Capítulo 11

¿Qué clase de tonto se proclama mujer, cuando está claro que es hombre? No puedo creer que se haya atrevido hacerme esto. Si supiera para donde se fue, entonces lo perseguiría para regresarle la humillación de lo que me acaba de hacer. Mejor no, pierdo el tiempo con ese sujeto, mejor regreso con mis compañeros.

Después de unos minutos...

¡Maldito! No puedo olvidarlo. Me tiene harto. Se metió en mi cabeza como parásito del infierno. ¡Me tiró al suelo! Ninguna mujer tendría la habilidad de tirarme. Son tan débiles que sólo sirven para acostarse con cualquiera. Nada más saben lavar la ropa y hacer la comida, sólo saben hacer eso. No hay mujer más fuerte que un hombre. Si los hombres no existieran, las mujeres ya se habrían extinguido, son incapaces de sobrevivir por si solas.

Llegó. Lamentable se llevó una sorpresa, le hizo doler peor que los golpes que le dio ese tipo. Nunca espero esto. Ese día perdió a sus amigos.

– ¡¿Qué pasó aquí?!

No puede creerlo. Está impactado. Se pregunta quién fue el que hizo todo esto. Decide acercarse más, lo hace a toda velocidad. Es difícil aceptar esta realidad. Está en alerta.

No creo que todos estén muertos. Espero que no.

El líder de los ladrones no entiende lo que pasó aquí. Se nota que alguien los atacó a todos. Todos sus hombres están muertos. Intenta buscar una esperanza de vida, entre los escombros de todo este desastre. No piensa rendirse. No piensa aceptar. Debe haber un sobreviviente, debe haber alguien vivo por aquí.

–Ayuda, ayuda...

Volteó a ver. Escuchó el profundo susurro de uno de sus hombres. Se acercó rápidamente. Tomó su mano, se nota que está bastante herido.

–Simón, ¿quién rayos te hizo eso? ¿Quién fue el que provoco todo esto? Dímelo. Voy a cobrar venganza a la memoria de ustedes.

–Un hombre nos atacó, ese hombre no es humano, no es humano. Es un monstruo.

– ¿Fue al tonto que le robamos?

–Fue...

El líder esperó escuchar las palabras de su subordinado, palabras que nunca pudo completar. Nunca lo hizo, murió con las palabras en las boca, frase que nunca pudo completar.

–Simón...

El líder mira con tristeza a su último seguidor. Hace un pequeño rezo y se levanta sacando su espada

–Entiendo. Voy a matar a ese hombre, más probablemente debe ser un Oinomed que se disfraza de humano. Probablemente ese tonto vino por venganza y los atacó a ustedes, para recuperar sus cosas. Voy a matarlo. Lo haré pagar por todo el daño que ha hecho. Haré que sus almas descansen en paz.

El pobre ladrón que ha perdido todo, ha tomado su camino.

Debe estar cercas, estoy seguro de eso.

Antes de llegar el amanecer, algo cayó del cielo, fue algo pesado y la pobre Nadea tuvo que esquivar.

– ¡Aaaaaah! ¡Casi me muero!

Su corazón bombea litros de sangre a gran fuerza. Está totalmente asustada. Eso que le cayó de cielo, casi le partía el cuerpo. Luego se acercó.

¿Eh? ¡Estas son mis cosas! ¡¿Cómo es que me cayeron del cielo?! Recuerdo que mis cosas se las llevaron esos bárbaros. No tiene sentido al menos... Puede ser, yo no entiendo la magia. Quizás estos hombres deben de tener un barco volador, me vieron y quisieron regresarme las cosas desde arriba donde está cielo. No lo sé. Aquí está mi carne seca con mi canela, laurel y otras cosas más. Espera. Esto no es mío, yo no traía queso.

– ¡Gracias por el queso! ¡Gracias por regresarme mis cosas! ¡Gracias!

Es extraño que mis cosas hayan caído del cielo, casi me mataban, faltaba poco, ¿qué hubiera pasado si no me hubiera dado cuenta? Al menos reaccioné antes que me golpearan la cabeza.

Nadea intenta buscar otra explicación, pero siempre llega a la conclusión de que probablemente esos tipos se volvieron buenos y por eso le lanzaron sus cosas. Esa es la lógica de ella, pero en otra perspectiva da miedo. Sus cosas cayeron para lastimar su cuerpo, nadie le gritó, ni dijo nada, sólo sabe que eso cayó del cielo sin que alguien le avisara. No quiere pensar en eso. Decide mejor seguir caminando como si nada malo hubiera pasado aquí.

