Cínico

El auto al que subimos no era el que el doctor solía usar, además desde cuando tenía un chófer?, tampoco le pregunté.

Llevábamos casi una hora en el carro, el doctor me preguntaba sobre mis estudios y demás, por fin nos detuvimos pero al mirar por la ventana no habíamos llegado.

Según entendí para entrar debemos anunciarnos en este puesto de suma vigilancia.

Nos dieron paso y ahora han pasado 20 minutos aún no llegamos, parece que este camino es privado, he visto algunas cámaras en los árboles o eso me pareció.

Por fin vimos un enorme portón negro que se abrió frente a nosotros, varios minutos después podíamos ver la enorme casa.

Todo esto me pone a pensar sobre quién es esta señora, solo sé que se llama Antonia Brooks, ese apellido no me suena de nada, tampoco es que sepa mucho de las familias influyentes de este país, pero para tener una villa como esta debe ser muy rica.

Un hombre nos recibió en la puerta, se presentó como Samuel, parece alguien agradable, aunque su rostro me suena de algún lado, descarté haberlo visto antes y caminé con el doctor a la sala donde la señora Brooks nos esperaba.

Escucho al doctor presentarme, la señora parece ser muy estricta, pero me sonríe muy de forma amable, yo la veo muy repuesta, cuando el doctor la mencionó imagine que su ánimo sería otro, aunque me alegra equivocarme.

-buenas tardes, señora, mucho gusto.

Antonia: siéntate hijo, y por favor dime Antonia, o abuela.

Sonrio un poco por su comentario, es simpática, aunque algo extraña.

Antonia: quieres algo de tomar?, un postre?, galletas?.

-solo agua, muchas gracias.

Antonia: Samuel, por favor pide, que traigan 3 rebanadas de ese póstre francés, té para el doctor y para mí, y una malteada a Chris, te puedo decir así verdad?.

Asentí a su pregunta, e intenté rechazar gentilmente su ofrecimiento del postre aunque se oía delicioso, un postre de chocolate me dio algo de hambre.

Antonia: no te preocupes hijo, tenemos que hablar de muchas cosas, o no te gusta el dulce?.

-no es eso... Muchas gracias, señora.

Acepté su ofrecimiento, preguntándome si debía empezar a hablar ya sobre mis funciones, aunque ahora que lo pienso, es imposible salir de aquí en la mañana y volver en la noche a cuidarla, mi sueldo se iría en solo transporte.

La señora Antonia estaba más interesada en mi vida que en saber si era competente para el puesto, supongo que eso la ayuda a sentirse segura, y sus preguntas no me molestaba, parecía una charla muy normal.

Preguntó sobre mis estudios y mi familia, solo dije que no vivía con ellos, lo cual es cierto, omití la parte donde mi madre falleció y no conocer a mi padre, también la parte donde mi familia adoptiva me trató como basura y me tuve que ir.

Los postres llegaron y cielos estaba delicioso, jamás probé algo tan delicioso, lo convertiría en mi postre favorito de no ser porque estoy seguro será muy caro, mejor no me acostumbro.

Antonia: te gustó?.

-sí, estaba delicioso, señora, muchas gracias.

Antonia: puedes comer más si quieres.

Encantado hubiera dicho que si, pero mejor dije que no.

Doctor E: yo los dejo, tengo que terminar unos pendientes.

Como que se iba?, vine con él, y según lo que vi no encontraré un taxi por aquí.

Se lo hice saber.

Antonia: descuida hijo, te llevarán a casa una vez que termine nuestra plática.

El doctor se despidió, y yo acompañé a la señora Antonia a dar un paseo, hablaba muy feliz de su familia, y de la ilusión que le hacía ver a su nieto mayor casado antes de irse de este mundo.

Intenté subirle el ánimo, pero según lo que dijo el doctor su condición si es delicada, aunque es una mujer muy fuerte.

Antonia: y tú tienes pareja, una novia?, un novio?, planes de boda?.

-ninguno, no tengo tiempo para relaciones.

Antonia: vamos eres muy joven.

-mi vida es algo acelerada así que entre mis estudios y dos trabajos no hay tiempo para una relación, la gente se cansa de ser ignorada y esa es mi especialidad, al menos en las relaciones.

Antonia: eso es porque no te has enamorado.

