Capítulo 6

Ella decide mirarlos más de cercas, le llama la atención.

– ¿Para mí?

– ¿Cuál te gusta?

Nadea se siente incómoda con esto. Si son lindos y todo pero, ¿era necesario conseguir tantos? ¿Para qué tanto vestido si sólo se pondrá uno?

–No te gusta alguno, ¿cierto?

–Ah... Yo...

Nadea no sabe que decir. Desde un principio pensó que él tenía vestidos sencillos, pero nunca imaginó vestidos de nobleza. Estos vestidos son demasiado caros. Volteó a mirarlo.

Arol muestra un triste rostro perdido en los pensamientos. Se siente decepcionado, hizo todo mal. Tal vez a Nadea no le gusta usar vestidos, y por eso siempre se viste así. Se da cuenta que debió preguntar.

– ¡Elijo ese!

– ¿Te gusta ese?

Levantó su mirada a ella dejando atrás la tristeza.

– ¡Si!

– ¿Quieres que te ayude?

– ¿Eh?

Arol quiere ayudarla, se dio cuenta que nunca se ha puesto uno. Nadea no entendió a qué se refería. Él se acercó a ella, se acercó como si fuera normal, comenzó a desabrochar su camisa. Ya lo entendió. Nadea sin dudar con la vergüenza lo saca a fuera. No entiende el por qué él quiso ayudarla a vestirse, ¿acaso no tiene vergüenza por ser vampiro?

Mientras tanto...

Arol está avergonzado e impactado al mismo tiempo. No encuentra lógica de lo que acaba de hacer.

¡¿Qué cosa estaba haciendo?! ¡Casi le quito la ropa! ¡¿Por qué hice eso?! Pensándolo bien, habría sido buena idea quitarle la ropa y tal vez... ¡Aaaaay! ¡Me estoy volviendo loco!

Ella salió, salió usando un vestido azul como las zarzamoras, largo como sus cabellos, esponjoso como las nubes y más bello que las flores. Arol está impresionado, nunca había visto tanta belleza, hay que hacer una fiesta. Sonrió. Movió sus manos de una manera misteriosa, las movió como si estuvieran pintando algo, lo hizo rosando sus dedos sobre la tela.

Nadea está confundida, piensa que Arol se volvió loco. ¿Qué intenta hacer con su ropa al tocarla de esa manera? Poco segundos lo entendió: la ropa, el color, los zapatos, su peinado, todo fue cambiando lentamente, todo cambio bajo una chispa de luz. Aun brillando, acercó su mano al sombrero de ella. Se transformó en un bello broche de pelo. La luz se desvaneció por completo. Arol está en traje de gala.

–No sabía que la magia podía hacer esto.

Miró asombrada y al mismo tiempo preocupada. No quería cambiar su sombrero por un broche de pelo. Esto es malo, muy malo.

–Regresará a la normalidad más tarde.

Arol notó que Nadea miraba el broche de manera triste, de una manera nada agradable.

– ¿En serio?

Levantó la mirada hacia él, espera que sea verdad, espera que no sea mentira. Este sombrero siempre ha sido algo importante para ella y más a parte se metería en problemas por lo que guardó ahí adentro.

–Ven.

Tomó la mano de Nadea, la tomó guiándola a cierto lugar. Siente extraño esto, una cena romántica apareció en el jardín. Arol como todo un caballero le apartó un asiento para ella. Una vez que se sentó, no pudo apartar la mirada de él. Los ojos de Arol cambiaron por completo, volvieron a ser rojos a los de antes. Y no hace falta mencionar sus dientes, los colmillos se notan claramente. No sabe el por qué se puso así, pero con esa cara que tiene, la está incomodando un poco.

–Come.

– ¿Eh?

Nadea miró abajo. Un plato de exquisita comida la estaba esperando sobre la mesa.

– ¡Mmmm...! ¡Está delicioso!

–Es bueno que te guste.

Sonrió con una mirada dulce, le encanta verla comer. Nadea no se había fijado, no se había fijado que mientras comida felizmente, él no comía. Sólo bebía algo rojo, algo rojo que contenía su copa, algo que sacaba de una botella.

– ¿Qué haces?

Con el tenedor le ofreció un bocado de su plato. Siente que debe ofrecerle algo, se nota en su rostro como si deseara probarlo.

–Ten.

–Soy un vampiro, no puedo comer lo que tú comes.

– ¿En serio? Pero estás bebiendo vino.

– ¿Vino? ¿Piensas que es vino? Esto no es vino.

– ¿No lo es?

¿Qué pensará ella, si le digo la verdad? ¿Me odiará?

Por un instante, Arol se volvió preocupado, sabe que esto que está bebiendo no es nada bueno. La única manera para saciar su hambre y evitar hacerle daño es consumir... Digamos que tiene que... Es delicada la situación aquí, ya que Arol no es un hombre bueno.

