05.- Una nueva despedida (pt. 1)

Entró despacio hacia el lugar en el que le esperaban, pudo ver a su hermana mayor realizando una llamada telefónica mientras anotaba algunas cosas en una pequeña libreta, por la forma en la que hablaba podía suponer que la otra persona del otro lado del teléfono era Evan; éste tenía un par de días de haber salido del país a realizar uno de los tantos trabajos que solía hacer, seguro estaba por volver.

La castaña terminó su llamada y al girar pudo notar la presencia de Liam, éste al ver cómo le sonreía sintió alivio pues no se avecinaba el regaño que tanto le atemorizaba.

—Liam, toma asiento debo hablar de algo importante.

—Sea lo que sea, yo no lo rompí y seguro fue Drew por que sigue enojado por el tema de las sábanas—comenzó a excusarse mientras se sentaba en donde le había indicado su hermana.

—Créeme que si hubieras roto algo el sermón no sería aquí donde puede haber muchos testigos. —bromeó.

—Y no dejó que Adeline me acompañara, eso es injusto —y terminó haciendo un pequeño puchero.

—En realidad, yo le pedí que los separara al menos en ésta charla.

La sorpresa fue tan clara en el rostro del pelirrojo. — ¿Por qué?

Sabía que esa sería su reacción, en el pasado pensó que dar ese tipo de noticias sería sencillo para ella pero dados los cambios que surgieron y con la llegada de Adeline, estaba siendo todo un reto.

—Liam, tengo noticias de tus padres.

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Apenas terminar de lavar el último plato, secó sus manos y se dirigió a la salida, pero antes de siquiera llegar a la puerta, ésta se abrió, era Evan quien recién llegaba de su viaje.

—Oh, hola Ady.

—Hola, Evan... Bienvenido.

El castaño sonrió una vez que dejó esa pesada mochila en el suelo para poder estirarse un poco. —Gracias, ¿vas a salir?

—Ajam, Liam está en la cafetería hablando con Eve y le prometí ir cuando terminara de hacer mis deberes.

—Ya veo. —él sabía perfectamente el motivo por el que Liam se encontraba en esa plática, sólo esperaba que Adeline fuera fuerte para apoyarlo. — ¿Puedo encargarte galletas? Ya sabes cuales —le guiñó el ojo, todos en la casa sabían sobre su gusto por lo dulce, especialmente las galletas.

Asintió. —No tardaré.

Después de despedirse salió de la casa rumbo a la cafetería, corrió para llegar a tiempo, y sentía que había tardado una eternidad en llegar pero afortunadamente al entrar al establecimiento y al preguntar por Liam, Clair le confirmó que aún permanecía charlando con Evelyn.

Terminó por sentarse en una silla cercana al mostrador para poder esperar al pelirrojo, había un par de clientes en el lugar pero lo que llamó su atención fue aquella pareja que conversaba feliz mientras compartían un café y un postre.

— ¿Sabes? No es correcto ver de esa forma a la gente.

Se sobresaltó, era Clair. —L-lo siento, no era mi intensión.

— ¿Te sucede algo? Los miras como si quisieras obtener una respuesta.

¿Era tan obvia? Ahora mismo se sentía avergonzada, pero despejó eso de su mente, ahora mismo tenía una duda más importante ¿Acaso Clair podría ayudarle a aclararlo? Ella era más centrada y más en temas serios.

—Clair ¿cómo se siente el amor?

La pregunta fue inesperada pero no era algo difícil de responder, aunque tenía tanta curiosidad ¿Por qué su hermanita preguntaba eso? —Bueno, es sentirte especial con esa persona, ese alguien ahora es tu complemento, tu todo… cada que lo vez, cada gesto, tú eres la más feliz del mundo—veía las expresiones de su hermana notando en especial ese rubor en sus mejillas— Déjame adivinar ¿Alguien de la escuela?

— ¿Eh?... —Salió de sus pensamientos por unos segundos pero al final terminó negando con la cabeza de inmediato. —Es sólo que Naoi estaba leyendo un libro y me contó un poco de eso.

—Bueno, espero que mi respuesta te haya ayudado.

—Sí... gracias Clair.

Lo entendía un poco más, su atención fue de nuevo a la pareja que estaba en la mesa, ellos actuaban justo como su hermana lo había descrito, ahora tenía una idea mejor sobre el tema, aunque aún existían dudas al respecto. Que complicado.

Unos minutos después Liam salió en compañía de Evelyn.

—Hola Adeline.

—Hola, Eve... ¡Oh! Evan llegó a casa, dijo que quería galletas.

—Ese glotón y sus galletas, dame un segundo—regresó a la cocina.

— ¿Evan ya está en casa? —preguntó el pelirrojo.

—Sí, llegó justo cuando yo iba saliendo —por algún motivo tenía un mal presentimiento, Liam actuaba normal pero no había ese brillo tan especial en sus ojos, le inquietaba bastante.

—Le llevamos sus galletas y ¿podemos volver al parque? Hoy no disfrutamos nuestro día. —terminó tomándole de la mano justo como solía hacerlo.

Su mirada fue hacia ese simple gesto al que antes no le prestaba del todo atención, para ella era algo tan normal pero ahora con las ideas que tenía en su mente, tenía mucha confusión, y sus hermanas no habían sido de mucha ayuda aunque Clair le dio una respuesta realista, seguía sin entender.

Asintió suavemente.

Una vez que Evelyn les entregó aquella caja con galletas, ambos salieron rumbo a casa nuevamente;

— ¿Te regañaron por algo muy malo?

—No realmente... por eso debemos ir al parque, además por culpa de Drew no pudimos hacer la magia especial.

—Tienes razón.

Las expresiones de Liam eran nuevas para ella, notaba esa actitud de siempre pero a la vez sus ojos mostraban algo distinto que no lograba descifrar, incluso le asustaba un poco. Llegaron a casa pero al buscar al castaño supusieron que debía estar descansando en su habitación, por lo que dejaron la caja con galletas en la cocina para salir sin hacer ruido rumbo al parque.

El trayecto fue un poco silencioso incluso al llegar y sentarse en la banca, Adeline se negaba a hablar, sabía que Liam deseaba decirle algo y quería darle la oportunidad de hacerlo cuando estuviera listo.

—Adeline—habló por fin.

—. . . —no respondió pero reforzó ese agarre en la mano del pelirrojo, era la forma de demostrarle que le escuchaba.

—Debo irme pronto—soltó sin más y por fin volteó a verla, sus ojos estaban cristalinos. —Mis padres... vendrán por mi pronto.

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