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...Lucas...

Una mañana como cualquier otra de mi adolescencia, salía de casa con comentarios de mi familia respecto a mi peso.

Y ver que Lucía ya no estaba a mi lado.

Observar como casi es habitual en el camino a la escuela a Etham recibiendo una confesión de alguna muchacha, pero el de este día, fue algo diferente, la chica que ahora le confesaba sus sentimientos era mi crush.

Mónica, desde primer día de la secundaria me enamoré perdidamente de ella, fue amor a primera vista y obvio un chico tímido, gordito y nada agraciado tendría una oportunidad con ella.

Solo soñaba con tener una vida a su lado, casarnos, tener hijos, ver nuestros nietos, y envejecer a su lado.

Sin embargo, aunque muchos me evitaban por mí apariencia, ella era muy amable, siempre era la primera en saludarme cada mañana y cuando entré a la preparatoria, mi corazón saltó de alegría al volver verla.

Aún recuerdo que me saludó con mucho entusiasmo y me susurró en el oído que iba a esa preparatoria solo por mí.

Por un momento creí que yo podría gustarle.

Hasta que en clases vi que más compañeros de la secundaria estaban en el mismo salón.

Y ella gritó con mucho entusiasmo que se alegraba de ir misma preparatoria que sus antiguos amigos. Y que eligió justo esa institución porque iba la mayoría de sus viejos compañeros.

Que ingenuo fui.

Creí que era especial para ella.

Pero estaba ahí por todos, no solo por mí.

Tal vez solo se acercó a mí, porque soy amigo de Etham y así poder confesar sus sentimientos a él.

Que tonto creer que una chica como ella se fijaría en mí.

Espero Etham sea dulce al rechazarla.

Sin embargo, Mónica es muy linda y amigable, tal vez la acepte.

Aunque nunca fuimos algo, agradezco mucho esta ilusión que me hizo sentir ella, porque nadie me quitara el entusiasmo, nervios y alegría que sentía cada vez que iba al colegio, para solo verla.

Y creo que... Etham le rechazó a ella porque ella parece haber cambiado desde que habló con él.

Al terminar las clases de ese día, ella me ignoró, tal vez si me usaba para acercarse a Etham y al ver que él no le correspondía, vio que yo ya no le sería útil.

Aun así agradezco la felicidad que me dio.

Pero aun así, me duele

¿Por qué debemos pasar por estos sentimientos tan hermosos para tener un final tan desgarrador?

Llegando a mi casa, ya no quería comer y mi papá me grito que si quería bajar de peso me fuera al gimnasio, no obstante, esta vez no omití la cena por la dieta, sino porque no tenía ganas y ya.

Solo quería llegar a mi cama y llorar.

No quería cambiarme, ni ducharme, solo quería hundirme en mi cama.

Mónica, lo nuestro ni siquiera fue realidad, pero fue algo hermoso.

Llorando vi que aún tenía la impresión de su foto en mi pared, con la que siempre practicaba platicar para un día confesarme.

Pero esta vez solo la quité, tirando al bote de basura, quise tener una última ilusión con ella.

Cerré los ojos e imaginé que éramos novios y que la besaba, mi mano recorría su cuerpo y...

Al dejar llevar mi imaginación, mi cuerpo empezó a reaccionar.

¡Maldición!

Sé que es una necesidad fisiológica, pero en mí no es tan común como comentan los demás compañeros de clases.

Pero al dejar llevar mis pensamientos hacia Mónica, mi cuerpo solo reaccionó.

Y tuve que hacer llevar mi mano en el miembro mientras lo frotaba y pensaba en aquel amor que jamás se podrá dar.

Me sentía sucio al ensuciar mi fantasía con un acto así.

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