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...Etham...

Muchos muebles desocuparon aquel cuarto.

Y un hoyo que había entre la pared de su casa y la mía, se hizo notar, aunque Lucas parece haber ignorado.

No lo culpo era un hueco muy pequeño.

El tiempo iba transcurriendo, y aunque el espiarlo estaba mal, no podía evitarlo.

A veces lo veía triste llorando, y cuando eso pasaba, subía a mi techo y corría hacia el techo de su casa, bajaba las escaleras e iba a molestarlo en su habitación.

Nuestras viviendas estaban unidas, por eso nunca tuve complicaciones con ir a su casa. Y sus padres me consideraban de la familia, por eso me dejaban entrar a su hogar en cualquier momento.

Creí que con el tiempo Lucas también se fijaría en mí, pero no, tanto en la calle como en la privacidad de su habitación, mostraba que le gustaba las chicas.

Recuerdo cuando entramos en la secundaria y conoció a una niña llamada Mónica, al llegar a su casa, vi a través del hoyo que él buscó en su computador las redes sociales de aquella joven.

Y pasó algo inaceptable, imprimió una foto de ella y empezaba a darle besos y fingir hablar con ella.

Cómo si practicara una confesión.

¿Se le iba a confesar a esa muchacha?

No quería.

Tal vez ella le rechace, pero ella parecía también gustarle Lucas.

Solo un tonto como él, no se daría cuenta.

Siempre quería separarlos, pero siempre era interrumpido por alguna chica, no se que pasó, que desde que entre a la secundaria, muchas compañeras de otras clases se confesaban ante mí.

Pero por más hermosas que eran, aún me atraía Lucas.

Y como siempre se interponían entre él y yo.

Eso me hizo odiar y ser más duro con mis rechazos hacia sus sentimientos.

Aunque algo, solo una pisca me ponía feliz de aquellas confesiones y era que, eso solo me alzaba el ego.

Eran muchas confesiones, eso significaba que entonces ¿yo era alguien apuesto?

Y que muchas de las veces que recibía esas palabras, cartas y dulces de amor, era observado por Lucas.

A veces me preguntó ¿qué pensará cuando me ve en esas situaciones?

¿Empezará a sentir celos?

Pero al llegar a su habitación, demostró tener celos, pero no los que yo quería, sino que quería ser como yo.

Los años siguen pasando y ya habíamos llegado a primer año de preparatoria.

Teníamos 16 años, y aunque los libros de ciencias dicen que en la adolescencia uno tiene las hormonas alborotadas, impulsando a muchos adolescentes a masturbarse, en la privacidad de su cuarto Lucas jamás lo hizo.

Yo lo hacía, la primera vez que lo hice fue cuando fuimos a la piscina, con la familia de Lucas y Lucía. Teníamos 13 años, y yo ya había aceptado mi atracción hacia mi vecino, y cuando lo vi mojado y en traje de baño, lo primero que hice al llegar a casa fue tocarme pensando en él.

Creí que algún día él pasaría por lo mismo, al menos imaginando alguna muchacha, y quería verlo.

Lo deseaba.

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