Capítulo 11

Al otro día Byron despierta primero, seguía abrazando a Samara por lo que se separó lentamente y la dejó durmiendo, lo primero que hizo fue contactar a unos guardaespaldas y darles la orden de acompañar a Samara a donde sea que vaya y cuidarla, él mismo tenía guardaespaldas, pero no había pensado en ponerle gente para que la cuide a ella también, cuando vio las marcas en los brazos y el cuello de su prometida le había molestado mucho, no porque le importara ella, sino más bien porque lastimaron a la futura esposa de la familia Buquer y él no sabía nada, tampoco iba a decirle si él no preguntaba.

 Después de dar la orden a seguridad fue a darse una ducha y cambiarse, luego de eso bajó a la cocina donde Samara lo esperaba con el desayuno ya casi listo.

—Ya sabes que no es necesario que me hagas el desayuno todos los días, podrías dormir un poco más y ya —dice Byron entrando a la cocina, desde que ella se fue a vivir a su casa, él desayunaba todos los días, antes ni siquiera le gustaba desayunar, quizá simplemente se compraba un café para despertarse en el trabajo y nada más.

—El desayuno es una comida importante, además estoy acostumbrada a levantarme temprano, esto no es nada —contesta ella mientras servía el jugo de naranja y le restaba importancia a lo que Byron le había dicho.

—Esta noche vamos a salir, hay un evento fundamental con los socios de aquí, mi madre vendrá de visita, llega en un rato, seguramente querrá ayudarte a vestir y todo eso, no es necesario que aceptes lo que sea que te diga que uses, me gustaría que sea algo menos… llamativo que la última vez —la realidad es que le había encantado como estaba vestida la última vez, esa mujer le atraía demasiado físicamente, pero también notó como la veían todos los demás hombres y se enteró de que uno de ellos, Iván para ser exactos, la había invitado a salir y le dijo que lo dejara a él porque no valía la pena, supo también su respuesta, pero eso no quita que igual tiene tipos tras ella, esta noche no iba a separarse de ella para que esos buitres no tengan oportunidad de acercarse a su mujer.

—¿No te gustó como estaba vestida? A mí me había gustado lo que eligió tu madre, está bien, hoy voy a ver algo un poco más… ¿Cubierto? —ella, lejos de saber lo que realmente pensaba Byron, creyó que le había molestado como estaba o que prefería que ella no fuera, como en un principio.

—Ponte lo que a ti te guste, no voy a exigir que te vistas de una forma determinada, lo que realmente pasó es que me molestó que todos esos hombres te miraran así —confesó al sentir la incomodidad de ella.

—¿Celoso acaso Byron? —pregunta ella con una sonrisa divertida, la verdad es que le gustaba molestarlo porque sabía que la respuesta a eso era un rotundo no. Al darse cuenta de que ella estaba intentando molestarlo, se acercó hasta quedar a solo un par de centímetros de su boca y la tomó por la cintura.

—¿Cómo podría no estarlo si todos están detrás de ti? —dice rozando sus labios con los de ella, antes de que ella pueda responder algo, Analía, Aron y Alexander entraron a la cocina encontrándose con esa escena.

—Ejem, estamos aquí, hermano, parece que sus mañanas son bastante activas —dice Alexander entre risas, mientras sus padres lo ven algo enojados, no querían interrumpir nada y planeaban ir a la sala a esperar que terminaran, pero su hijo tuvo que hablar.

—Lamento que tuvieran que ver eso, suegros, ¿Quieren algo de comer? —pregunta ella algo apenada porque los hayan encontrado así

—No es necesario, querida, mis hijos y yo nos vamos, tenemos cosas que ver en la empresa, que tengas un buen día hija, nos vemos en la noche —dice el padre de Byron con una sonrisa, luego de que ellos se van, ella y su suegra salen a pasear un rao, ya que Analía no quería estar todo el día en la casa.

—Dime querida ¿Cómo van las cosas con mi hijo? Sé que puede llegar a ser muy molesto a veces y algo obsesivo, pero realmente veo que te quiere… al menos eso nos hace creer a nosotros —dice Analía esperando una respuesta sincera de parte de su nuera, ella deseaba profundamente que se llevarán bien y que por fin su hijo pueda dejar un poco de lado el trabajo para enfocarse en su felicidad.

—Las cosas con Byron van muy bien en realidad, no hay nada de que preocuparse señora, es algo obsesivo con su trabajo, pero no me molesta eso —contesta intentando ser lo más creíble posible, la verdad es que entre su hijo y ella no había ninguna relación, pero no podía decirle eso aunque le dolía un poco mentirle a ella siendo una mujer que es tan buena con ella, en esos meses que estuvo con Byron, Analía siempre se encargó de preguntarle como estaba y como estaba su hijo, le contó varias cosas sobre Byron y entendió mucho la razón de que sea tan obsesivo con el trabajo.

—Me alegro de que sea así querida, será mejor que nos preparemos para la noche, ya, pensaba en que vayamos a comprar unos vestidos nuevos si quieres, pero esta vez tienes que elegirlos tú —dice ella emocionada, le encantaba ir a comprar vestidos y pasear con Samara.

—Está bien, esta vez voy a usar algo más tranquilo y no tan llamativo —contesta ella haciendo que la emoción de su suegra se transforma en algo de duda, no entendía por qué —entiendo lo que está suponiendo, es que Byron se pone Celoso, sino, la última vez dijo que tenía a muchos hombres detrás y bueno… eso no le gustó.

—Ahora entiendo por qué te envío a casa antes, mi hijo Celoso, ¿Quién lo diría? —comenta ella riendo por la situación, aunque en el momento lo había supuesto, no creyó estar en lo correcto, ahora está más tranquila porque se dio cuenta de que su hijo en verdad quiere a su prometida.

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