Capítulo 8

—Señorita Ivanov, mi nombre es Iván Sokolov, quedé muy impresionado con usted, es una mujer muy inteligente, pero hay algo que no entiendo todavía. —habla uno de los hombres de la edad de Byron, él hablaba en ruso, pero Samara sabía a la perfección el idioma, es lo que quiso decirle a Byron antes.

—Dígame, señor Sokolov ¿Qué es lo que no entiende? —Pregunta ella mirándolo directo a los ojos, como si quisiera descubrir su verdadera intención al pronunciar esas palabras.

—¿Por qué estar con Buquer? Hay mejores opciones, él solo es un mujeriego. —Dice el seguro de sí mismo, claramente Samara entendió las intenciones de aquel hombre que le hablaba.

—¿Usted cree ser mejor? Dígame entonces los beneficios de estar con usted en lugar de mi prometido —Contesta ella con una sonrisa, sin embargo, el hombre no supo qué responder, además de que Byron no tenía muchos más defectos que ser un mujeriego o egocéntrico. —¿Lo ve? Mi prometido es perfecto por donde lo vea.

—Cariño ¿Qué haces aquí? ¿De qué hablaban? —pregunta Byron apareciendo entre ambos, quienes se habían alejado para hablar. Iván casi se desmaya del susto al pensar que Buquer lo podría haber escuchado.

—No es nada, solo me estaba felicitando por nuestro compromiso, ¿Vamos? Quiero beber algo. —Ambos se retiraron del lugar dejando solo a Iván.

—¿Qué haces aquí? Te dije que no salgas de la casa ¿Y desde cuándo hablas ruso?

—Desde siempre, es lo que quise decirte anoche, pero no me dejaste hablar. Mi apellido es ruso por si no te habías dado cuenta Samara es el nombre que me puse luego de que me fui de mi casa, antes era Alexandra Ivanov, el apellido no me lo cambié porque tenía que justificar ciertas cosas y encontrar otro. No es lo importante ¿No querías que venga aquí? Tu madre me dijo… no quise molestarte

—No importa, sé cómo es mi madre. Será mejor que vuelvas a la casa, puedes llevarte mi auto. —Dijo Byron sin ninguna emoción visible, Samara sin quejarse, simplemente tomó las llaves y se fue, de todas formas no tenía mucho que hacer ahí, no le interesaba ser parte del círculo de conocidos de Byron, solo estaba ahí porque su madre no le había dejado otra opción.

 Ella fue hasta la casa, se cambió, desmaquilló y se fue a acostar para dormirse temprano, por otro lado, Byron estaba hablando con unos socios fundamentales quienes lo felicitaron por su compromiso y halagaron a su futura esposa, él no esperaba que dejara tan buenas impresiones en ellos, pero estaba conforme con eso.

—¿Dónde está Samara? Quiero felicitarla hijo, dejó muy buenas impresiones y tu madre dijo que te defendió ante la gente que quiso difamarte. —habla su padre feliz de que su nuera muestre que es una excelente mujer, su hijo había encontrado a la mujer perfecta y sin ayuda.

—La envié a casa —contesta él sin interés, por lo que sus padres quedan algo sorprendidos y su hermano simplemente se fue del lugar.

—Qué raro ¿No querías que viniera? De hecho, ella me había dicho que no quería que te enojaras porque dijiste que no querías que saliera.

—¿No querías presentar a tu prometida Byron? —Pregunta su padre con dudas, ellos creían que quería ocultar a Samara para seguir con sus amoríos.

—No es nada de eso, simplemente no quería exponerla, no sabía que hablaba ruso y no quería que estuviera incómoda, ella estaba algo cansada y la envié a casa porque no quiero que se fuerce a hablar con ellos, sé que puede ser denso luego de un rato.

—Entendemos, será mejor que sigas hablando con tus socios, de todas formas tu hermano ya volvió a casa, así que no tienes que preocuparte por Samara. —habló su madre fingiendo desinterés. Las palabras de su madre lo habían dejado algo incómodo.

—¿Saben qué? De hecho estoy algo cansado, volveré a casa, padre, cúbreme, por favor.

—Pero hijo, ¿No querías hablar personalmente con ellos? —Pregunta su padre, pero Analía lo patea levemente y él ya no dice nada más, por lo que Byron se va sin decir nada más.

 Cuando Byron llegó a la casa fue directo a la habitación, pero ella no estaba ahí, por lo que bajó a la cocina y la encontró hablando con su hermano, quien sabe de qué mientras ella preparaba unos panqueques.

—Llegaste temprano ¿Quieres uno? —Pregunta Samara a Byron, quien estaba mirando desde la puerta que es lo que pasaba.

—No, creí que ibas a dormir temprano

—Vamos a ver una película después de comer esto, ¿vienes hermano? —dice Alexander con una sonrisa de satisfacción, algo que le molestaba mucho a su hermano, él era el único que sabía cómo molestarlo de verdad.

—Será mejor que lo dejemos para después, tengo sueño ya, voy a dormir. Si quieres puedes verla con Byron.

—No, también me voy a dormir. Nos vemos mañana Alexander.

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—¿Qué hacías con mi hermano?

—Él llegó y dijo que tenía ganas de comer algo dulce, así que me dio hambre también y cociné eso para los dos, luego llegaste, no hay nada más. Sé lo que piensas, no tengo intención de estar con tu hermano, tampoco contigo, solo es por contrato, no lo olvides.

—No lo olvido, porque nunca estaría con una mujer como tú —contesta él algo ofendido

—Lo sé, tu estilo se basa más en las mujeres sin cerebro que se dejan usar como un juguete para satisfacerte —dice dándole la espalda para dormir —Tampoco eres mi tipo Byron Buquer, no tienes que preocuparte.

Los días pasaron rápidamente y ambos volvieron a Italia, Samara sigue viviendo con Byron como establece el contrato, pero como él le había dicho, casi no se veían, se mostraban en algún que otro evento público y luego estaban cada uno por su lado. A Samara no le interesaba que es lo que hacía Byron cuando no estaba con ella, por otro lado, él sabía todo lo que ella hacía y le molestaba un poco el hecho de que esa mujer no lo buscara ni le rogara por atención como hacían todas las demás.

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