Al otro día decidió irse, es mejor entregar esto pronto, tiene que llevar esto de una vez. No puede seguir perdiendo el tiempo, estuvo interesante perderlo, pero tiene la obligación de entregarlo a su tío. Necesita seguir su viaje, mientras más rápido lo haga, más rápido lo entregará.
–Me iré hoy.
Comenzó a recoger sus cosas.
– ¿En serio?
Se sorprendió, pensó que Nadea nunca se iba a ir, que nunca iba llevar ese collar. Todo el tiempo le decía que se fuera y no se iba, y ahora que la quiere se quiere ir. No la entiende. Es una mujer difícil de entender.
–Sí, nos vemos.
– ¡Espera! ¡Al menos pasa almorzar!
Decide correr a ella, decide alcanzarla.
–Me voy temprano para llegar temprano con mi tío.
–Es un viaje de dos semanas, sólo si te vas caminando.
– ¡¿Tan lejos es?!
–Si.
–Nunca imaginé que era tan largo el viaje...
Se da cuenta que fue una tonta el nunca preguntarle a su tío, nunca le preguntó a su tío si sabe magia. Tal vez conocía alguna forma para llegar más rápido a la ciudad. Lo malo es que en ese tiempo no sabía que existía la tal magia que hace Arol. La magia de su tío siempre tenía explicación, solamente eran trucos que engañaban al ojo humano.
–Lo más rápido sería volando, pero hay cierto territorio que no se me permite entrar y de paso no puedo viajar de día. Lo siento.
Intenta apoyarla, pero termina decepcionándola al darse cuenta que tiene límites con los magos.
– ¡Ya sé!
Arol hace un mapa, le hace un mapa para que sepa a qué camino tomar. Le explica que rutas son más seguras e incluso le advierte que ciudades debe tener cuidado. Una vez que Nadea terminó de almorzar, ahora sí, ahora si se va.
– ¿En serio es necesario que lleves ese collar? Parece un simple collar. No creo que sea de importancia.
–Tengo que llevarlo.
–Si quieres, sólo deja ese collar y regresas aquí. Mi casa es tú casa.
–Gracias. ¡Te cuidas!
Nadea salió de la puerta, salió alegremente, salió de la puerta levantando su mano al aire, lo hizo señalando un adiós de amistad. Cada vez va más lejos, cada vez está más lejos de Arol. Él se siente triste.
– ¡Aquí te esperaré!
Arol intenta sonreír alegremente esperando su regreso. Espera que pronto lleve su collar y de paso regrese aquí. Desea que regrese, desea que ese humano viva con él.
– ¡Te vendré a visitar seguidamente! ¡Lo prometo!
– ¿Qué tratas de decir?
Preguntó lentamente, Nadea no pudo escucharlo. No se podía escuchar desde lejos. Esto privó a Arol, lo dejó privado. Tiene una mirada peligrosa, es la mirada de un asesino insatisfecho. La mira con deseos de matar aquello que se interpone en sus vidas. Él esperaba que Nadea regrese a con él, no que se vaya de su vida.
No quiere su visita, quiere que viva con él. En un dos por tres, aparece enfrente de ella, apareció sin dejarla avanzar. No le importó sentir los rayos del sol devorar su piel en medio de los árboles. Esto fue inesperado, casi la mata del susto. Intenta no enfadarse, intenta no hacerlo, tiene las esperanzas que escuchó mal. Nadea regresará y vivirá con él. Nunca volverá irse, se quedará a su lado, nunca lo dejará sólo. Es difícil de controlarlo, la locura lo está consumiendo. La empuja al tronco de un árbol.
– ¡Ay!
– ¡Lo siento!
La soltó. Dio un paso atrás. Está asustado. Cometió un error, sus intenciones nunca fueron el tratarla de esa manera, nunca fueron en lastimarla. Ella es un humano. Si trata a ella con fuerza, podría matarla en cualquier momento.
–No te preocupes, estoy bien.
Parece dolerle. ¿Cómo no va a dolerle? La empujó con fuerza, la empujó sin lástima. Se acercó a ella, espera que no sea grave. No sabe el por qué lo hizo, sólo se dejó llevar, le desagrada el pensar que ella nunca volverá. Honestamente Nadea le dijo que vendrá a visitarlo, más nunca dijo que se iba a ir para siempre.
–Por favor regresa pronto, me gustaría que vivieras aquí.
Agarró su mano con un rostro de esperanzas. Espera haber escuchado mal, espera que ella le aclare que vendrá a vivir con él.
–Estaría bien, pero sería como morder demasiado tu mano. Prefiero quedarme con mi tío.
