Soy Aitana

Aitana Carrasco, una joven que creció con una familia muy unida en algún pueblo lejano a la ciudad, vivía con sus padres en una cabaña humilde pero acogedora, su Madre Lucia se encargó de decorar toda la casa de una forma que cualquiera que entrara en ella podría sentir paz y tranquilidad, las flores nunca faltaban y aunque no tenían mucho eran muy felices.

Un día cuando estaban comiendo muy contentos por la tarde, llegaron hombres encapuchados a irrumpir la casa, la familia se sorprendió y corrió a abrazarse justo antes de que aquellos hombres tomaran a Aitana y la sacaran de ahí para meterla a un auto no sin antes vendarle los ojos, ella espantada solo pudo escuchar los gritos de sus padres que fueron silenciados por detonaciones de balas.

Aitana fue sedada por aquellos hombres y despertó días después en la cama de un hospital, ella abrió los ojos y gritó - Mamá, papá-. inmediatamente fue atrapada en unos brazos cálidos que trataban de calmarla, - Hija, Aitana, !Cálmate por favor! -.

Aitana poco a poco se fue calmando, le dolía tanto la cabeza, trataba de estar tranquila pero no conocía a nadie de los que estaban ahí presentes, - Ayuda, Ayuda- dijo con la voz apagada, - Mis padres- decia una y otra vez mientras sus lágrimas rodaban por sus mejillas. El hombre respondió - Querida hija, lo siento, lo siento pero no pudimos hacer nada, soy hermano de tu padre, el tío Bernardo, hija escucha, tienes que estar tranquila -

Cómo nada podía calmar a la pobre niña, decidieron que debía seguir sedada por su bien, pues no podían arriesgarse a que escapara o se hiciera algún daño por la desesperación, ya que la experiencia de secuestro y asesinato de sus padres debía haber sido algo de lo cual no se repondría tan fácilmente.

Tres días después despertó más tranquila, gracias a las enfermeras supo que su familia la había llevado ahí después de rescatarla de unos secuestradores que la querían vender después de haber matado a sus padres, ella no sabía cómo reaccionar ni que iba a pasar con ella, momentos después entró una pareja muy elegante, el hombre era el que estaba ahí la primera vez que despertó, -Como te sientes Querida?- dijo aquel hombre con voz dulce, - Nosotros somos Bernardo y Zoraida Carrasco, yo soy hermano de tu padre y está mi esposa, así que puedes contar con nosotros de ahora en adelante-, Aitana no sabía que decir tan solo agradeció y no solo por su situación si no por que Zoraida a pesar de sonreírle todo el tiempo había algo en ella que no le gustaba, ya que en sus ojos podía percibir cierta hostilidad, -Querida, soy tu tía, entiendo que es muy difícil para ti asimilar todo lo que está pasando pero solo queremos que te recuperes para que puedas venir a casa con nosotros- dijo Zoraida al tiempo que le tomaba la mano.

Aitana aún se sentía un poco débil pero dijo - No se preocupen, ya me siento bien, podemos irnos cuando gusten, pero me gustaría regresar a mi casa, tal vez ya no estén mis padres pero no quiero perder la vida que tenía ahí.- Bernardo y Zoraida la miraron perplejos pues no se esperaban esa respuesta así que de inmediato Bernardo exclamó - No, de ninguna manera!- al darse cuenta que alzó la voz, siguió en un tono suave - Mi niña no podemos permitir eso, como es posible que desees estar sola, no lo puedo permitir para eso tienes a tu familia, así que no se hable más, te prepararemos y nos iremos de inmediato-.

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