– ¿Quieres probar?

Le ofreció su copa, sabe que es mala idea, pero como es humano, nunca sabrá la diferencia. Puede sacar la excusa de que esto viene de una cacería.

–Está bien.

Sonrió sin saber lo que le espera. Arol le dio su copa, Nadea dio un fuerte trago, luego sintió lo que tuvo que sentir, sintió asco. Quiere vomitarlo, quiere tirarlo, pero su conciencia recuerda que debe aceptar por muy mala sea lo que te ofrezcan, debes aceptarlo aunque termines arrepintiéndote después. Si das un paso atrás, te hace un cobarde, y es lo que a Nadea no le gusta ser.

–Te lo bebiste.

Esto lo dejó sorprendido, no esperaba que lo hiciera.

– ¿Te encuentras bien?

–No.

Contestó con una voz reseca, una voz contrabajos para hablar.

Tiembla del asco, siente nauseas. Intenta calmarse, intenta imaginar otra cosa.

–No es buena idea que lo contentas, sólo vomítalo.

Corrió hacía ella, se arrodilló a sus pies, está preocupado. Parece sentirse mal, se da cuenta que nunca debió ofrecérselo.

– ¿Cómo es que los vampiros beben esto? Sabe horrible.

–Eres humano, por eso te sabe de esa manera.

Nadea se da cuenta de algo, ya tiene una idea de lo que siente Arol el comer algo que no debe. Si a ella le sabe horrible y a él le sabe delicioso, eso significa que él siente lo mismo cuando a ella le gusta.

Nadea nota extraña la mirada de Arol, es una mirada dulce y agradable, pero al mismo tiempo le incómoda, la hace sentir nerviosa sin entender el por qué.

Arol se levanta, decide hacer algo para calmar sus náuseas. Con un simple chasquido, todo cambió, todo de transformó. La cena que estaba servida, desapareció. Aparecieron miles de velas, miles de velas sin dejar de brillar. Instrumentos musicales aparecieron sin ser invitados. Comenzaron a flotar, comenzaron a flotar creando un ritmo elegante, un ritmo tranquilo, un ritmo que nunca lo había escuchado en toda su vida. La música que siempre escuchó, fue el sonido veloz del violín, un ritmo que te hacer bailar a gran fervor, un ritmo que te hace bailar con alegría.

Antes de salir corriendo por estos instrumentos poseídos, Arol decide dar su mano, la invita a bailar. Nadea no tiene idea el cómo bailar, nunca ha bailado algo así. Se pregunta si será complicado. No hay vuelta atrás, hay que darle. Toma su mano, él sonríe todo ruborizado sin decir nada. Tiene el rostro de un vampiro malvado, a Nadea no le importa, siente que será divertido bailar con él. Aunque le confesa entre susurro que nunca ha bailado este ritmo, pero al mismo tiempo tiene deseos de aprender a bailar. Espera no pisarle los pies.

Arol se sorprendió de la sinceridad de Nadea. Guía su cuerpo con delicadeza, empuja su cintura a la de él, coloca su mano en su hombro. Ella está nerviosa, siente su mano en la cintura. Él le pide poner atención, le pide concentrarse mientras toma su mano. Comenzaron a bailar. Nadea se ríe, esto es divertido. Arol no deja de ver el cielo en sus ojos ella. Nadea se pregunta el cómo la magia puede hacer todo esto, cómo puede hacer algo sin dar respuesta. No lo entiende. Parece fácil, pero al mismo tiempo difícil.

Arol se dio cuenta que Nadea estaba distraída, prefiere ver los instrumentos musicales en vez de él. Esto le molesta. Dejó de pensar tanto y mejor volteó a mirarlo. Decide mirar sus ojos con una dulce sonrisa. Esto acelera el corazón de Arol, hace que se acelere y eso que no late.

–Te ves hermosa.

Acarició su rostro recogiendo los cabellos cortos que tienen en su rostro. Es inútil, son difíciles de recoger en su oreja. Pero al intentar recogerlos, sintió que se vea atractiva ante sus ojos. Era como un brillo radiante iluminando la belleza de esta joven dama. Arol se sonrojó.

– ¡Gracias! Vaya, tus ojos volvieron a verse rojos y de nuevo estás mostrando tus colmillos.

– ¿Te incómoda? Puedo controlarlo.

Lo puso preocupado y nervioso. No quiere que ella termine molesta por dejar salir sus instintos primitivos de vampiro. No desea que esto la llegue a incomodar por lo que es. Que mal, debió controlar sus impulsos, probablemente lo odiará. Intenta controlarlo.

–No me incómoda, te ves genial

Acarició su barbilla con gentileza.

