Hija, ¿quieres casarte.?

...Nicolás....

Probar esos labios me dió mucha satisfacción. Y también deseó de probar más. Esa chica será mía, sea o no sea Lucrecia va ser mía. Ya sea que utilicé mis encantos o mi dinero para convencerla.

...Al día siguiente....

...Cristina....

Pervertido, Idiota, tarado, roba besos. Estaba muy enojada todavía. Yo imaginaba mi primer beso con un principe azul y aunque por su porté si lo parece no quería que fuera el. ¿O si.? Dudó de mi misma. Ese beso me gustó.

— Hay idiota. — Solté fin darme cuenta que había alguien conmigo.

— ¿Pasa algo Cristina.? — Preguntó don José y yo me puse nerviosa acerca de lo que debía responder.

— Nada don José. Sólo hablaba conmigo misma.— Pensé que el estaba atendiendo la tienda, por eso hablé de forma descuidada.

— ¿Quién es el idiota.? — ¿Porqué escuchó lo que dije.? No debí hablar han alto.

— Yo. Es que aún no tengo ideas para los diseños de mis cerámicas. — Claro. Échate la culpa a tí misma de ser la Idiota.

— Mmm. — Me miraba cómo si no me creyera. — No es fácil que engañes a un viejo. Y más si ese viejo tiene cámaras de seguridad en su tienda.

— No me diga que... — No por favor. El no pudo ver ese beso. No pudo no pudo.

— Ese chico si que es atrevido. — Rió divertido.

Qué vergüenza. Don José vió lo que ese pervertido hizo.

— Don José le juro que yo no hice nada para que el ...

— No me jures nada, te conozco y se que eres inocente, además se nota que ese chico siente algo especial por ti.

— ¿Especial.? — ¿A qué se refería con especial.?

— Lo noté desde la primera vez que te vió.

— ¿Qué notó.? — Pregunté sin salir de mi sorpresa.

— Su expresión me dijo que le gustaste. Su nerviosismo me hizo ver qué te deseaba y la forma de verte me hizo pensar que se había enamorado a primera vista. — ¿Enamorado a primera vista.?

— ¿En verdad.?

— Si. Son pocas las veces que he visto a un hombre ver así a una mujer. Y mira que he vivido muchos años. — El salió del taller.

No supe que decir. Sólo terminé lo que estaba haciendo y me fuí a la escuela.

Lugar donde nadie me ha invitado a salir. ¿Seré muy fea.? No creó, me he visto al espejo muchas veces y soy bonita. O al menos eso pienso.

Me estoy volviendo muy insegura.

— Hola Cris. — Me saludó Sílvia. Mi buena amiga, en realidad la conozco de hace poco. Tiene 18 años.

— Hola.

— ¿Cómo has estado.?

— Muy bien. — Ir a la universidad es una de tantas cosas que siempre quise hacer. Hace un año hice la preparatoria abierta y mi promedio fue suficiente para una universidad, no les digo cuánto saqué porque me da un poco de pena. Je je je.

— ¿Irás a la fiesta de Jeremy.? — ¿Quién rayos es Jeremy.? ¿Y de que fiesta habla Silvia.?

— No me invitó. — Fué lo primero que se me ocurrió responder.

— ¿Estás bromeando.? Invitó a toda la universidad.

Me sentí aún peor cuándo dijo eso. Invita a todo el mundo exepto a mi, ¿Porqué hará eso.? ¿Le habré echo algo malo.? ¿Le caigo mal.?

— Pues a mí no me llegó ninguna invitación.

— ¿Cómo que no.? — Me quitó mi teléfono y lo revisó. ¿No tienes Instagram.?

— No. — Cómo antes no podía estar mucho con el teléfono nunca pude tener redes sociales.

— ¡¿Tampoco tienes facebook.?! — Gritó sorprendida.

— No.

— ¿En qué clase de mundo vives.? ¿Acaso eres Merlina Adams.?

— ¿Quién es ella.?

— No puede ser. En verdad vives en otro mundo.

— Sólo no me ha dado tiempo abrir esas aplicaciones.

— ¿Qué tanto has estado haciendo.?

Tratando de sobrevivir.

— Pues... No sé.

— ¿Así cómo iba a llegarte una invitación.? Las mandó por Instagram y Facebook.

— Mmm. No importa, de todos modos no creó que me den permiso ir.

— ¿Permiso.? ¿Cuántos años tienes para andar pidiendo permiso.?

— Mmm. 21.

— Ya tienes edad suficiente pars salir a dónde se te pegue la gana. Es lo que yo hago y apenas tengo 18.

— Sabes tú y yo somos personas diferentes. Tal vez tú no pidas permiso pero yo sí, y no porque lo haga significa que estoy mal de la cabeza, lo hago porque respetó a mis padres y respetó la casa dónde viven. ¿Okay.? — Y también porqué no me siento muy apta para fiestas.

— ¿Osea que si no te dejan no vas.? — Preguntó incrédula.

— Así es. No voy porque todavía vivo con ellos y tengo que hacer lo que ellos dicen.

— Estás loca.

— Tal vez. — Me fuí a sentar.

¿Respetar a tus padres y la casa dónde vives es estar loca.? Yo creo que no.

...Días después....

Regresé a mi casa y mi madre me llevó a la habitación casi jalando me.

— ¿Qué pasa madre.? — Está conducta no es normal en ella. Siempre me pide que no corra y ahora ella es lo que está haciendo que lo haga.

— Hija, ¿quieres casarte.?

— ¿Casarme.? — ¿Pregunté abriendo los ojos en grande. — ¿Con quién.? Si ni novio tengo.

— Es un chico muy guapo. Estoy segura de que te va gustar.

— Mamá. — ¿Ahora quiere controlar con quién salgo.? — ¿Me conseguiste un matrimonio arreglado.?

— Algo así. — ¿Cómo que algo así.?

— ¿Porqué.? ¿Quieren deshacerse de mi.? ¿Ya no quieren mantenerme.? — Si tengo 21 pero en mi trabajo no me pagan lo suficiente para poder pagar la renta, la luz, el gas, la comida, el agua, la universidad, el transporte. Sólo de pensar en eso me siento estresada. Dios mándame un esposo rico. No no debo ser interesada. Perdóname por lo que acabo de pedir.

— No. No es eso. ¿Cómo puedes pensar que quiero deshacerme de mi hija consentida.?

— ¿Entonces.?

— Sólo queremos que seas feliz. Y hay un chico que está enamorado de ti y quiere hacerte su esposa.

— ¿Qué clase de hombre arregla un matrimonio en éstos tiempos.?

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