17.

Inmediatamente Apryl se da la vuelta y retrocede varios pasos atemorizada, al ver al Beta de la manada parado a pocos centímetros de ella. ¿Cómo es que no captó su presencia antes? Podría haberle hecho daño si quisiera.

Enseguida se puso en posición de ataque, lista para cualquier cosa, pero para su sorpresa el Beta permaneció tieso como una vela en el mismo lugar, con su característico rostro inexpresivo y sus ojos vacíos y fríos.

Jem quedó paralizado de pies a cabeza sin ser capaz de mover siquiera un pelo al verlo también.

Era lo que más temía.

La situación se volvió tensa y Apryl simplemente se limitó a observarlo fijamente como un animal salvaje a punto de atacar en cualquier momento. En cambio Asford simplemente ladeaba hacia un lado levemente su cabeza, como si lo que viera le diera curiosidad.

La última vez que lo vió, lo habían dejado bastante herido, casi muerto, y era bastante sorprendente para Apryl verlo sin ningún tipo de cicatriz en su cuerpo, aún sabiendo que naturalmente era un licántropo.

Hasta que sus ojos se detuvieron en la gran masa negra tintada en sus costillas. Era un tatuaje. Un tatuaje de un enorme cuervo negro, con sus grandes alas alzadas, sus ojos rojos como la sangre y su pico abierto de par en par.

Al ver aquello Apryl se paralizó de pies a cabeza, no porque nunca lo había visto antes sin camisa, si no por aquel tatuaje que el provocó escalofríos.

—El cuervo de ojos rojos.— Siseó ella entre dientes sin dejar de temblar.

Los recuerdos la inundaron de inmediato y su cabeza dolió producto a ello.

Enseguida todos los recuerdos le llegaron como una ola de sentimientos que la abrumaron sin poder evitarlo.

🍁🍁🍁

—Oh dios mío.— Gimió su madre Lena al ver a su hija convertida en una gran loba negra de ojos dorados tan brillantes que parecían deslumbrar por si sola.

Apryl levantó la cabeza y observó a su madre con ojos llenos de temor y confusión. No entendía como se había convertido en un animal. Su madre en cambio al verla en esa forma terminó por extender una sonrisa por sus labios que la consternó aún más.

—Eres tú... No puedo creer que después de todo seas tú.— Dijo ella sin dejar de reír.— Ahora entiendo... ahora entiendo todo.

Sus palabras son interrumpidas cuando en ese mismo instante, de la puerta trasera entra un silencioso e inexpresivo Asford con sus ojos pardos vacíos y carentes totalmente de brillo alguno. Al verlo inmediatamente Lena retrocede asustada y Apryl en cambio se pone en posición de ataque, lista para cualquier cosa.

—Asford...— Siseó Lena entre dientes y en ese momento, de detrás del Beta de la manada, entra una figura mucho más pequeña y rechoncha. Una figura cuya cara se veía extrañamente borrosa. Como si su memoria fuese un lienzo y alguien hubiese borrado esa parte de su memoria con un borrador.

—Tú.— Dice Lena con desconfianza y enseguida mira a Apryl preocupado, esperando lo peor.

Una risa distorsionada e irreconocible proveniente de cara borrada erizó cada vello de su piel.

—Vaya, vaya. Pero que tenemos aquí. Desde el principio siempre supe que había algo raro con ella.

—Ella es el alfa supremo.— Brama Lena sin poder creerlo aún.

—Si, al parecer lo es.— Mira a Asford dándole una orden silenciosa que este parece entender ya que asiente con la cabeza como un perro obediente y a una totalmente inhumana llega a donde está Lena y la agarra del cuello con fuerza, levantandola prácticamente del suelo.

Al ver aquello de inmediato Apryl reacciona y sin dudarlo dos veces salta hacia él y lo ataca, sin embargo, Asford la esquiva con facilidad sin soltar a su madre y le da una patada tan fuerte en su costado que esta prácticamente vuela por el aire hasta golpear la pared de la sala principal, destrozando la pared y golpeándose fuertemente la cabeza.

El cuerpo pesado de la loba negra cae sin más fuerzas en el suelo en medio de un charco de su propia sangre. Intenta levantarse de nuevo pero parece haber perdido toda fuerza.

Enseguida Lena intenta luchar contra él, arañandolo o pateandolo, pero este parecía estar hecho de acero.