-usted cree?.

Antonia: estoy segura, tienes un corazón muy cálido, yo sé de eso, dime te gustaría quedarte a cenar?.

-la verdad no quiero molestar, prefiero irme a casa ya, y sobre el trabajo, la verdad usted es una persona encantadora y ha sido muy amable, pero tengo que rechazar su oferta.

Antonia: por qué?, hay algo que no te gusta?, el pago, los horarios...

-no, de hecho la paga es más que buena, (no tendría que trabajar doble y me sobraría) pero el transporte es difícil, estudio 3 días a la semana e ir y volver será muy complicado...

Antonia: por eso no te preocupes, tendrás un chófer a tu entera disposición.

-un chófer?.

Antonia: por supuesto, Marcus está descansado hoy pero él será quién te acompañe para ir y volver, la verdad me hace mucha ilusión que seas mi enfermero, no me negarás esa petición verdad?.

Sin duda es encantadora pero se nota que está acostumbrada a salirse con la suya, supongo que siendo así no hay problema.

-acepto señora Antonia.

Antonia: ya te dije que me quites el señora, dime solo Antonia o abuela.

-doña Antonia?.

La vi hacer un gesto de desagrado, tampoco le gustaba el doña, ja, ja, ja, bueno ya me adaptaré.

Me quedé a cenar tal como ella lo pidió básicamente recibí mi inducción ese día, la señora Antonia es una persona muy activa, claro que sus actividades están limitadas, pero eso no la detiene.

Revisa pendientes de fundaciones y negocios menores, regaña a los que creo han de ser sus hijos, aunque hubo uno al que le habló con mucho más cariño y paciencia, lo invitaba a cenar hoy, su nieto según dijo, supongo que aceptó, ya que parecía feliz.

Samuel: señora aquí esta el documento que ordenó.

Antonia: acércate Chris, este es tu contrato, léelo y dime si algo no te parece.

Eso fue muy rápido, los términos eran muy buenos, leí todo, no me ciega un buen salario, casos se han visto, pero todo estaba en orden, así que firmé, ella también lo hizo y entregó el documento a Samuel que se lo llevó.

Antonia: sabes tengo un nieto mayor que tú, 3 años aproximadamente.

Se le iluminaban los ojos hablando de su nieto parecía ser su mayor orgullo, luego me di cuenta que esto era debido a que ella y su esposo fueron quienes lo criaron, prácticamente era su hijo.

Hablaba maravillas de él.

Antonia: siempre es muy serio e incluso algo rígido pero es un chico muy dulce y amable, tuvo que tomar responsabilidades fuertes muy temprano y eso forjó un carácter difícil en él.

También dijo que esperaba que su nieto se casase pronto, que el calor de un hogar y su propia familia lo harían volverse más sensible, así como antes.

Creo que entendía eso, no lo de casarse, ya que justo ahora comienzo a detestar esa palabra, pero si lo demás, puesto que normalmente no soy precisamente un amor, pero con los que me saben ganar lo soy.

-seguramente cuando encuentre a la persona correcta él sin darse cuenta sacará esa parte que está dejando de lado.

Antonia: eso es precisamente lo que yo pienso.

-mamá siempre decía que cambiamos por las personas que amamos, no porque ellos lo pidan sino porque ellos merecen nuestra mejor versión. (aunque eso no pareció aplicar para mi padre).

Antonia: tu madre es una mujer muy sabia.

-si, lo era.

Confesé eso con tristeza, ella me abrazó, realmente no quería ser abrazado, aún duele no tenerla conmigo pero sé que no le gustaría que me sienta triste cada que la recuerde.

Su acción se sentía tan gentil, y cálida, es como si ella pudiera entenderme mejor que nadie, supongo que así es!, ella ha perdido a muchas personas importantes también.

Los pasos de alguien en la sala me hicieron levantar la vista, sin poderme apartar del abrazo de la señora Antonia.

Todo mi ser se revolvió, la mezcla de sentimientos negativos fueron muchas a la vez, cuando vi a ese tipo ahí, la señora Antonia lo notó, se alejó para verme y preguntarme que tenía.

El descarado frente a mí actuaba como si nada, su mirada cínica me enfureció.

Dean: buenas noches, abuela, me alegra que te hayas levantado de la cama.

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