Capítulo 13

    Al llegar se fueron a dormir sin hablar mucho y al otro día Samara despertó y Byron ya no estaba a su lado, por lo que supuso que ya había bajado. Él le dijo para firmar el contrato que decía que eran esposos y más tarde lo llevaría al registro civil, no harían una boda ahora, después de esa charla rápida fue a preparar el desayuno como siempre lo hacía, pero la voz de Byron en la oficina le llamó la atención, estaba hablando con su hermano que quien sabe cuando había llegado y si bien ella no es de escuchar conversaciones ajenas escuchó está por pura curiosidad.

—Esta loca Alexander, no me cae bien, quiero ir a sacarme las ganas hoy a lo de Dante, ¿Me acompañas? —comenta él, ella no entendía todavía de quien hablaban, por lo que se quedó ahí para descubrirlo.

—Pensé que se llevaban bien hermano, no parece una mala mujer, además no te causa problemas, no entiendo, es hermosa ¿Por qué no te gusta Samara? Para eso no deberías haberla hecho firmar el contrato de matrimonio hace rato. —Al escuchar su nombre se quedó completamente sorprendida, según ella se llevaban relativamente bien.

—No me sorprende su belleza, no me atrae en lo absoluto, nunca estaría con ella, no es mi tipo y por eso la elegí, no me causa nada más que asco —esas palabras por alguna razón a Samara le molestaron muchísimo ¿Por qué le desagradaba tanto a ese hombre?

—Entiendo, será mejor que vayamos a desayunar Byron, ella ya debe estar despierta —Samara al escuchar eso corrió a la habitación, se cambió rápido y se fue.

—¿A dónde vas tan temprano? No desayunaste —Habla Byron deteniéndola antes de salir, le parecía extraño que no desayunara ni haya hecho el desayuno para él, se había acostumbrado en estos meses que ella nunca se saltaba el desayuno.

—Tengo cosas que hacer, quizá no regrese hoy, me voy —contestó sin dar detalles y se fue, hasta se negó a llevar seguridad, al irse tomó un taxi, no quería usar uno de los autos de Byron. Fue hasta la casa de Dante y le cotó lo que Byron había dicho, su amigo sabía que eso claramente no era verdad porque sabía el deseo que sentía por ella, pero no le quiso decir nada para no entrometerse.

—¿Te dijo que hoy vendría verdad? Quiero que me ayudes a joderlo, me ofendió mucho lo que dijo ¿No me ve como mujer? Eso ya lo veremos —Ella sonrió y le explicó a Dante lo que haría por la noche, su amigo resignado suspiró y dejó que haga lo que quisiera, de todas formas no podría detenerla.

    Por la noche, Byron y Alexander llegaron al bar de Dante vestidos de forma informal, Samara vio un mensaje de Byron que decía que tenía una reunión por lo que si llegaba y él no estaba sería por eso, ella estaba aún más enojada, por eso ¿le mentía así de fácil? Ella contestó que estaba con una amiga y dejó el celular apagado. Esto no quedaría así Byron Buquer, no sabes con quién te metiste. En la sección VIP estaban los dos hermanos con un escenario en frente, había otros hombres, pero Samara iba por uno en particular, salió al escenario con su número de danzas árabes, pero estaba irreconocible, tenía un pañuelo negro de tela media transparente y una larga peluca negra, su traje era del mismo color que su cabello con algunas piedras en plateado. Ella danzaba al ritmo de la música mientras clavaba su mirada en Byron, él la miró a los ojos, esos ojos verdes que estaban envueltos por la oscuridad del delineado y le pareció algo familiar, pero lo ignoró.

—Esa mujer es hermosa hermano, quiero a esa —Mientras Alexander hablaba, Byron solo la miraba intentando descifrar ese sentimiento familiar. La mujer bajó del escenario directo hacia Byron mientras seguía moviendo sus caderas lentamente, pero cuando estuve en frente suyo dio la vuelta y fue con Alexander, se sentó encima de él y vendó sus ojos, se sacó el pañuelo y le dio un beso que él correspondió enseguida; sin embargo, Byron quien estaba viendo sin entender demasiado reconoció un lunar, por lo que volteó a la mujer hacia él viendo que en realidad era Samara.

—¿Qué demonios? —dijo él y Alexander se sacó la venda quedando helado al ver la escena que había en frente suyo ¿La mujer que lo había besado tan bien era ella? Por dios, ¿Y ahora qué? De todas formas a su hermano no le importaba ella, al menos eso creía antes de ver su expresión furiosa.

—Oh, ¿Qué haces aquí mi amor? —dice Samara con una sonrisa altanera, notó que lo había puesto furioso y eso le encantaba.

—¿No estabas en casa de una amiga? —pregunta él quitándola de arriba de su hermano

—¿No estabas en una reunión de trabajo? Parece que los dos mentimos cariño, qué loco encontrarnos aquí, ¿Pero sabes que es más loco aún? —él se quedó callado esperando una respuesta— Que hace unos minutos, cuando no sabías quién era sí, me veías como mujer y no te daba asco —En ese momento entendió que los había escuchado hablar más temprano. Por otro lado, Alexander huyó del lugar antes de que Byron se la agarre con él.

—Así que escuchas tras las puertas, eres como una gatita curiosa —Él le sonríe y la levanta en brazos para llevarla a una de las habitaciones.

—¿Ahora qué quieres? ¿Ya no te doy asco? —dice ella, desafiante, seguía enojada por lo que había dicho. Él se quedó callado y se sentó en la cama estresado.

—No creí que ibas a escuchar tras la puerta, en realidad… —Antes de que pudiera decir más, ella se le subió encima y le robó un beso, ese beso se había vuelto muy intenso y lleno de deseo, ella lo empujó para que quede en la cama y quien sabe en qué momento le puso unas esposas que lo dejaban en la cama. Byron ni siquiera lo notó, él estaba perdido en la pasión de la pelirroja, de repente ella se separó de sus labios y quedó encima de su cintura, sintió absolutamente todo lo de ese hombre ya listo, así que prendió la luz y se comenzó a reír mientras Byron intentaba liberarse.

—Ya veo que no me deseas, esposo mío, como te doy asco, voy a tener que irme, pero antes —Ella se acercó y le dio un beso en los labios para luego dejarlo en esa habitación sufriendo el deseo por ella, fue divertido para ella, simplemente volvió a la casa y se fue a dormir sin más, Alexander también estaba en la casa, pero ninguno de los dos se dirigió la palabra.

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