Caminó horas y horas, y aun no ve ni un pueblo cercano. Está cansada, decide descansar un poco. Esa roca se ve cómoda, que roca tan...

Se movió rápidamente, su cuerpo la hizo mover al sentir un extraño escalofrío subir por sus piernas.

¡¿Qué fue eso?!

Miró a la roca.

¡Se partió en dos!

Luego miró de dónde provenía el ataque

¡El hombre matón apareció para matarme!

Unos cabellos de ella estaban en el suelo.

¡Casi me corta la cabeza! Debo huir rápidamente.

Nadea salió corriendo, se nota que ese ladrón quiere matarla de una vez.

– ¿Dónde piensas huir?

Él sonrió.

¡¿Qué es esto?! ¡No puedo mover mis pies! ¡Están pegados al suelo! No hay pegamento, ¿cómo se pudieron pegar al suelo? No puedo despegarme, estoy bien pegada, ¿cómo es que mis pies no los puedo despegar? Aaaah ya entendí, magia. Eso debe ser.

–Utilizaste magia, ¿verdad?

Nadea lo dijo aceptando que ya valió. Sabe que con la magia no entiende ni peras, ni manzanas. El tipo se ve muy furioso, se nota a pesar que se ríe igual que un villano. Cada vez se acerca más a ella, más a ella, cada vez a ella. Se ve victorioso mientras sostiene su espada, la está sosteniendo hacia la dirección del cuello de Nadea.

Su cara da miedo, sus ojos dan miedo, ¡todo su cuerpo da miedo! ¡Debo huir! ¡Pero no puedo! ¡Estoy bien trabada al suelo! Intento moverme para allá y no puedo. Intento moverme para acá y tampoco puedo. ¡Sé que no puedo quedarme aquí! ¡Pero no puedo huir!

Nadea ya está llorando. Como no, esa espada está muy larga y dura. Se nota que el dueño le dio buen filo, lo hizo antes de usarla enfrente de ella sin gota de vergüenza.

Un momento, ¿por qué viene a matarme? Nunca le reclamé mis cosas y ni siquiera lo golpeé tan fuerte. Entonces por qué me quiere matar, no creo que venga a matarme porque sí. Debe haber alguna razón para tener esa cara tan tenebrosa. ¡No tengo tiempo que perder! ¡Debo huir de aquí!

Nadea intentando mover su cabeza, a ver si logra al menos tirarse al suelo, antes que esa espada corte su cuello. La pobre está muy desesperada. Los ojos se le quieren salir por tanto esfuerzo. Preparó su espada.

–Muere...

Cerró los ojos.

– ¿Ah?

¿Qué está pasando aquí? ¿Quién es ese tipo que desvío su espada?

Un sujeto extraño vestido de negro, más tapado que un borrego, apareció a salvar a Nadea. Utilizó unas extrañas dagas con punta de filo. No son grandes como las espadas, pero sirven mucho. Detuvo la espada con esas cositas que parecen que no sirven para nada. Nadea está confundida. El ladrón piensa que es un aliado de este tipo que se proclama mujer. No piensa bajar la guardia, a los dos se los va a echar.

¡¿Cómo puede ver con esa ropa?! Yo ya me habría caído, si caminara a ciegas.

Estos dos sujetos están peleando de una forma épica, se están dando ma... Bueno no lo diré tan feo, pero si se están peleando muy feo. Se están peleando peor que cuando se pelean los lobos. Peor que la batalla de dos gallos de pelea. El hombre del traje negro, está diciendo palabras extrañas que ni siquiera sé qué cosa signifique. Está claro que estás palabras son extranjeras, lo dice en otro dialecto.

Salieron más dagas de sus manos, pero esta vez salieron con fuego, sus dagas provocaban heridas graves y de paso quemaba la ropa. Lo va a dejar sin ropa. Se ve que está ganando, se ve que es bastante fuerte. Y eso que no ve. Si viera, lo haría polvo. Se mueven tan rápido que a Nadea le cuesta ver sus movimientos, sus ataques. Los mira intentado ver sus batallas, los mira igual que un viejito a sus 90 años de edad intentado cruzar el paso peatonal, o puede ser que el calor está estorbando su vista.

