Capítulo 20: Seamos exclusivos

Matt:

"Una mujer tiene necesidades" me quedo con sus últimas palabras. Doy vueltas por la habitación sin detenerme

En ese momento me pregunté ¿cuántas parejas había tenido?, ¿la harían sentir también como yo?, ¿tenía una pareja del que yo no supiera?.

Pare de caminar considerando esto, pero negué y continúe con mi marcha. La había investigado y no había ningún hombre en su vida.

Lo que más me perturbó fue el hecho de que ella pudiera entregarse a otro hombre mientras estuviéramos casados y aunque tenia derecho. Porque nuestro matrimonio no era real y yo le acababa de decir como un idiota que buscaría compañía. Aún con esto, no quería que estuviera con nadie, por qué ese deseo primitivo estaba aún dentro de mí, y me decía que ella era mía. Mi esposa.

Me detuve en su puerta y escuché un gemido y fruncí mi ceño, ¿acaso estaba ella...?. Trague fuerte de solo imaginarla tocarse. Respire hondo y sacudí mis brazos no podía entrar, no podía, me decía una y otra vez, mientras pasaron diez minutos.

Hasta que no pude soportarlo más y entre sin permiso en el baño. Jenna inmediatamente se asusta y se cubre. No veía indicios de que se estuviera dando placer, así que probablemente lo imagine.

"Que haces aquí sal" grita.

Me debato en que hacer, pero no salgo y, en cambio, le doy la espalda.

"Lo siento, pero quiero aclarar algo. En realidad es una nueva condición en nuestro matrimonio"

"¿No podrías haber esperado?" dice ella molesta

"Esto no puede esperar" mi voz me falla, estoy algo nervioso

"Pues ya estás acá dilo" su voz destila irritación

Empiezo con voz controlada "No tendremos relaciones sexuales con nadie, nos seremos fieles" ella se queda en silencio y pensé que no me había escuchado. Así que me voltee ligeramente, para verla con la boca abierta.

Ella estrecha su mirada y oh sí a pesar de que se esforzaba por cubrir su cuerpo, alcance a ver un atisbo de su pecho desnudo. Jenna se cubre inmediatamente y dice "no mires" me advierte.

Alzo las manos "no puedo evitarlo soy un hombre" me acercó al lavabo. Me siento ligeramente allí en el mueble que viene incluido con éste y me cruce de abrazos sin mirarla. Porque verla ahí en la bañera me hacía fantasear algo más...

"Qué dices" preguntó impaciente. No sabía porque había dicho esto. Pero desde que la vi por primera vez en la secundaria siempre la había reclamado como mía. Así que siendo mi esposa, me prometí que nadie la tendría.

Luego pensé con amargura, ya cuando nos separáramos en el tiempo acordado, Jenna podía hacer lo que quisiera con su cuerpo, pero antes no.

"¿Estás seguro?" Pregunta y la veo de reojo está sorprendida.

"Porque no lo estaría" dije simplemente

Jenna resopla "Yo puedo contenerme, pero tú el hombre más mujeriego"

La miré irritado "no exageres, no lo podría así. La mayoría del tiempo trabajo"

"ujum" dice no creyendo, pero lo que sea era cierto.

"Así que porque lo haces, podrías estar con quien quieras y yo también..." la detengo con una mirada y Jenna lo nota y baja la mirada.

Suspiró enojado no quería asustarla, así que cambio mi tono a uno más amable. Digo la única mentira creíble "soy una figura pública, en el medio de los negocios. Al menor desliz, todos podrían enterarse en especial mio tío. Así que no podemos estar con otras personas" Le digo

Jenna me mira con aburrimiento "por supuesto" dice como si ya no le sorprendiera. Pero que podía decirle, solo podía ofrecerle esto.

"Entonces tenemos un trato" dije acercándome y le tendí la mano.

Jenna la toma insegura y me observa. La tensión irradia en nosotros, estaba a solo un paso de tomarla y besarla. Hacer la mía en esta bañera.

Ella suspira y su busto se levanta con la acción y fue mi perdición.

Cuando pensé que no podría soportarlo. Jenna intervine "Sí esto es todo lo que necesitas decir, ¿puedes salir para que me siga bañando?", dice con voz inestable

Parpadeo para salir del trance en el que estaba y suelto su mano, "por supuesto, pediré servicio a la habitación" le digo y salgo rápidamente del baño.

Una vez esta la puerta cerrada. Me apoyo sobre ella y respiro profundo. Es cuando notó que tengo una erección, estuve a punto de avergonzarme con esto, porque Jenna debió haberla visto.

Pero al final no me sentí mal porqué, Jenna sabía que la seguía deseando como aquel día. Solo era deseo, no amor. Así que me sentí mejor conmigo mismo. Hice como dije y pedi servicio a la habitación

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