Capítulo 3 AHUYENTANDO PRETENDIENTES

...DANNA Y ALMA...

Las invitaciones a fiestas no paraban de llegar para nosotras pero nos negabamos a salir después de haber asistido a una casi que por compromiso ya que una compañera cumplía años. Allí fuimos el centro de atención, nada más incómodo que eso y no es por timidez sino porque parecían leones acechando a su presa.

Los "irresistibles" son los que creen que por chasquear los dedos pueden tener a cualquier mujer a sus pies. Ellos creyeron que nosotras firmaríamos parte de esa estúpida lista pero ni soñarlo, somos más que eso, valemos mucho más.

Uno de esos cabeza hueca si en estado normal era pesado habiendo bebido mucho peor. No podían ni diferenciarnos pero nos hacían promesas absurdas desde románticas hasta indecentes. Todo era para llevarnos a la cama y lo sabíamos de sobra.

Siempre actuaban igual, que pereza. Era siempre la misma historia, el mismo cuento y lo único que cambiaba era la víctima del día o de la semana. No tenían ni un poco de creatividad para al menos cambiar de táctica.

La primera fase era endulzar el oído de la víctima, la segunda era ir a una fiesta y beber, la tercera ir a un sitio más tranquilo a pasar la noche teniendo sexo. La cuarta parte la amnesia, se iban del cuarto dejando a su víctima sola y ya no la conocían. Olvidaban la promesa de amor eterno, el eterno voy a cambiar porque eres especial y me haces sentir más cosas que ninguna otra mujer, imagino un futuro a tu lado, etcétera.

La víctima lloraba y pedía una oportunidad para enmendar su error, ¿Cual error? Mientras al idiota se le subía el ego y se volvía más arrogante creyéndose el mejor hombre y amante del campus.

Lamentablemente para esos estúpidos nosotras estábamos mas que listas para bajarles el ego y disfrutar de ese placer, una pequeña victoria.

Lo único negativo era que ellos eran guapos y sabían bien como seducir. Además de todo nosotras aún no teníamos experiencias sexuales previas, ni siquiera románticas.

Éramos bastante débiles porque algunas miradas deseosas nos hacían flaquear por momentos y nuestros deseos por vivir salían a la superficie con fuerza pero los reprimiamos antes de arrepentirnos y cometer un error.

No contamos con que rechazar a los "irresistibles" nos haría sin más populares. Por cada tonto que nos sacabamos de encima venía uno nuevo y después de ese otro más. Era una universidad bastante grande y eso un martirio pero debíamos seguir enfocadas.

Cada día repetíamos nuestra promesa como un mantra para no caer en las garras de ningún tarado y no fallarnos a nosotras mismas. Todo nos funcionó de maravilla hasta que llegó el momento de conocer a personas insistentes, aquellos que no se rendían y no le tenían al ridículo, los peores.

A las dos nos tocaron los falsos enamorados o los enamoradizos, cualquier manera de llamarlos está bien. Nosotras ya teníamos nuestros veinte años para ese momento.

Charles fue un idiota que nos persiguió a las dos porque no sabía diferenciarnos. Gritó que nos amaba en diferentes circunstancias, lo tratamos mal pero aún así insistía en amarnos y que sería un excelente esposo y padre. ¿En qué momento fue que pensó en boda e hijos? No teníamos idea pero el no dejaba de insistir.

Con Max fue más de lo mismo así como con David. Aunque cada quien con sus tácticas y distintas personalidades los tres tuvieron el mismo final.

Charles acabó siendo encontrado besándose con una chica y acordamos que quien lo encontrara primero sería quien se encargara de la actuación del año. Así que nos pusimos en marcha y con un llanto falso sin lágrimas fue sorprendido y recibió un discurso "¿Para esto me pediste una oportunidad? Yo pensaba dártela pero no vales la pena. Espero que seas feliz con ella, no te atrevas a buscarme de nuevo".

Max fue sorprendido en pleno acto y también recibió las mismas palabras así como David.

Era divertido, no teníamos acción ni romance ni nada pero al menos pasábamos un buen momento juntas. Nos reíamos por varios días de cada uno y así también nos quitamos a esos de encima.

Todo marchó bien pero el último año que cursamos se nos hizo más difícil todo. Teníamos veintiún años y habíamos acabado casi una carrera que a todos les tomaba más tiempo pero apenas si teníamos tiempo de descansar como para que alguien nos molestara pero todo se repetía.

Estábamos bajo mucho y constante estrés como para que un "novio" nos quiera robar el tiempo y desconcentrarnos. Escuchamos tantas excusas, propuestas y declaraciones que ya no creíamos en nada ni en nadie; todos habían mentido. Ninguno de ellos podría sostener su palabra por mucho tiempo.

Así fue que cuando culminamos nuestras carreras nos permitimos tener una ilusión, la ilusión del primer amor. Teníamos tanta desconfianza pero acabamos comprendiendo que era con razón cuando nos traicionaron. Así fue que nuestra promesa se reafirmó y una loca idea cruzó por nuestra mente.