capitulo 5

Vladímir.

Salgo rápidamente de mi despacho, no quiero verla, ahora.

Me siento como la mierda por haberla rechazado y dejado sola.

Tengo que proteger a mi gente, pero no sé, si podre soportar que esté cerca de mí y no la pueda tocar.

— Señor.

— Dime lucier.

Lucier es mi mejor amigo y mi beta desde hace 15 años.

— Llegaron varios alfas, reclamando algo, pero no sé muy bien, ahora están en la sala de juntas.

— ¿Cómo?, ellos no tienen por qué venir a buscar nada aquí, que yo sepa ninguno está en crisis por ahora.

Camino molesto y a pasos grandes por toda la casa, hasta llegar al lugar.

—¡Qué mierda! — Grito viendo como se pelean dos alfas.

— ¡En mi maldita casa, No!

Veo como otros alfas tratan de separarlos y parecen entrar en razón y se detienen.

Veo a 5 alfas, aquí de otras manadas y no sé qué mierda hacen aquí.

— Que quieren, hablen rápido o se largan de aquí.

— Queremos a la ingeniera química y botánica que tienes aquí.

Mi beta carraspea fuertemente sabiendo, que es mi mate.

— No, ahora lárguense.

— ¿Por qué, no?

Dice el único alfa que ha hablado por los otros 4  el de la manada plata, Keiler.

— Por qué fui el primero en ir a buscarla y no pienso dejársela a ninguno de ustedes, espero que me escuchen bien.

— Volveré, pero de que me la prestas, la prestas.

—¡No! Imbécil, te dije que, ¡No! Y ella no es un objeto para prestar, es una maldita persona, así que cuida tu boca y lárguense todos.

Loa otros alfas, se queda en silensio.

— El alfa Vladímir tiene, razón, ella es una persona, yo solo venía a conocerla y ver si podía, me hiciera un favor, alfa Keiler usted está equivocado. — le dice un joven.

Demasiado joven para ser alfa de seguro, fallecieron sus padres y tiene poca familia.

—¡Cállate, imbécil, no ayudas! — keiler le grita y le pega una cachetada que lo manda a volar a una pared.

Otro alfa joven, pero está en la edad perfecta para ser alfa lo ayuda.

— ¡Los quiero a todos afuera! — grito lanzándole un tranquilizante a todos.

— Lucier, Sacalos de aquí.

— Si, señor, no parecen alfas.

—Al parecer no lo son.

Me voy a mi habitación y me quedo un rato admirando la luna.

Lo único que me queda ahora, es conseguir a alguien que esté preparada para el puesto de luna.

Aunque no quiera, tendré que hacerlo, no hay de otra.

No puedo arriesgar la vida de ella ni de las dos manadas.

— Lucier

— Dígame alfa.

— Necesito que refuerces las salidas y que los guerreros estén preparados, hablaré con ella de la situación más tarde.

— Sí, alfa.

Me queda mirando unos segundos y sé que quiere que conversemos.

Me siento en una silla y él se quita de la puerta cerrándola.

— Está seguro de rechazarla y buscar otra luna.

— Por qué creame, que si a ella la eligieron ser alma gemela suya, es porque más nadie tiene el derecho ni poder que tiene la legítima dueña de ese sitio, así que piénselo bien.

— Además, deja de ser tan amargado y vive la experiencia de lo prohibido, imagínate que estás mordiendo la fruta más deliciosa del mundo, esto nadie lo tiene que saber, tienes que vivir la maldita vida al máximo, no sabes cuando esto, se terminara.

— No estés pendiente de la manda tanto, ya has servido muchos años, ahora enfócate un poco en ti, joder, tienes que estar con la persona que amas.

Termina su largo discurso y respira profundo para decir una última cosa.

— Espero que te sirva esto, tómalo como consejo, independientemente de lo que elijas, siempre estaré contigo. — termina de decir para acercarse a mí y darme palmadas en la espalda y chocamos puños.

— Gracias, lucier.

Él sale y me quedo pensando en todo lo que me dijo.

Es tan cierto que nunca pensé en mi bienestar ni en mi felicidad, algo que no he logrado conseguir y creo que así estoy bien.

Suena una alarma y empiezo a recoger unos papeles.

Llamo a una de las sirvientas y viene lo más rápido posible.

— Dígame Alfa.

—Limpia las escaleras que van al sótano — Ordeno rápidamente.

— Lucier, Nikolay tengan todo listo, para bajar.

— Sí — me gritan ellos desde el lugar donde están y los escucho perfectamente.

Limpio mis manos y me llevo un cuchillo extremadamente grande.

Desinfectó mis manos por protocolo más, no es necesario.

Hago el mismo procedimiento con el cuchillo, le dejo el resto a Lucier mientras voy a buscar a Nikolay en la biblioteca.

Miro, a ver que encontró.

— ¿Nada?

— No, según los libros, no hay registro sobre eso, pero.

— ¡Que!

Le grito fuerte porque no es momento de molestar.

Encontré un libro, que al principio dice algo parecido a eso, pero el resto son hojas blancas y solamente la reina de la naturaleza puede abrirlo.

— ¡Mierda!

— ¿la reina sigue viva?

— Ese es el problema, está muerta.

— No hay nada que hacer, pero llevaré el libro a alguna hada de las de afuera, a ver si pueden, aunque no creo.

— Yo lo llevo — Le digo arrebatándole el libro.

Me transformó en mi lobo de color negro y salgo a las afueras de la manada.

Encuentro polvo de hada en el aire y la rastreo con mi olfato, la veo cerca de unas plantas y salto atrapándola suavemente con mi pata.

—¡Ahhhh! Maldito lobo — grita y me fastidia su sonido.

La aprieto un poco más para que se calle, lo cual hace inmediatamente.

— No vayas a escapar y mira.

La suelto y ella me rueda los ojos y me mira.

Apenas tiro el libro en el piso, ella abre los ojos.

— ¿Qué con eso?

— ¿La reina de la naturaleza murió?

— Sí, ¿y?

—¿Pueden tratar de abrirlo?

— Me lo llevaré para que no me mates, pero no creo.

— Llévatelo, aquí nos encontramos en 15 días.

Me dirijo a la mansión y llego en bóxer y entró y todo está en silencio, subo hasta mi habitación y me siento en una silla a tomar un poco de vodka.

Maldita vida.

La vida está dividida entre lo horrible y miserable...

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