|•Capitulo 17•|

..."Es una locura cómo han cambiado las cosas"....

Beatriz seguía durmiendo desnuda en el sofá cuando me levanté y me volví a vestir. Voy al respaldo de mi silla, tomo mi chaqueta y la deslizo debajo del cuerpo de la rubia. Recojo algunos papeles encima de mi escritorio y dejo en orden la carpeta que necesito para la reunión. Después de ordenar sin ceremonias, regreso al baño adjunto a la oficina para revisar mi apariencia una vez más. Hmmm... Revuelvo mi bolso en busca de algo que pueda ocultar la hinchazón de mis labios. Suspiro cuando no encuentro nada realmente eficiente y me miro en el espejo. Miro de nuevo el contenido del neceser, tal vez un brillo ayude.

Cuando termino, salgo de la habitación y cierro la puerta corrediza con un siseo silencioso. Para mi eterna suerte, la eternidad a veces puede durar solo un segundo, Beatriz no se mueve, lo que me hace exhalar con alivio mientras agarro mi bolso y mi maletín, lentamente abro la puerta y salgo de la habitación. Cuando finalmente cierro la puerta lo más lentamente posible, me apoyo contra la pared a su lado, respirando profundamente con los ojos cerrados.

— Así hasta parece que huyes de un monstruo — escucho decir a Alicia cerca y abro los ojos inmediatamente encontrándola apoyada contra la pared frente a mí. — Será mejor que bajemos a la reunión — mira la hora en su celular, frunce el ceño y se lo vuelve a guardar en el bolsillo — faltan cinco minutos. Todo el mundo debe haber llegado ya.

Solo asiento con la cabeza y la sigo hasta el ascensor. Cuando la puerta se cierra, Alicia se apoya en una esquina de la pared junto a mí, mirándome en el espejo.

— Te confieso que te sobreestimé cuando pensé que después de todo iba a dejar a Beatriz — comenta Alicia, rompiendo el silencio, desvío la mirada del espejo.

"¿Cómo sabes que ella está aquí?" - Cuestiono.

La mirada de mi amigo deja el espejo para mirarme directamente.

“Tienes a la rubia alerta, yo tengo a la recepcionista en el piso presidencial”, responde con sarcasmo.

Arqueo una ceja involuntariamente.

“Tú…” empiezo.

- ¡Ah no! Sacude la cabeza, riéndose. — No tengo nada con ella, no tenía idea de que tiene preferencia por las mujeres a pesar de relacionarse con los hombres también. Empezó a coquetear conmigo después del día en que Melody me insinuó en la recepción. Ya sabes cómo es ella. —Pone los ojos en blanco—. "¡Melody nunca se rinde!"

No esperes que renuncie a Lycia. Es raro que Melody insista en una persona, entonces eso significa que realmente te quiere – Te lo aseguro con una sonrisa burlona, ​​Alicia se cruza de brazos con el ceño fruncido.

"¡Han pasado cuatro años!" exclama. "¡Un día tiene que darse por vencida!"

— Por cierto — me vuelvo hacia mi amiga mirándola fijamente a los ojos — Nunca me atreví a preguntarte sobre tu sexualidad. Realmente no tengo idea de qué es y también han pasado cuatro años así.

— A mí no me importa — se encoge de hombros, sonriendo y devolviéndome la mirada — — entonces eso significa que soy bisexual. ¿Satisfecho?

“Hm”—miro hacia el techo, dando a entender que estoy pensativa—“así que podrías darle una oportunidad a Melody, ¿no? Lleva años insistiendo —observo a Alicia—, creo que no quiere solo un momento contigo, sino algo más serio —argumento.

— Aunque Melody es muy interesante, hermosa y genial y tiene muchos atributos para hacer que cualquiera se arrodille a sus pies, no estoy de humor para relacionarme con una modelo asesina — dice.

Parpadeo con algo de sorpresa y Alicia se para frente a la puerta del ascensor, extendiendo su mano cuidada hacia mí, le entrego mi bolso sin protestar y me coloco a su lado.

"¿Entonces quieres decir que la has estado rechazando porque su familia son todos los grandes jefes de la mafia?" Pregunto.

"Y tu padre no lo sabe", responde ella, ignorando mi pregunta, haciendo que la mire por el rabillo del ojo. Será mejor que terminemos esta conversación más tarde en mi apartamento.

"Está bien", acepto cuando las puertas del ascensor se abren y nos dirigimos a la sala de reuniones en ese piso.

[…]

“Estás haciendo un buen trabajo”, me felicita Alicia desde su asiento en la sala de conferencias ya vacía.

Dejo escapar un suspiro, colocando el control remoto de presentación en la mesa larga, mientras la pantalla se apaga.

“Dos años y medio de solo ver tus actuaciones y otro de práctica tiene que dar sus frutos”, respondo.

Alicia solo me mira por un rato mientras bebo de mi botella de agua.

- ¿Que pasó? — Pregunto, sentándome frente a Lícia al otro lado de la mesa, mientras coloco la botella sobre ella.

— Si Melody no fuera parte de la mafia, estaría de acuerdo en quedarme con ella — confiesa, dejándome un poco sorprendido por la forma repentina de abordar el tema. Miro.

“La familia de Melody son los jefes de la mafia, siempre lo han sido,” digo. “Melody estaba destinada a ser parte de esto mucho antes de que naciera.

"¿Como asesino?" - pregunta.

Estoy callado. No puedo seguir hablando de la vida de Melody sin su permiso, y mucho menos de sus elecciones y las consecuencias. Es su historia que solo ella puede contar.

“Si quieres respuestas sobre las elecciones de Melody, usa esta cena para obtenerlas. Espacio para que estén solos es algo que no les faltará. Y si quieres llegar a tiempo a la cita antes mencionada, deberíamos irnos ya – digo levantándome.

Alicia hace lo mismo sin contestar, me entrega mi bolso y juntos salimos de la empresa en nuestros autos —esta vez tendría que manejarlo aunque no quisiera— rumbo al departamento de mi amiga.

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