica tratando de humillar a Mary.

Pero a Mary no le importaba ni en lo más mínimo las palabras de la mocosa de en frente.

- Me temo que aún no es la señora, por lo que no podré llevar a cargo su orden. - dicho esto Mary se dispuso a marcharse.

Pero Nadia la chica, no estaba dispuesta a dejarla ir tan fácil, así que la alcanzó para pararse frente a ella. - ¡Dame al niño ahora! - Nadia completamente enloquecida trataba de arrebatarle el niño a la criada, pero Mary no se lo iba a permitir.

- ¿Qué sucede aquí? - una voz masculina se escuchó de repente.

Mary miró al hombre desconocido que se encontraba no muy lejos, pero ella no le dió importancia alguna su presencia, su deber es cuidar a Lucas pase lo que pase.

- ¡Señor Alfredo! - dijo Nadia casi sorprendida. - ¿Qué hace usted aquí?

- ¿Qué? ¿No puedo estar aquí?

- Por supuesto que puede. - dijo tratando de ocultar su nerviosismo.

- ¿Qué es lo que pasa con mi sobrino?

Nadia sin darle tiempo a Mary de hablar dijo. - Está mujer quería llevarse a Lucas dentro de esa habitación sucia ¿Quién sabe que quería hacerle. - dijo ella con tono de justicia.

Mary por supuesto puso los ojos en blanco, sus ojos se encontraron con los ojos fríos y penetrantes del hombre, Mary no tenía miedo en absoluto, había vivido cosas peores.

- ¿A dónde llevas a mi sobrino? - preguntó el hombre con una voz completamente helada.

- A mi habitación - dijo ella sin esconderse.

Nadia se rió en secreto ¡Tonta!

- ¿Por qué razón? - la mirada de Alfredo cada vez más se volvía helada.

- Para que descansará. - dijo Mary con tranquilidad.

- ¡Dáselo a Nadia! - ordenó Alfredo.

- Lo siento, no lo haré. - refutó ella.

- ¡Yo soy el dueño de está casa, así que tú deber es obedecerme! - sin querer había alzado la voz más de lo que quería.

- Entiendo, pero aún así no lo haré. - dijo asintiendo y negando después.

Alfredo estaba furioso. - ¿Cuál es tu motivo?

- Lucas le tiene miedo a esa mujer. - fue sincera de inmediato.

La sinceridad de Mary dejó a ambos sin habla.

- ¿Qué quieres decir? - preguntó Alfredo más calmado.

- Cuando Lucas escuchó la voz de la señorita, él comenzó a temblar.

Nadia se puso nerviosa por un momento, pero recordando que el mocoso no hablaba de tranquilizó. - ¡Está diciendo tonterías! - dijo ella de inmediato.

- Pruébalo. - dijo Alfredo.

- Cariño. - Mary llamó a Lucas con dulzura. - ¿Le temes a ese mujer? - Mary señaló a Nadia.

Lucas puso sus ojos por un instante en la chica, los quitó rápidamente asustado, no dijo ni una sola palabra, pero está acción dejó más que claro que Mary no mentía, Mary abrazo al pequeño tratando de calmarlo y decirle cosas lindas.

- ¿Puedo irme ahora?

Alfredo asintió avergonzado, cuando la mujer se fue, miró cruelmente a Nadia y Nadia pudo imaginar que su futuro matrimonio jamás llegaría.

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