Capítulo 13 REGRESO Y PREOCUPACIÓN

...LÍA BLOSSOM...

Al despertar de la noche tan linda y especial que tuvimos nos fuimos de camino al aeropuerto para poder tener nuestro viaje de luna de miel soñado como lo habíamos planeado.

Después de unas horas de vuelo llegamos y en barco fuimos llevados allí. Fue tan emocionante, tan hermoso. Vi mis alianzas como brillaban con la luz del sol y aún no podía creer que era la mujer de Edward ante Dios y ante el mundo.

Los días que pasamos allí fueron mágicos. Cocinamos juntos, nadamos en las aguas cristalinas dónde hicimos el amor con total ternura, tomamos el sol acostados sobre la arena. Ese era mí paraíso, el lugar donde quería inmortalizar esos momentos mágicos.

Nos dijimos te amo tantas veces... pero aún así creía que no eran suficientes.

Al culminar nuestra luna de miel volvimos a la ciudad donde nos establecimos en una lujosa casa comprada por nuestras familias con los planes de pronto tener hijos corriendo por el lugar. Escogieron una propiedad con cuatro habitaciones, un garage con capacidad para mínimo cuatro autos, un patio cerrado donde podía imaginar columpios y juegos para los hijos hermosos que imaginaba traer al mundo más adelante.

Todas nuestras pertenencias ya estaban instaladas allí y en el cuarto principal, solo debíamos vivir allí sin preocuparnos por nada más.

Descansamos pocos días y volvimos a la empresa Blossom para trabajar. Mí padre elogiaba a Edward y su inteligencia. Era un joven muy dedicado, atento y trabajador que seguro llegaría muy lejos. Mí madre estaba encantada por tenernos tan cerca y tan dedicados.

(......)

La universidades abrieron sus puertas y tanto Edward como yo estudiamos hasta el cansancio. Si bien seguíamos haciendo el amor por estar recién casados nos veríamos menos. Literatura era difícil para mí aunque ponía todo mí mejor esfuerzo y concentración por lo que dejé de trabajar pero para mí esposo todo era muy sencillo.

No era un secreto que era muy inteligente y junto a mí padre había aprendido mucho, haciendo que todo se le hiciera aún más fácil.

Edward siguió trabajando y ganando más respeto y experiencia. Participaba activamente en las juntas después de varios meses. Muchos lo admiraban por su corta edad y todo lo que aportaba mientras que otros no estaban muy conformes. Aún creían que era muy joven para estar tan involucrado pero si el presidente y dueño estaba de acuerdo ellos debían guardar sus opiniones y adaptarse.

Yo estaba más que impresionada por todos sus logros y lo amaba más aún por ello. No podría haber elegido un mejor esposo.

Él era maravilloso en todos los sentidos. Trabajaba, estudiaba y además me ayudaba en mis tareas, ¿Que más podría pedirle a la vida además de muchos años para compartir a su lado?

Lo único malo que encontraba en mí tan idilico matrimonio era el no poder traer a mí amada nana a vivir con nosotros pero entendía también el por qué Edward se negaba. Acababamos de casarnos y necesitábamos tiempo para nosotros solos a solas y habiendo alguien en casa era más que obvio que no estaría tranquila al hacer el amor ni el tampoco.

Aún así no había fallas. Estábamos muy ocupados pero teníamos tiempo para nosotros. Entendía que de habernos quedado como novios apenas si podríamos vernos y no podría soportar la agonía de extrañarlo tanto.

Pero algo más ocurrió que opacó la gran felicidad que tenía llegado al año de matrimonio y fue que mi madre me expresó su preocupación sobre la salud de mí nana quien no estaba bien y se veía decaída, desmejorada.

Ella después de su cáncer hace muchísimos años decidió mantenerse alejada de los médicos y no como los demás hacen que habitualmente asisten a controles periódicos por prevención y seguridad. Esto siempre nos preocupó muchísimo y hemos tenido ciertos roces por ésto mismo, en necia nadie era capaz de ganarle.

También me preocupé por demás porque si mamá me decía algo así es porque algo malo de verdad estaba sucediendo. Si había alguien en el mundo capaz de igualar su necedad era yo así que la llevaría a como diera lugar al médico o le llevaría un médico particular para hacerle un chequeo con urgencia. Yo era la hija que no tuvo y tenía que obedecerme por tantas veces que seguí sus órdenes al menos.

Fui a verla y me recibió con un gran abrazo como siempre. Mamá jamás sintió celos porque yo me refería a mí nana como una segunda madre. Siempre supo que en sus ausencias estaría segura y protegida con ella a quien tenía en gran estima. Después de todo ellos estaban tranquilos y yo tenía más amor aún, era un ganar-ganar.

Acabé llorando y suplicando para que me dejara que un médico la revisara y acabó aceptando. Llamé al mejor doctor familiar a casa, ella era una más de nosotros así que no dejaría que nadie más la tocara. El doctor vino, la revisó, después vendría alguien para hacerle análisis y en poco tiempo tendríamos los resultados para salir de dudas o preocuparnos con aún más motivos.

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...*ADELANTO DE LOS PRÓXIMOS CAPÍTULOS...

-Hija tu mamá no fue a trabajar, ¿Podrías ir a ver qué esté bien?- la llamada de mí papá me alertó, no quería más desgracias

-Ya voy papá, ¿Por qué no fue contigo?- pregunté sin comprender ya que siempre se iban juntos

-Viajaremos el lunes así que me dijo que iría a llevar unas prendas a la tintorería y luego vendría pero pasaron horas y no llegó, tengo una junta y no puedo ir- sonaba alarmado y mamá no olvidaba nada jamás

-No te preocupes seguro hay una buena explicación- le dije y colgué para ir a casa de mis padres con urgencia

Al llegar la vi mirando televisión tranquila

-Mamá, papá me llamó preocupado

-¿Por qué? ¿No tendrías que estar con Edward?- me preguntó sin entender

-Mamá irías a la tintorería y después a la empresa

-Hoy es domingo hija, estoy buscando una telenovela porque no trabajamos hoy- me quedé confundida por su seguridad

-Mamá es jueves hoy- le dije preocupada*

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