Es extraño que ese ladrón a pesar de traer una gran espada, no puede contra sus extrañas dagas de fuego que salen de las manos de ese hombre misterioso. Lo hace demasiado rápido, lo hace como si fuera fácil. Es como si fuera un asesino experto, es como si fuera parte de su vida el pelear de esa manera

¿Cómo lo hará? ¿Será magia lo que veo? ¿O estoy soñando? No tiene sentido lo que está sucediendo. ¡¿Por qué se están peleando?! Eso me pregunto al ver a ese tipo que ni conozco, ni sé si me está salvando o sólo vino a darse torre con este ladrón.

El ladrón todo agotado intenta atacarlo con su espada, concentra su fuerza en ella, quiere cortar su cuerpo con un sólo espadazo. El hombre la esquiva, la esquiva tan ligeramente como si fuera mariposa. Pareciera que sus pasos fueran ligeros y tranquilos, mientras el ladrón ya está sudando de tanto hacer ejercicio. Creo que ya quiere sacar la lengua de cansado. Mientras ellos están con su show que Nadea sigue sin entender el por qué ese hombre apareció atacar a ese ladrón, desea aprovechar esta oportunidad. Va a huir.

Debo salir de aquí, es probable que muera, debo huir de aquí.

Nadea intenta concentrarse, intenta pensar en los hermosos veranos, en los hermosos veranos que pasó cortando grueso troncos de madera. Respira hondo. Se concentra. No entiende el cómo funciona la magia, pero algo si sabe. Si no puede correr, hay que saltar o al menos moverse igual que un gusanito.

–No puedo, me rindo. Soy una inútil. Debí haber pedido a mi amigo que me enseñara algo de magia. Me arrepiento no haberlo hecho.

Nadea llora lágrimas de arrepentimiento. Luego los miró a ellos.

¿Aún siguen peleando esos dos? Llevan rato con lo mismo, ¿acaso no se cansan? ¡¿Hmm?!

Vio algo, es una trampa. Ese ladrón tenía un plan.

– ¡Cuidado! ¡El sujeto de la cara de malvado, tiene algo atrás en su mano!

– ¡Maldito! ¡Haaaaaaaaa!

Lo atravesó, atravesó su estómago. No puede ser. Está sangrando. El sujeto vestido de negro caminó tambaleando hacia atrás.

–No puedo creer que un sujeto como tú sepa llevarme el ritmo, ¿qué? ¿No hablas?

–Déjala libre.

Decidió hablar. Nadea no lo escucha. Están muy lejos.

– ¿Qué dijo? No puede ser...

El hombre misterioso cayó de rodillas. Esto asustó a Nadea.

– ¡No sé quién seas! ¡Pero huye! ¡Sal de aquí!

–¡No te preocupes, morirás después de él!

Sonrió. Levantó su espada.

– ¡Vete! ¡Vete! ¡Huye antes que te mate!

Se levantó, caminó hacia atrás, planea hacer algo. Desafortunadamente apareció una gran pared.

– ¡¿Una pared?! ¡¿Cómo le hizo?! ¡¿Hasta eso puede hacer la magia?!

Nadea quedó totalmente sorprendida. La pared enredó todo el cuerpo de ese misterioso hombre, lo enredó con unas extrañas cadenas. Todo su cuerpo quedó encadenado, no podía moverse, está bien atrapado en la pared.

–Una vez que te mate, espero hacer que pague por matar a todos mis hombres.

– ¿Eh...?

El tono en que contestó, puso nervioso a este ladrón. El ladrón se da cuenta que lo dijo en un tono que hace confundir las cosas.

– ¡Me refiero a mis compañeros! ¡A mis compañeros de trabajo! ¡No me refiero a eso! ¡Mal pensado!

– ¿Entonces piensas que ella los mató?

–Eso no te incumbe.

Lo miró como escoria.

–Fui yo.

– ¿Qué?

¿Escuché mal?

Lo dejó confundido esta respuesta.

–Los maté yo.

Aclaró el hombre sin capa.

–Veo que lo haces para protegerlo.

Está enojado. Eso no salvará la vida del tonto que va a matar después.

–Los maté por ser unos asquerosos ladrones que le toman el pelo a cualquier persona. Debiste haber visto sus caras mientras mataba uno tras uno.

Se está burlando. Habló como todo un villano, pero no cualquier villano. Era un monstruo sin corazón, riéndose de los logros que había hecho como un favor de la sociedad.

– ¡Tu...! ¡Maldito!

Le clavo la espada con toda su furia.

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