Lo soltó, alejó su mano. Nadea no miró los ojos de Arol, no quiere volverse en una molestia para él. Sabe que él ha sido muy bueno con ella, lo quiere demasiado, pero no puede quedarse a vivir en la casa de su amigo eternamente. Tiene que seguir si vida, tiene que ser independiente de sí misma. No puede depender de su amigo, no debe abusar de lo que le ha ofrecido. Una vez que entregue este collar, probablemente trabajará y volverá hacer de nuevo una casa en dónde vivir.
– ¡A mí no me molesta si te quedas a vivir aquí!
Esto lo enfada, le enfada la amabilidad que tiene Nadea hacia él. Entiende que no quiere vivir con él, entiende que está harta y está claro que nunca se lo dirá por ser cortés.
–Prometo que vendré a visitarte. Lo prometo. Confía en mí.
Nadea acercó las puntas de sus dedos levantando su barbilla, la guió con gentileza, la guió esperando que la comprendiera. No quiere que se haga ilusiones, no quiere confundirlo, no quiere que se aferre algo que nunca va a cumplir.
–Quiero que regreses, quiero que te quedes, es lo único que te pido.
Se reúsa. No quiere eso. Agarró la mano de Nadea sin soltarla. Quiere a Nadea, la quiere a ella. Es el único humano que ha sido amable con él, es el único humano que lo ha hecho feliz y es el único humano a quién desea más. Da miedo su obsesión.
–Arol... ¿Qué te está pasando?
La expresión de su rostro asusta cada vez más a ella. No sabe lo qué le pasa, no sabe el por qué se comporta de esa manera, pero le preocupa el que actúe así.
–Solamente no quiero que te vayas de mi lado.
Acercó su mano acariciando los labios de Nadea.
– ¡Arol, yo no puedo quedarme! ¡Prometo que vendré a verte! ¡Por favor, suéltame!
–Eso siempre dicen todos y nunca cumplen.
Aprieta con fuerza su mano. Esto duele, duele para Nadea. No sabe si creerlo, el pensar que sólo vendrá a veces le da ganas de vomitar. Siente que está mintiendo, probablemente está mintiendo por lo que es, está mintiendo para nunca regresar con él.
– ¡No estoy mintiendo! ¡Es la verdad! ¡Debes creerme!
–Deja de mentir.
Arol no confía en Nadea, no confía en sus palabras. Siente que lo traicionará una vez que se vaya.
– ¡Arol!
– ¡Claro que sí! ¡Estás mintiendo! ¡Tú sabes que soy un vampiro! ¡Me odias y por eso quieres huir de mí! ¡Probablemente iras por tu tío para matarme!
Lo último lo dijo en susurro, lo dijo con los ojos más abiertos que nunca. La desesperación lo está consumiendo, se lo está devorando.
–Yo no estoy huyendo de ti, ¡y mi tío no lo metas!
– ¡Claro que sí! Sabes que bebo sangre y eso te da asco de mí.
– ¡Claro que no!
–No dejaré que te vayas.
– ¡¿Qué haces?!
Cargó a Nadea como bulto de trigo.
– ¡Bájame! ¡Tengo que entregar este collar!
Se mueve de un lugar a otro: patadas y puños da, pero a él no parece afectarle. Aunque en realidad si le afectan. Los pequeños rayos de sol, lo está matando lentamente, tan lentamente como si él fuera un humano en este momento.
–Entonces sí entrego ese collar, ¿vivirás conmigo?
Le hace una diabólica propuesta. Ella no lo entiende, no entiende el por qué su amigo sigue insistiendo que viva con él, no entiende su obsesión.
– ¿Yo por qué viviría contigo? No pienso abusar de tu amabilidad.
–Nadea, a mí me importa que vivas conmigo, yo te cuidaré y protegeré con mi cariño.
Das miedo Arol, das miedo. Estás loco. Pobre Nadea, lo que tiene que aguantar de ti.
– ¿Por qué quieres que me quede a tu lado?
– ¿Qué cosas preguntas? Es tan obvio.
– ¡No te entiendo! ¡Explícate!
–Tengo miedo de perderte.
Siente que exagera, ella no es la gran cosa, sólo es un simple humano.
– ¿Perderme? A mí no me importa si me pierdes, no soy tan importante en comparación a ti. Eres tan perfecto que nunca podré alcanzarte. Sabes hacer tantas cosas que yo no puedo hacer.
– ¡No vuelvas a decir eso!
Esto enfurece a él.
–Es la verdad. ¡Soy un simple humano! ¡Soy una inútil buena para nada!
– ¡Para mí eres importante! ¡Y no quiero que te pase algo por llevar ese inútil collar!
El rostro de Arol está apunto de quebrantarse en lágrimas. Nadea está tan, pero tan enojada que no tiene tiempo de darse cuenta del dolor que siente por ella.
