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Era de noche, y por ruido alto del fútbol en la televisión, la familia de Lucas ignoraban lo que estaba pasando en su habitación.

En su cuarto Lucas estaba siendo tocado, besado, lamido, mordido por Etham que parecía embriagado por los gestos de Lucas.

Etham sostenía fuerte con una mano las muñecas de Lucas para que este no se pueda escapar, mientras que su otra mano tocaba debajo de la ropa de este.

Y cuando se fijó que los ojos de Lucas no dejaba de mirar su pen*, este quiso avanzar más...

Terminando de lamer la oreja de Lucas, soltó las muñecas de este y prosiguió a bajar su pantalón del joven, en lo que su otra mano masturbaba el pen* erecto de Lucas.

Lucas se estremeció y arqueaba su espalda por las nuevas sensaciones que recibía su cuerpo.

Ya no luchaba por liberarse de Etham, se había rendido, pero todo cambió cuando vio que el joven le empezaba a quitar su polo.

Obviamente, ya habían cruzado la línea aunque no había penetración, sin embargo, quitarle por completo la ropa a Lucas era algo que él podía permitirse... Pues este aún sentía vergüenza de su propio cuerpo.

Lucas aterrado de que Etham vea su barriga, y otras cosas, pateó el pen* de su amigo.

Etham sintió un dolor horrible, y cayó al suelo.

Vio la cara aterrada de Lucas, voltio en dirección del espejo y miró su rostro, todo de él se veía como un depredador.

No podía creer lo que había hecho.

Se arregló apresurado y pidió perdón a Lucas para salir huyendo de esa casa.

Llegando el día lunes, Lucas no fue a clases.

Algo que le preocupó a Etham, pues este sabía que su amigo no faltaba.

Al terminar el día escolar, Etham fue a la casa de su amigo y como siempre fue recibido con los brazos abiertos por todos.

Fue al cuarto de Lucas y este no se encontraba ahí, a pesar de haber sido confirmada su estancia ahí por su madre.

Etham vio casa esquina de aquella habitación y cuando decidió irse, escuchó un estornudo que provenía de bajo de la cama de Lucas.

Rápido, fue hacia ahí, se agachó y vio a Lucas asustado.

Sus ojos se encontraron.