La mirada de Elizabeth fue una de las más dolidas que pudo haber visto en su vida, sin embargo, la chica no dijo más nada y cuando las puertas se cerraron, un suspiro abandonó sus labios, se dió media vuelta y caminó hacia su pequeña oficina, en donde tenía todo para su trabajo.
—Jake— la puerta fue tocada, y cuando giró, pudo ver al asistente de su jefe, Adrian, asomado y mirándole con seriedad—, el señor Davis quiere verte en su oficina.
—¿Hice algo malo?— preguntó desinteresado.
—No lo sé, no me dijo para qué quería verte, pero dijo que fueras de inmediato.
El chico de cabellos castaños y rizados abandonó el lugar y Jake solo pudo suspirar nuevamente, aunque si lo despedían no era algo que le afectara a esas alturas, de hecho, no había nada que pudiera afectar su vida, pues para él, su vida ya estaba demasiado dañada.
—¿Quería verme?— preguntó una vez estuvo frente a la oficina de su jefe, el señor Davis, un hombre de cincuenta años que tenía un porte muy elegante y que con una sola mirada de sus fríos ojos podía paralizar a cualquiera, menos a él.
—Jake, siéntate por favor.
El peli negro asintió con la cabeza y caminó hacia las sillas que estaban frente al escritorio negro, no sin antes haber cerrado la puerta.
—¿Pasa algo señor Davis?
—No estés tan tenso. Solo quería decirte que las últimas fotografías que tomaste fueron muy buenas, a la gente le gustaron mucho y a la actriz también.
—Hmm, ¿Gracias?
—No agradezcas, no es por eso que te llamé—el hombre cruzó sus dedos y recargó los codos en la superficie del escritorio—. Quiero que me consigas nuevos modelos para publicidad, hay una compañía que quiere promocionar perfumes de hombre en la revista, pero los publicistas son muy tercos y ellos no quieren modelos conocidos, quieren chicos jóvenes y llamativos, ya sabes que esas compañías suelen ser muy caprichosas, entonces quiero que tú los consigas y que seas el encargado de fotografiarlos... ¿qué dices?
—Claro, cuente conmigo señor— respondió con una sutil sonrisa forzada.
—¡Perfecto!... escucha hijo, se que la has pasado mal estas semanas, pero me da gusto ver qué no has perdido el entusiasmo, si todo sale bien, te daré un aumento.
El señor Davis lo despidió con un apretón de manos, y Jake volvió a su oficina, aunque aquel trabajo no le importaba realmente, no tenía ganas de hacer nada, por lo que se sentó en una silla, y miró las paredes durante horas, suspirando, de vez en cuando, recordando y llorando, pensando que la vida no era justa, pensando que de hecho, no tenía ganas de vivirla.
Y después de aquel día tan largo, lo último que le preocupaba era estar sobrio para ir a trabajar al día siguiente, por lo que llegó a su departamento con varias latas de cerveza en la mano, arrojó su suéter al suelo, dejó caer su morral, y entonces se sentó en el sillón, mirando una caja negra de cartón tirada en una esquina, abriendo una lata de cerveza y bebiendo su contenido casi de un solo trago, incluso sintió como algunas gotas escurrían por las comisuras de sus labios.
De pronto, sus ojos pasaron de aquella caja negra, al pequeño piano que se encontraba pegado a la pared, el cual tenía encima una planta, misma que le había regalado William su cumpleaños pasado. En ese momento, sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas y recordó que no había tocado ese piano desde aquel día, pues cada canción que escribió y tocó, fue dedicada e inspirada en William.
—¿Recuerdas tu canción?— preguntó al aire mientras se ponía en pie y bebía de la lata de cerveza, dejándola caer en su paso cuando estuvo vacía, acercándose al piano, y cuando estuvo frente a él, sonrió amargamente, viendo sus lágrimas caer sobre las teclas blancas y negras, por lo que las presionó fuertemente con ambas manos, produciendo un sonido desagradable
Las lágrimas siguieron escurriendo por sus mejillas mientras recordaba la manera en que él sonreía cada vez que tocaba una melodía. Un sollozo abandonó su boca, tomó otra lata de cerveza y con su mano tambaleante la dirigió a sus labios, pero no pudo beber más, pues el llanto no se lo permitía, así que arrojó la lata contra la pared, viendo como el líquido se derramaba en el suelo cuando cayó.
»—¿Tocas piano?— preguntó William sorprendido, era la primera vez que visitaba el departamento de Jake y jamás esperó encontrarse un piano.
—Si, ¿Te gustaría escuchar una melodía?
—¡Por supuesto!— exclamó emocionado, mirándolo expectante.