– ¡Me voy!
Busca la forma de liberarse. Se caen.
– ¡Nadea!
La agarra antes de irse. Libera sus alas sin importar las consecuencias. Nadea intenta zafarse, intenta liberarse, no quiere irse con él. Rápidamente la lleva a la habitación, entran de golpe, sus alas terminaron destrozadas, su cuerpo terminó demacrado. Con la magia en su mano señalando a que controlar, cierra las puertas y las ventanas sin dudar. La luz no se permite entrar, velas y candiles son invitados a iluminar. La avienta a un asiendo, un asiento cómodo atándola con magia de atadura.
– ¡Suéltame! ¡Tengo que entregarlo!
– ¡No irás!
– ¡Tengo que hacerlo! ¡Es mi obligación de entregarlo!
Intenta morder lo que la ata, es inútil, lo que la ata no es algo físico que pueda morder.
–Iré yo en tu lugar.
Esto dejó privada a Nadea. No se supone que su tío es un cazador de vampiros y Arol es un vampiro.
–Dame el collar.
– ¡Es peligroso!
–Lo dices porque soy un vampiro ¿cierto?
–Tú me dijiste que mi tío caza vampiros.
–No me importa, iré todos modos.
¿Qué le pasa? ¿Por qué se comporta así conmigo? Es mi obligación entregarlo, no él. Sigo pensando y aun no encuentro respuesta.
–No te daré el collar.
Toda decidida no piensa darle ese collar, no piensa perder a su amigo. ¡No piensa condenarlo a una muerte segura!
–Dámelo.
Acercó su frente a la de ella, se acercó con una mirada fría y calculadora, quiere saber dónde lo tiene escondido.
–No.
–Entonces lo tomaré a la fuerza.
– ¡¿Hmm?! ¡No me toques!
Le dio una patada, se la dio por hurgar su cuerpo. Arol no le dolió, no le dolió por ser vampiro. Qué bueno cuando eres vampiro y no hombre. Te ahorras el dolor de algo.
– ¡No intentes tocar mi pecho! ¡Sé que estoy plana, pero siento!
Está bien apenada por lo que hizo, quiere morirse de la vergüenza. Arol se dio cuenta de esto, le encantó el rostro que hizo. Comenzó a sentir una sensación agradable por dentro, tiene deseos de... ¿Qué te cuento? Arol tiene pensamientos impuros hacia Nadea, pensamientos pecaminosos, pensamientos al pecado de la lujuria. Está censurado, está censurado por ser una historia de acción y no de calor ardiente. Decide quitar ese rostro calenturiento, decide quitarlo y meterse en lo que estaba.
– ¡¿Dónde tienes el maldito collar?!
La agarró de los hombros con fuerza exigiendo saber.
–No te lo diré.
Después de un rato de tanto buscar...
¿Dónde estará...? Mmm... Ya busqué en todos lados de su cuerpo y no hay nada, ni siquiera en sus zapatos. Debe tener el collar escondido en algún rincón. No creo que haya sido tan tonta, pero tan tonta en dejar el collar en su habitación e irse sin collar.
– ¿Qué estás mirando?
– ¿Siempre usas ese sombrero?
–Sí, ¿por?
No puede ser, ¿acaso se dio cuenta?
Se aleja a tiempo, esa mirada de Arol decía mucho, estaban claras sus intenciones. Lo malo es que no puede ir lejos con los brazos atados.
– ¡No toques mi sombrero!
Se lo quitó. Si pudiera liberarse de esto, no dudaría en darle un buen puño en la cara.
–Entonces ahí estaba...
Lo sacó del hueco, había un espacio donde esconderlo, un espacio que hacía no caer sobre su cabeza. Se da cuenta que Nadea no es tan tonta a lo que parece, sólo se hace la tonta. Sonrió mirando a ella.
– ¡Regrésamelo! ¡Por favor regrésamelo!
–Volveré pronto.
Se acercó a las puertas, el cielo está a su favor. Mejor se acercó a la ventana.
– ¡Arol! ¡Por favor dame ese collar!
Liberó sus alas de repente, las liberó sin importar los daños que aún tiene. Se fue, se fue volando lanzándose por la ventana. Nadea se quedó sola. Está aquí, encerrada, atrapada en esta gran mansión. La atadura despareció.
–Es inútil... Es inútil salir de aquí.
Se deja caer de rodillas, lágrimas salen de sus ojos. Se da cuenta que es inútil, lleva rato intentándolo, y ni siquiera las paredes logra romper. ¡No lo entiende! ¡No entiende el por qué no puede romper esta maldita habitación!
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Comments
🐍Papi Serpiente🐍
Todo lo que hago por amistad jaja
2021-08-19
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