Capítulo 9 GRADUACIÓN

...LÍA BLOSSOM...

Llegó el tan esperado día para todos los que pasamos tantos años estudiando. Llegó nuestra graduación después de tener una gran cantidad de exámenes que rendir había valido la pena porque teníamos unas súper merecidas vacaciones antes de entrar a la universidad.

Yo ya me había anotado en la mejor universidad para estudiar literatura y Edward en administración de empresas pero para éste momento ya era excelente trabajador y había aprendido muchísimo así que creímos que podría obtener su título universitario en menos tiempo del estimado.

Nuestra relación aún no pasaba a última base y no es por falta de deseo sino porque yo deseaba llegar virgen al altar. Ya habíamos hablado de matrimonio así que suponía que en algún momento me pediría ser su esposa. Estaba feliz con la posibilidad de hacer mí vida a su lado.

Me imaginaba caminando al altar del brazo de mí padre usando un hermoso vestido blanco, un velo y realizar una boda tradicional. Después en nuestra noche de bodas entregarme por completo a él. Para éste momento la tentación de no llegar pura al altar era demasiada para los dos.

Los besos que nos dábamos nos dejaban encendidos de deseo y las caricias cercanas a lugares prohibidos agitaban nuestra respiración aún más. Habíamos tomado medidas para no caer en tentación como por ejemplo evitar estar en una habitación solos porque luego detenerse era súper difícil así que nuestras citas siempre eran en lugares concurridos por más personas.

Mí graduación se convertiría en uno de los días más importantes de mí vida aunque eso con el paso de pocos años marcaría un antes y después pero no precisamente para ser feliz eternamente.

Si ya mí destino estaba marcado luego de la graduación llevaría ya la máxima condena y lo que sería la cuenta regresiva hasta el más triste final pero no solo para mí.

***Madurar nos hace ser más responsables y no tan descuidados en la vida. Vemos nuestro futuro aún con sueños pero también con perspectivas más realistas a alcanzar y de nuestros errores si de algo estamos seguros es de que solo deseamos que nos afecten a nosotros mismos únicamente y no a nuestro entorno ni a quienes queremos.

Yo no era la excepción. Yo solo deseaba ser feliz y equivocarme como cualquier persona sin desilusionar a mis padres jamás ni afectarlos nunca. Para mí desgracia ellos serían arrastrados conmigo en mí camino de destrucción y no habría nadie capaz de impedirlo***.

(...)

La graduación fue muy emotiva para nosotros como estudiantes y para nuestros padres por vernos convertidos en adultos finalmente.

Fui una alumna destacada y recibí un premio por parte de mis profesores enorgulleciendo aún más a mis padres y a mí nana quien fue a la graduación como una madre más orgullosa de los logros de su hija.

Si bien la noche ya era muy especial en si misma por tener a las 4 personas que más amaba conmigo, con quién quería pasar mí vida hizo aún más inolvidable ese día para mí cuando delante de mis padres y mí nana me pidió matrimonio.

El discurso que dió podría haberlo catapultado a la fama como el actor mejor pagado de Hollywood en el género de romance. Ni Leonardo DiCaprio podría haberlo hecho mejor a pesar de dar su vida por Rose en el Titanic, ya saben a qué me refiero.

Acepté más que encantada y recibimos varios aplausos y felicitaciones por parte de los que presenciaron el espectáculo. Varios amigos lo vieron de rodillas ofreciéndome un anillo de diamantes que seguro costaba una fortuna.

Edward ya tenía todo planeado y solo en partes yo estaba de acuerdo con sus deseos.

Planeaba casarme solo una vez en la vida así que deseaba una fiesta perfecta e inolvidable con muchos invitados. No quería con el paso de los años arrepentirme por no haber celebrado diferente y tener que esperar a la renovación de los votos matrimoniales para celebrar de nuevo. Tampoco sabía cuando llegarían niños a completar nuestro amor así que quería vivir todas las experiencias ahora que era el momento. Una boda grande requiere tiempo y esfuerzo pero él quería casarse antes de que ingresaramos a la universidad porque después ya estaríamos muy enfocados en nuestras carreras.

Tenía lógica su manera de pensar pero yo creía que no habría tiempo de planear todo. Mí mamá sabiendo lo que pensaba me dijo que todo estaría bien, que los mejores organizadores harían mis sueños realidad y confié en ella. Jamás había faltado a su palabra y en un día tan especial me apoyaría más que nunca.

Así fue como después de la graduación mí madre me llamó para ir a la oficina ya que tenía una lista con los mejores organizadores del país. Yo estaba de vacaciones al igual que Edward para poder relajarnos unos meses y estar presentes en los detalles de la boda.

La oficina era un gran lugar muy espacioso donde mí padre tenía su privacidad para tratar de negocios y estaba separado de mí madre solo por una puerta. Muchas veces que yo veía a mí madre mí padre estaba con algún cliente y no lo veía así que éste día sería igual.