La boda

Capítulo 20

Había llegado el gran día, todo estaba listo en la casa. Todo se llenaba de luz; el patio central de mesas y flores anunciando que habría un gran festejo. También la capilla estaba lista había pasado tiempo desde el día que Rebeca y Enrique se casaron. Mientras tanto Cecilia y Rebeca se preparaban para la ceremonia.

—Rebeca mi vestido ya no me cierra—dijo Cecilia

—Es normal está creciendo nuestro bebé, no te preocupes cambiemos, el mío te va a quedar bien ya lo verás.—dijo Rebeca

—Estoy feliz por la boda de Vanessa, es nuestra hermana menor y ahora va a casarse.—Cecilia dejo salir sus lágrimas

—Lo se, pero algún día tú también tendrás que casarte. Verás que llegará alguien que ame a ti y a tu bebé.— afirmó Rebeca

—vamos niñas ya está lista la novia, se ve hermosa— les aviso Alfonsina

—Rebeca, creo que debería entregarla Enrique. Después de todo es el hombre de la familia.—sugirió Cecilia

—Claro que si, se lo iba a pedir a Gastélum. Después de todo el es su padrino de bautizo recuerdas.— dijo Rebeca

—Es cierto, lo había olvidado.—dijo Cecilia

—Alfonsina por favor dile a Gastélum que esté listo para entregar a su ahijada. Nosotras ya vamos en seguida.—dijo Rebeca

—Está bien mi niña. Allá las espero.—respondió Alfonsina

—Te ves muy linda, el embarazo te hace ver mas hermosa.— dijo Rebeca

—Gracias por estar aquí, te quiero tanto Rebeca.— Cecilia abrazó fuertemente a Rebeca

Cecilia estaba de mejor ánimo, después de la plática con Alfonsina eso había puesto en paz sus sentimientos. Gastélum y la abuela Sara estaban esperando a la novia en la entrada principal, la tía margarita se había llevado a Elias y su familia directo a la capilla. Era una familia realmente tradicional.

Sin mayor contratiempo se llevó a cabo la ceremonia Vanessa y Elias habían profesado su amor hasta que la muerte los separe.

Todos estaban celebrando la boda, a mitad de la recepción Cecilia se acercó a los recién casados antes del brindis por la felicidad de los novios.

—Buenas noches podrían regalarme un minuto. Como saben en la familia siempre se entrega un regalo a los novios como tradición de los Sámano.— Cecilia le hizo una señal a Gastélum.

Gastélum les entregó un portafolio de piel.

—Cuando mi abuelo aún vivía, lo acompañe a comprar la tequilera y honrando sus deseos. Hago entrega de la tequilera y hacienda del Carmen para ambos.— dijo Cecilia

Elias y Vanessa se levantaron a agradecer y abrazar a Cecilia. La ambición del padre de Elias era alarmantemente grande, se le iluminaron los ojos al ver tanto beneficio para su familia a través de Elias.

Tuvieron una velada de en sueño, para Cecilia el ver a su familia unida y sus hermanas felices era lo mejor que la vida le podía otorgar. Esperaba que el tiempo le ayudara a superar todo el dolor y que con la llegada de su bebé el amor volviera a ella.

Mientras Said estaba pensativo, su esposa Bianca entra en la habitación.

—Said, ¿por qué estás tan pensativo? ¿Que te aflige cariño?.— preguntó Bianca

—Para este momento mi hermano Elias ya se habrá casado.— respondió Said

—De verdad, ¿por qué no fuimos?.— preguntó Bianca

—Porque mis padres están ahí.— respondió Said

—Deberías reconciliarte con tu familia Said. No me gusta verte preocupado.— le aconseja Bianca

—No es tan simple como tú lo haces ver. Si me permites me voy esta plática me hace sentir incómodo. No vuelvas a tocar este asunto.— exigió Said molestó.

—Tampoco tienes porque desquitarte conmigo, no es mi culpa que no puedas acercarte a ellos. Me crees una idiota que no puedo darle ánimos a mi Marido.— le reclamo Bianca

—Lo lamentó, no te exaltes no es bueno para tu salud.— Said abrazaba a Bianca

Said no tenía una vida sencilla al lado de Bianca ella era caprichosa, voluntariosa y voluble. Era una tempestad, a pesar de que tenía una enfermedad complicada no quería ser el responsable de que se pusiera peor. Siempre comparaba a Cecilia con ella, Cecilia era dulce y dócil además estaba llena de vida y salud. Y las veces que estuvieron juntos fueron inolvidables para él. A veces se moría de celos en pensar que ella encontrara a alguien, así jamás podría recuperarla.

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