capitulo 8

— Mi abuela no lo aceptaría por nada del mundo, pues en bien sabido que ya la mayoría o casi todo el mundo me aceptaría, pero la mayoría de mi familia no y eso sería un escándalo supero horrible. — me dice nervioso.

— No dirás nada, cierto.

— Claro que no, tranquilo.

—Bueno, me voy a dormir, mañana será un día supermovido, vendrán los alfas y todos estarán organizando aparte con la venida de mis abuelos, todo se complica más.

— Entiendo, mañana me levantaré a ayudar.

— Vale — termina de decir y cierra la puerta de mi habitación.

Me tiro en la cama quitándome el brasier y a acomodándome para dormir.

Cierro los ojos y caigo en un sueño muy, pero muy profundo.

Abro los ojos y qué rápido dormí, me levanto y veo algo extraño.

— Hola, bienvenida al reino de los cielos — Me dice lo que supongo que es un ángel.

Me levanto y veo todo de blanco las nubes que lugar tan hermoso.

— Ven, dame la mano — se la doy y me lleva volando a otro lugar, desde lejos puedo ver la cantidad de Ángeles que hay.

Se acerca alguien más intimidante pero angelical a nosotros.

— Tú escúchame, ya casi se acaba el tiempo, tienes que siempre seguir las reglas, nunca debes desobedecerlas, jamás, por qué te pasaran cosas terribles, jamás deben de juntarse dos alfas, nunca deben de juntarse personas del mismo sexo y por último jamás deberás concebir un hijo con él. — Me dice y yo lo miro más que mal.

Todo se vuelve oscuro y despierto agitada, sigo en mi cuarto y al parecer estaba durmiendo, ya es de día.

Me levanto confundida y a la vez aterrada por esas palabras.

Hago todo mi aseo personal y me levanto saliendo del cuarto, a lo que alguien se tropieza un poco conmigo u esta casa parece una locura de un lado a otro.

Me dirijo al cuarto de nikolay y parece que no está.

Bajo las escaleras y lo veo.

— Buenos días — le doy un beso en el cachete.

— Buenos días, reina.

Me da un abrazo y lo recibo gustosa.

— Ayúdame a llevar esto a donde mi hermano.

Recibo la caja y la llevo al despacho de él.

Entro sin tocar y está él con sus abuelos.

— Disculpen — Digo entrando normal y dejando la caja a un lado del escritorio mientras el alfa me mira.

—¿Quién es ella?

— Nadie, abuelo.

Veo que la señora de ayer le susurra algo al abuelo.

— Vladímir esto lo mando nikolay.

— Gracias.

— ¡como puedes dejar que te tutee, Acaso no tienes pantalones!

— ¡Compórtate como hombre! Joder o los tendré que educar otra vez.

Dice y lo miro despectivamente.

— idiota — le digo saliendo de la habitación.

Pensé que el alfa me iba a matar.

Camino por la casa y salgo a la manada.

Miro a todos lados y me convierto en lobo y salgo al bosque, me encanta venir aquí.

Aspiro el aire y huele a tierra y plantas, me gusta.

Veo algunas plantas curiosas y las corto y me las llevo, jamás puede faltar el kit de mis plantas que siempre traigo conmigo.

Me llevo un poco de esas flores raras y las guardo.

Camino adentrándome más al bosque y pegó un salto cuando veo varios carros negros blindados, tienen que ser los alfas, que vienen por la disculpa.

Camino restándole importancia y vuelvo a encontrarme duendes, salto para esconderme y mirarlos.

«Parecemos un gato»

Literalmente, aunque parezca un insulto para nosotros, parecemos, como si quisiéramos comerlos, pero en realidad dan mucha curiosidad.

Veo unas mariposas y salto para tratar de atrapar una, pero no lo logro, son hermosas.

Camino devuelta a la manada, pero se me coloca una mariposa negra en la punta de la nariz.

«Dicen que cuando aparece una es porque alguien te va a visitar, creo»

Pero se supone que aparece en una casa y estamos en el bosque.

Me dirijo a la mansión en forma de lobo y entro, veo que las camionetas ya están entro rápido a la casa y a mi habitación.

Me coloco un vestido azul y también tiene una abertura en los lados de mis piernas y unas hermosas sandalias negra, me pongo un poco de maquillaje y bajo las escaleras.

Me entra una necesidad de ir abajo a ver al alfa.

Abro un poco la puerta y está solo afortunadamente.

— Hola — le digo entrando.

Parece no molestarse por mí. Presencia y lo persigo.

—¿Qué tienes? — Pregunto acariciándole el cabello.

Parece que le gusta.

— Mis abuelos, me tienen harto y me repiten una y otra, vez que te saque sé aquí, pero no puedo.

Me alegra un poco escuchar eso.

— Entiendo.

Le doy un besito en la boca el cual él recibe y por dentro estoy llena de mucha alegría, me agacho a la altura de él y me mira.

Pareciera que le fuera a rezar, pero no, solamente quiero mirar su hermosa cara, por ahora.

Lo acaricio un poco más y cierra los ojos.

Me siento en su regazo y le doy unos besitos más.

Sonrió y lo abrazo, hasta que su hermano nos interrumpe.

— Los alfas llegaron — le avisa y se va rápidamente.

— ¿Quieres ir conmigo?

— No sospecharían.

— Me importa una mierda.

— Me agarra de la cintura y nos dirigimos al lugar.

Recuerdo que tengo que ir donde nikolay.

— Espérame un momento.

Busco a nikolay.

— Señor, vas a ir a la reunión.

— No.

— ¿Cuándo me presentas al afortunado?

— Cuando vengan mis. Padres o sea tus hermosos suegros, que creerme no se comparan a los horribles que son mis abuelos, pareciera que no fuera hijo de mi padre, son totalmente diferentes.

Me alegra oírlo, ojalá les caiga bien

— Esperemos, yo creo que sí.

— Tengo hambre.

—¿Quieres fresas?

— sí

Toma una taza y me las da con leche condensada.

— delicioso, espérame aquí.

Me dirijo a la cocina a echarle más, siento un olor a tierra mojada y ¿Fresas?

Un delicioso aroma.

¡Mierda! ¡No puede ser!

No puedo creer que todas las cosas prohibidas me pasen a mí.

Dejo caer la taza con fresas y respiro profundamente.