—Es inútil que luches, Lena.— Dice la voz distorsionada.— Sabes que Asford hace todo lo que le diga.

—¿Por... qué?— Gime adolorida, mirando de reojo a aquella mujer con desprecio.

—¿Porqué? Ya sabes porqué. Sabes que este es la única manera de hacerla más fuerte. Tu muerte será el desencadenante de su fuerza.

—No...— Chilla Lena y empieza a forcejear de nuevo intentando respirar.

—Asford.— Lo llama la voz distorsionada sin rostro.— Haz que parezca como si ella fuese la culpable.

Asford asiente con la cabeza como un soldado ante su superior y de inmediato agarra el brazo derecho de Lena con fuerza y sin problema alguno se lo arranca del hombro como si se tratara de una muñeca. El grito de dolor de Lena parece extenderse por toda la sala como un eco y el cuerpo de Apryl vibra de tensión al escucharla.

Intenta levantarse del suelo pero sin esperarselo su recién estrenado cuerpo lobuno empieza a transformarse nuevamente en el cuerpo desnudo de una joven humana.

—Mamá...— Sisea levantado su mano derecha hacia ella, como si quisiera alcanzarla.

Lena la mira de reojo y extiende su mano izquierda, con las lágrimas cayendo de sus ojos como cascadas.

—Mi pequeña... lo siento.— Es lo único que logra decir antes de que Asford con sus garras negras como la noche se incrusten en su cuello y le arranquen la mitad de su cuello como si se tratara de papel.

—¡¡Noooooo!!— Chilla Apryl con todas sus fuerzas con el dolor desbordandose de cada uno de sus poros y las lágrimas saladas inundando todo su rostro enrojecido.

Asford la mira inexpresiva tirando el cuerpo de su madre a un lado como si se tratara de basura.

—No llores.— Le dice la figura irreconocible caminando hacia ella con sus manos entrelazadas delante de sus piernas.— Este dolor que sientes es totalmente efímero. Tu madre también es efímero, yo también lo soy, incluso Asford. Sin embargo tú... tú si eres especial.— Se arrodilla delante de ella y coloca un mechón del cabello de Apryl detrás de su oreja. Quería apartarse de su toque pero no podía moverse. Su cuerpo se había quedado en shock, fijo en el cuerpo inerte de su madre.— Tu cambiarás mi mundo... para siempre.

Un extraño pitido en su cabeza la ensordece y todo comienza a ponerse borroso. Lo único que ve antes de dejarse llevar por la inconsciencia es a Asford parado al lado de su madre con una sonrisa malévola en su rostro.

🍁🍁🍁

—Apryl...— Brama Jem zarandeando sus hombros, intentando hacerla reaccionar. Se había quedado totalmente paralizada en el mismo lugar, con la vista fija en el suelo.

Lentamente levanta su rostro hacia Asford, con los ojos abiertos como platos.

La lluvia empezaba a caer sobre su cuerpo flácido y tembloroso pegando su cabello y la cazadora negra de su hermano a su piel.

—Fuiste tú... lo recuerdo todo.— Sisea entre dientes.— Tú mataste a mamá.

Al escuchar eso Jem mira a Apryl con el ceño fruncido y luego a Asford con la incredulidad plasmada en su rostro.

Un fuerte relámpago atravesó el cielo y el trueno retumbó por todo el bosque como si se tratara de un terremoto. Una imagen bastante acorde con el caos que ahora mismo había dentro de la cabeza de Apryl.

—Tu cabello ha crecido mucho.— Dijo Asford, demasiado relajado, algo muy contrario a la situación actual.— Te ves más hermosa y madura.

Los ojos de Apryl se tornan dorados como el oro y otro trueno atraviesa el cielo.

—Mataste a mi madre.— Dice con la furia creciendo en su interior.

—No puede ser.— Espeta Jem aún más confundido que nunca.

—¡Tú la mataste!— Gruñe como el animal que realmente es y en un abrir y cerrar de ojos se trasforma en un enorme lobo negro.

De un salto llega hacia él y lo ataca con sus garras pero este, como aquella vez, la esquiva sin mucha dificultad.

La mandíbula de Apryl se tensa mostrando sus filosos dientes, notablemente enojada.

Asford en cambio sonríe y cita:

—Dicen que en los detalles está el demonio ¿no?

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