– ¿En serio me ves así?

Tomó su mano todo impresionado. Tenía en rostro de una niño lleno de esperanzas en sus ojos, un niño impresionado el saber que alguien lo quiere de verdad.

–Si.

Arol de pronto libera sus alas.

– ¿Ah?

Nadea le cae raro, la carga en sus brazos. Menos de un segundo la llevó a todo vuelo.

– ¡Ah! ¡¿Qué haces?!

Abrazó con fuerza a Arol del cuello, esta vez sí puso atención, da miedo subir al cielo a gran velocidad. Y más con un vestido así.

–Te llevo arriba.

– ¡¿por qué arriba?!

Nadea está toda asustada, esto nunca espero venir. Siente que en cualquier momento la va a soltar.

–Mira.

Sintió piso, al menos eso creyó al dar el primer paso, casi se resbala, por suerte no la dejó caer, sigue tomándola de la mano.

– ¡No quiero ver!

–No te soltaré.

– ¡¿Me los prometes?!

–Si.

– ¡¿Qué quieres que miré?!

Nadea abrió sus ojos, los abrió mirando el frente. Esto le gustó y luego miró abajo, casi se cae del susto.

–Tranquila.

– ¿Cómo puedes caminar en el tejado sin caer? ¿Acaso tienes algo en tus zapatos?

–Jajaja, eres muy graciosa.

Arol la dejó de pie, dio una pasarela enfrente de los ojos de Nadea.

–Esto es algo que hacemos los vampiros, nunca nos ha afectado caminar de esta manera, e incluso podemos caminar de cabeza y nunca caemos.

Nadea no encuentra lógica a lo que hacen los vampiros, esto es demasiado extraño para ella. Los humanos si hacen eso, se caen, se mueren, ahí termina la vida, pero los vampiros no. ¿Cómo lo hacen? ¿Cómo pueden hacer algo así sin caer?

–Ven, vamos a caminar.

–Arol, yo...

Tomó la mano de Nadea ignorando su miedo, ignoró el como ella se quiere hacer del baño por este miedo que la consume. El caminar en el tejado como si nada, el dar pasos como una persona que camina en el suelo, esto es suicidio por completo. Las piernas de Nadea están temblando, le cuesta caminar al ritmo de Arol, siente que en cualquier momento va a caer.

– ¿Te gusta?

–Nun... Nunca había tenido una... Una... Una vista tan linda como esta.

Está temblando con tartamudeo.

–Nadea...

Arol piensa decirle algo importante, se nota que es algo bastante importante. No sabe por dónde comenzar.

–Como que ya es hora de dormir. Vamos.

–Tienes razón.

Nadea se alegra, por fin va a bajar de aquí. Una vez que bajaron. Arol se alejó rápidamente a Nadea con una mirada triste.

–Me voy a dormir.

– ¡Arol!

– ¿Si?

–Si quieres, puedes dormir conmigo.

–Adiós.

Tomó su mano a tiempo.

– ¿Qué pasa?

–Tus manos siguen estando frías, de igual forma tu rostro.

–Soy un vampiro.

Habló en tono molesto, se lo ha dicho varias veces y aun así no entiende lo que es un vampiro.

– ¿No te sientes solo cuando duermes?

– ¿No te da miedo si duermo contigo esta noche? Sabes que mi cuerpo es demasiado frío y podría morderte en cualquier momento.

–No tengo miedo.

– ¿En serio?

–Es en serio, no tengo miedo.

– ¿Por qué no me tienes miedo?

–Quizás porque eres mi amigo.

– ¿Y si quiero algo más?

Arol sonrió, se acercó a ella de manera seductora, de una manera que busca algo y no es simple amistad.

–Jajaja que buena broma. Hablo en serio, pero si no quieres está bien.

–Está bien, dormiré contigo. No me eches la culpa si enfrió tu cuerpo.

En los pensamientos de Arol siente deseos de hacer algo, tal vez lo deje. Si quiere que duerma con él, puede que ella... Esto le gusta Arol.

–Jajaja estás actuando extraño, pero me agrada.

Se queda callado sin decir nada, planea intentarlo.

Se acostaron.

–Es agradable escuchar tu corazón.

– ¿Mi corazón?

–Sí, tu corazón.

–Los vampiros no nos late el corazón.

– ¿Entonces qué cosa escucho de ti?

–No lo sé.

Ya le dio miedito a Nadea.

–Para mí es tu corazón. Estoy feliz el escuchar como late. Dulces sueños.

Nadea cerró los ojos, los cerró abrazándolo a él. La mira detenidamente, mira a esta inocente dama durmiendo. Acaricia un poco sus cabellos, luego mira sus labios detenidamente, muy detenidamente.

–No, mejor no. Aun no es el momento de llegar a eso.

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