Ambos se sentaron en el banquillo frente al piano, y cuando Jake comenzó a tocar, pudo apreciar la enorme y hermosa sonrisa que le regalaba su acompañante. William se veía tan concentrado escuchando, que Jake juró, podría permanecer de esa manera todo el día.«
Los recuerdos eran tormentosos, pero aún así, se sentó frente al piano y comenzó a tocar cualquier canción que le vino a la mente, mientras daba sorbos a otra lata de cerveza. y así estuvo por caso dos horas, tocando y bebiendo, hasta que el alcohol comenzó a hacerle efecto en el organismo, pues empezaba a sentirse muy mareado, así que se puso de pie y se tambaleó hacia la puerta del departamento, necesitaba tomar aire, pero en cuanto puso el primer pie en la calle, el viento chocó contra su rostro e hizo que el mareo se intensificara, pero aún así no se retractó, siguió caminando, tambaleándose por la solitaria acera en esa fría noche, donde todo estaba tan callado, donde todo estaba tan oscuro, y lo único que deseaba, era que así fuera durante todo el camino, pero, al llegar a un callejón, pudo ver a unos vándalos que al parecer estaban intercambiando cosas ilegales.
—¡Oigan! — les gritó captando su atención, y ellos fruncieron el ceño mientras se le acercaban— He visto lo que hacen.
—¿Ah, sí? ¿Y qué? ¿Nos vas a denunciar, idiota?
—Si, eso haré justo ahora — sonrió burlista, logrando enfadarlos más.
—Mejor vámonos, es solo un ebrio estúpido— dijo el cabecilla caminando hacia el lado contrario, pero cuando los demás estaban por seguirlo, el cuerpo de Jake actuó por si solo y le lanzó un puñetazo a uno de ellos. Después de eso, no supo qué pasó, hasta que sintió el frío asfalto bajo la palma de su mano, y el sabor metálico de la sangre dentro de su boca.
—¿Eso es todo?— dijo en forma de burla, limpiando el líquido de color rojizo y espeso que escurría entre sus labios.
Los tipos gruñeron de rabia, y molestos comenzaron a darle varios puñetazos en el rostro, y después una oleada de patadas en todo el cuerpo, pero Jake no se quejó, al contrario, sonreía como un idiota, como un completo loco, y cuando lentamente empezó a perder el conocimiento, se dió cuenta se que el dolor cada vez se sentía menos.
Pensó que inconsciente no sentiría más dolor. Si cerraba los ojos, tal vez se acabaría todo el sufrimiento, no sería atormentado por los recuerdos, y la ausencia de las personas que más amaba en el mundo ya no serían un vacío dentro de su corazón. Si moría, iría detrás de William, y lo encontraría quizá a donde fuera que vayan las almas, tendría otra oportunidad de estar con él aunque sea en la muerte.
Y sonrió, a pesar de que los golpes violentos que le estaban propinando, seguro lo matarían. Sabía que pronto terminaría todo, y por una parte, era lo que deseaba, así que, sin borrar aquella sonrisa débil, cerró los ojos, y sus oídos de pronto solo escuchaban ecos, los sonidos se distorsionaron y creyó que pronto acabaría su tormento, hasta que un grito se escuchó a lo lejos... "¡Déjenlo!".
Luego de eso, escuchó un pitido y después, nada, todo se volvió oscuro, no había una pisca de luz, sin embargo, sentía como si su cuerpo estuviera flotando en agua helada. El silencio era abrumador, y por más que trataba de moverse, no podía, se mantenía estático, hasta que finalmente escuchó una voz lejana, como si fuera un susurro en sus oídos.
—¿Por qué haces ésto?
Inmediatamente reconoció la voz de William, una voz tenue, cargada de tristeza.
—Solo... Solo quiero ir contigo — murmuró e intentó moverse, pero su cuerpo no respondía, y la voz pareció alejarse aún más.
—No, amor mío... Debes seguir adelante... Aún tienes mucho porque vivir— la voz se volvió más clara, y de pronto sintió como si una mano muy delicada acariciara su mejilla, haciéndolo sentir un escalofrío al contacto, pues aquella piel se sentía helada.
—No puedo, no puedo seguir sin ti... Te necesito— la primer lágrima escurrió junto con aquella voz quebrada.
—Yo sé que puedes... Aún te falta mucho... Te amo Jake.
La gentil mano, sujetó la suya con fuerza, y pronto sintió unos labios fríos sobre los suyos, dejando un suave beso, sin embargo, lentamente se fue soltando de su agarre, y fue en ese momento que una calidez indescriptible invadió su interior.
—¡Espera!— trató de detenerlo, pero solo escuchaba pasos alejarse. No podía moverse, por más que lo intentará desesperadamente, pero entonces los pasos cesaron y un dolor en el pecho le invadió, al mismo tiempo en que otra voz aparecía en su mente.
"Vamos amigo" escuchó decir a esa extraña voz "Vamos, despierta" los latidos de su corazón se aceleraron, y de pronto una brillante luz lo cegó.
La oscuridad se había ido, abrió lentamente los ojos, y las imágenes que veía eran confusas, por lo que se preguntó si a caso lo había soñado, pero si no era así, si realmente estaba muriendo, deseó por un instante que no lo salvaran, deseó que lo dejarán morir, deseo que lo dejaran ir a su lado, pero no estaba consciente de que aquella brillante luz lo había sacado de la oscuridad, y pronto aquella luz iba a adquirir un rostro, porque aquella luz, era la misma persona que le había salvado la vida.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 9 Episodes
Comments