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Narradora:

'¿Porque no permitírselo? Después de todo, ella creía que sería una grandiosa sorpresa para él.'

Luego de preparar un delicioso almuerzo, Yulia decide llevarlo a la empresa de su esposo; quien se disculpó horas atrás, por no poder estar para el almuerzo con ella y su pequeña.

Camino a la empresa, Withey comenzó a inquietarse, cosa que jamás sucedía pero lo cual, llegó a preocupar a Yulia.

- ¿Que sucede Withey? - preguntó, mientras acariciaba la cabeza del cachorro. - ¿ Estás ansioso por visitar a papá en la empresa? ¿O tienes miedo de que no te dejen entrar? - preguntó con una sonrisa, viendo los ojitos apagados del can. - Descuida, eres el hijo mayor del señor Starling y nadie se atreverá a impedirte la entrada. - vuelve a verlo. - Creeme, sé por que te lo digo.

Y siguió el camino, viendo de vez en cuando a el pequeño cachorro.

No quería hacerse ideas de una posible enfermedad, pues Withey cumplía con la dieta acordada por su veterinario y tampoco dejaban que permanezca fuera por mucho tiempo, sus recorridos eran de la casa a el jardín, y de el jardín a la casa, solo para evitar cualquier tipo de enfermedades.

- Mira Withey, ya estamos aquí. - comentó señalando fuera de el carro y viendo la reacción del cachorro, quien solo levantó su mirada y la volvió a Yulia. - Vamos, almorcemos con Papá. - agregó, saliendo del carro para luego abrir la puerta del acompañante. - No te alejes de mi, Withey.

Con el pequeño Can siguiéndola, entró a el enorme edificio sorprendiendose al ver que no había un guardia.

Restó importancia a ello y caminó directamente a recepción, pues ésta era la primera vez que visitaba la empresa de su amado esposo.

- Buenos días. - Saludó cortésmente a la recepcionista.

- Buenos días, ¿En que puedo ayudarla? - respondió ésta con amabilidad.

- Necesito saber el piso en el cual se encuentra el señor Starling. - contestó, viendo la sorpresa en el rostro de la mujer. - Yo.. He venido a traer su almuerzo.

- ¿Usted es la esposa del señor? - preguntó la muchacha, viendo a Yulia asentir. - Que gusto conocerla señora, enseguida le aviso al jefe que..

- No no. - la interrumpió rápidamente. - Verá, sinceramente quiero darle una sorpresa y..

- Ohh, si si, puedo entenderlo. - Añadió con una sonrisa. - El jefe está en el piso 20, puede subir. - agregó muy feliz, algo que confundió a Yulia.

¿Como es que directamente preguntó si era su esposa? ¿No podía suponer que era una amiga o una fanática loca del jefe? - se preguntó así misma, volviendo la mirada a la muchacha.

- ¿ Cómo es que tú...?

- Señora. - Susurró la muchacha interrumpiendola. - El jefe tiene toda una colección de fotos suya en su despacho. - añadió, como si supiera lo que ésta estaba por preguntarle. - La última vez que limpiaron su oficina, se enojó muchisimo porque no estaban en el orden que él las dejó. - Agregó riendo y provocando una risa en Yulia.

- Ok, le diré a mi esposo que ya no sea tan duro con ustedes. - respondió Yulia, viendo sonreír y asentir a la muchacha.

Luego de despedirla con la mano, volvió su mirada a Withey y caminó a el ascensor, siendo seguida por el Can.

No, él no estaba bien.

- ¿Que sucede ,cariño? ¿Algo está molestandote? - preguntó inclinándose a su altura y acariciando la cabecita del pequeño. - Anda Withey, animate un poquito, no me gusta verte tan triste.

El sonido de el ascensor al llegar, provocó que Yulia se pusiera de pié nuevamente y caminara fuera de éste, siendo seguida una vez más por el cachorro.

Fue recibida amablemente por el asistente de su esposo, quien le pidió que esperara ya que Max se encontraba reunido con un posible socio.

Ella solo obedeció y se sentó en el sofá que estaba frente a la oficina de su esposo, dirigió una vez más la mirada al pequeño quien a su igual, se recostó sobre sus dos patitas delanteras y observó la puerta, como si supiera que su amo se encontraba allí.

Unos cuantos minutos pasaron y los ladridos de Withey alertaron a Yulia, pues éste se paró frente a la puerta y comenzó a dar fuertes ladridos.

- Sh sh, Withey no, papá está en una reunión. - dijo Yulia intentando calmarlo, cosa que le fue imposible. - Withey..

- Dicen que el instinto de los Canes son señales de que algo malo pasa. - Oyó decir detras de ella y volteó, encontrando a Ihan.

- ¿De que hablas?

- La oficina de Max está diseñada para evitar que cualquier cosa que suceda allí dentro, se escuche de éste lado. - Respondió, para luego acariciar a Withey. - De seguro Max debe estar discutiendo con la persona allí dentro y eso alteró al cachorro, su audición es mejor que la nuestra. - Añadió, dejando a Yulia un tanto sorprendida.

Tomando en consideración los ladridos de Withey y las palabras de Ihan, decidió abrir la puerta llevándose con una gran sorpresa.

Si había una discusión allí dentro, una con alguien que no esperaba ver otra vez.

- Papá ¿Que haces aquí? - preguntó Yulia con su ceño fruncido.

- Vinimos a exigir lo que nos pertenece.  - Oyó decir a Gisel , por lo que siguiendo el sonido, encontró a su hermana sentada en el sofá junto a su madre. - Se casó contigo y por ello parte de ésta empresa nos pertenece.

- ¿Como dices? - preguntó con su ceño fruncido.

- Vamos Yuli, ya deja de fingir. - añadió la joven, mientras se ponía de pie. - Ya has conseguido a éste hombre como papá te lo pidió, ahora es momento de que obtengamos nuestra parte Hermana ¿ O quieres todo para ti sola? - preguntó, colocándose a su lado.

- ¡Eres una descarada! - exclamó Yulia con molestia, dejando una sonora bofetada en la mejilla de su hermana.- ¿Con que derecho llegan aquí a exigir cosas? ¿Es que acaso no recuerdan que me votaron de casa hace ya 8 años? - preguntó con molestia.

- Tú eres quien se fue por propia voluntad, y quien regresó tiempo después solicitando la ayuda de nuestra familia para que te apoyara en el matrimonio con.. - voltea su mirada a Max. - El bombon de tu marido.

- ¡Mentira! ¡Son todas mentiras las que dices! - gritó una vez más, volviendo su mirada a Max. - tienes que creerme, nada de lo que dice es verdad.

- Lo sé, cariño, jamás dudaría de ti. - respondió él, caminando a ella para luego tomarla de sus mejillas y sonreirle.- Me sorprendiste, no esperaba que vinieras.

- Dijiste que no podías ir a almorzar y quise venir a almorzar contigo aquí. - respondió mientras mostraba las bolsas en sus manos y éste limpiaba sus lagrimas con una sonrisa.

- Gracias por preocuparte por mi, mi vida. Y no llores por favor, sabes que no dejaré que nadie te aleje de mi. - respondió él, abrazándola con todo el amor y la ternura que tenía solo para ella. - Me aseguraré que paguen caro cada una de tus lágrimas.

- ¿Pagar caro? - preguntó la joven. - A el único que le saldrá caro todo esto, es a ti, cuñadito.

- ¿Lo crees? - preguntó con una sonrisa, dirigiendo su mirada a su esposa. - Mi amor, ¿Que fue lo que firmamos antes de casarnos?

- El acuerdo de que los bienes eran por separados, nada de lo tuyo sería mío, ni lo mío sería tuyo. - Respondió Yulia, viendo a sus padres y hermana palidecer. - Y está certificado y firmado por el juez que nos casó.

- ¿¡Como es que hiciste algo como eso, Yulia!? ¿¡Acaso eres tonta!? - gritó furiosa la madre de ésta.

- Tonta hubiera sido si no lo hacía, sabiendo de que tarde o temprano sabrían de nuestro matrimonio y por ello, querrían sacar provecho. - respondió ésta, volviendo la mirada a su esposo. - Cariño, Withey no se encuentra bien.

-¿Como?

- Estuvo actuando raro todo el camino y solo cuando llegamos a la puerta de tu oficina es que reaccionó, pero ahora volvió a quedar así. - Comentó, señalando a el cachorro que se encontraba recostado junto a ellos.

- Es cierto, Withey suele ser más activo. - respondió Max, para luego levantar a el pequeño cachorro. - Withey ¿Que te sucede pequeño?

- ¿Hola? ¿Se les olvida que estamos aquí? - preguntó Jisel al notar la poca importancia que estos daban.

- Llevemoslo con su veterinario para que lo examine. - Dijo Max a su esposa he ignorando totalmente a los interesados que tenía enfrente.

*Con las protestas de los NO invitados detrás, salieron rapidísimo de la empresa para poder llevar a Withey con su veterinario y poder saber que es lo que sucedía con él.

Ihan se encargó de despachar a esa "Familia" interesada, avisando a la recepcionista que no los dejara volver a ingresar si vuelven a aparecer por allí.

Mientras tanto, Yulia y Max se preguntaban una y otra vez, que es lo que pudo poner a su pequeño cachorro de esa manera, pues sus cuidados eran totalmente como el veterinario lo recomendó y sus vacunas estaban al día, por lo tanto, no había nada que pudiera darles un indicio de enfermedad más que el estado de animo que tenía.

Al llegar a la veterinaria, rápidamente pidieron una cita con el veterinario de Withey, quien era un conocido de Max, uno a quien podría considerar un amigo*.

-¡Max! que alegría volver a verte por aquí, ¿Has traído a el pequeño para un control? - preguntó éste al recibirlos.

- No Georg, algo está pasando con Withey y realmente estamos preocupados. - Respondió éste, señalando a el pequeño cachorro que estaba en los brazos de Yulia. - Examinalo por favor.

- Dejamelo a mi. - respondió éste, para luego pedir que dejaran a Withey sobre una camilla. - Tendrán que salir un momento. - Ambos asintieron a medias y sin más que poder hacer, deciden esperar fuera por los resultados de Withey.

- Tiene que estar bien. - Dijo Yulia, mientras mantenía su mirada en la puerta de el consultorio.

-Él estará bien, cariño, no te preocupes. - respondió, envolviendo los hombros de su esposa con su brazo. - Sé que Georg hará hasta lo imposible por saber cual es la causa de su mal estar.

Y sin más que decir, enfocaron su mirada en la puerta y suspiraron con preocupación, pues aún no se podían imaginar el porque Withey se decayó tanto de animo.

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("Donde reina el amor, sobran las leyes.") - Anónimo.

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