|•Capitulo 4•|

Desencadenante: este capítulo puede contener escenas inapropiadas para menores.

..."El amor es algo que todos quieren, pero no todos siempre pueden encontrar uno que sea verdadero"....

Han pasado cinco días y mi padre? Ni siquiera sé lo que ha estado haciendo, pero Any me informó que reunió a todos los empleados y se disculpó, dejándome muy satisfecho, pero si creía que cuando hiciera eso, me pondría de pie y me disculparía, estaba muy equivocado. No lo he visto desde el día que fui a la empresa, pero por ahora es mejor así, tal vez aún no esté listo para mirarlo a la cara. La noticia de Edgar desapareció de los temas y redes horas después y no se ve a nadie más comentando al respecto. Definitivamente todo por parte del esfuerzo de los empleados, sin duda.

Hoy es el día de la fiesta de graduación y mi padre ciertamente no irá, a menos que quiera arriesgar mi identidad, no me importa, odiaría eso en las circunstancias en las que nos encontramos. En la tensión que ahora existe entre nosotros. Sofía pensó que hoy debíamos pasar un día de relax y acepté. Realmente lo necesitaba. Ahora volvemos a casa a mi casa. Le pedí ayuda a Any para poder llevarla allí hoy sin que se tropezara con Edgar. No está bien que le oculte quién soy. Sé que no lo es, ¿quién no lo sabe después de todo? Las mentiras siempre se interponen en el camino de una relación. Pura verdad. Me siento la peor persona del mundo con lo que hago. Puedo mentirle a cualquiera sin sentir ningún remordimiento, pero con Sofya es diferente.

Cualquiera sabe todo. En parte descubrí, en parte conté. Medias mentiras, medias verdades, al final toda la verdad. Tal vez tengo escrito en la cara desde hace mucho tiempo que no me interesan los hombres, ella lo vio, mi padre no. Cualquiera en el fondo tal vez sea mi segunda madre, amiga. mi asesor Yo la amo. Y me sentí aliviado de tener a alguien tan cerca de mí que lo supiera. Me encanta no tener que disfrazar lo que soy, "esconderme" frente a ella. Siendo yo, sin máscara, sin maquillaje. Hablando de maquillaje, en casa nos esperan maquilladores que nos prepararán de verdad para la fiesta. Mi padre está hasta el cuello de trabajo.

[ ... ]

Al llegar a casa, le pido a uno de los sirvientes que lleve a Sofya a mi habitación, donde probablemente ya nos esté esperando todo, pero abierto a subir, me dirijo a la biblioteca. Necesito llamar a Brenda, una de nuestras amigas, para confirmar que lo que pedí está listo.

...|•Conexión en•|...

—Giu! ¿Y ahí? - Brenda habla con entusiasmo al otro lado de la línea, sonrío.

"¿Todo bien por allá Brenda?"

“Todo maravillosamente encaminado. ¡Solo amarás!

- Gracias.

"Te dije que no me lo agradecieras". Ustedes dos se merecen todo lo mejor, ¿de acuerdo? Como amigo, también juego a cupido.

Dejé escapar una risa ahogada.

“Vale, tengo que colgar y subir para que no sospeche.

- Adiós cariño. Espero que te guste.

- Por supuesto.

...|•Conexión desactivada•|...

Sonrío y guardo el teléfono en mi bolsillo, salgo de la biblioteca y me dirijo a las escaleras, las cuales subo de dos en dos, preguntándome si a Sofya le gustará mi sorpresa.

[ ... ]

Me sorprende ver a Any entrar a la fiesta, no esperaba que viniera aquí—después de todo, ¿por qué diablos estaría ella en mi graduación? No vestía ropa oscura como las que suele usar en el trabajo. A su lado, del brazo de ella, estaba un hombre, lo reconozco, es Felipe, su esposo. Y allí también, junto a los dos, estaba Alicia, su hija. ¡Tiene sentido! Lícia también se está graduando. Se me acercan y nos damos la mano, presentándoles a Sofya que se hace llamar mi amiga y eso hace que se me encoja el estómago unos centímetros. Any sabía que no lo era, pero tampoco demostró que supiera la verdad, le agradecí mentalmente por eso. Así transcurrió la velada, animada y relajada. En un momento dado, saco a Sofya, quien me mira confundida y un poco asustada.

- ¿Algo pasó? - Solo pregunta y la acorralo en el auto y me acerco a su rostro, lo suficiente para que nuestras respiraciones se mezclen.

- ¡Sí! Quiero que vengas conmigo —digo abriendo la puerta del auto. — Tengo una sorpresa para ti — Sonrío y la suelto, dejándola subir al asiento del pasajero y yo me dirijo al asiento del conductor, subiendo al mismo.

- ¿Cuál es la sorpresa? ella pregunta con curiosidad.

— Si te lo digo, ya no será divertido. Solo… ya no será una sorpresa.

“Odio cuando haces eso… todo ese suspenso. ¡Sabes que me pone ansioso!

"¿Y no es para eso que están las sorpresas?" - se ríe. "Espera un poco más, morena". Te prometo que el resto de esta noche será inolvidable.

"Giu..." ella insiste.

- ¡No sirve de nada! No hablaré, ya casi llegamos. Agarro una venda para los ojos que había dejado en la guantera antes y se la entrego. — Haz esto.

- ¿Para que? - ella frente a su frente sosteniendo la venda que le entregué.

“Solo ponte morena,” insisto.

Ella obedece, para mi deleite, y minutos después detengo el auto frente al hotel, salgo y ayudo a Sofya a salir. Le entrego las llaves del auto a un tipo que vigila allí y se asegura de llevar el auto al estacionamiento. Así que me dirijo hacia la entrada.

— Tranquila Sofya — le advierto. — Un poco de atención porque ahora es un paso...

"¿A qué hora llegamos?" —pregunta, tanteando a ciegas.

—Ya casi llegamos —digo, tomando la llave de la silenciosa recepcionista y asintiendo levemente en señal de agradecimiento. La mujer corresponde.

Entro al ascensor con ella con cautela y subimos al cuarto piso, entrando justo después a la habitación, donde todo estaba arreglado tal como lo había planeado. Había rosas rojas y sus pétalos por todas partes, un dulce y tentador aroma a fresa que definitivamente pertenece a Sofya. Suelto su mano y doy un paso detrás de ella, quitándole la venda de los ojos.

—Ábrelo —digo, y ella lo hace, lentamente, con gracia, en éxtasis por un rato.

"¡Qué hermoso Giu!" finalmente exclama con una mano sobre su boca.

"¡Aquí!" - digo entregándole una rosa y Sofya la toma, acercándola a su nariz.

- ¡Mi favorita! dice y se gira hacia mí. — ¿De dónde sacaste todo este romanticismo? Nunca fuiste muy bueno en eso, eso es un hecho.

"Digamos que tuve un poco de ayuda..." Sonrío con picardía.

- Me imagino... -se acerca a mí y envuelve sus brazos alrededor de mi cuello y yo subo mis manos a su cintura, tirando de su cuerpo hacia el mío. "Entonces supongo que tendré que agradecerle a cierta persona más tarde...

"Creo que sí", le digo y me acerco, besándola.

Sus labios suaves, sus elegantes curvas... cielo, infierno, cielo.

Dulce, ligero y suelto.

Con cada segundo, el beso se vuelve más intenso y voraz. Mis manos modelan sus curvas muy bien diseñadas, donde me pierdo fácilmente. Nuestros cuerpos pegados y en llamas, un deseo incontrolable que se apodera de mí, más más más más. Nos tambaleamos hacia la cama, donde ella se acuesta y yo me subo encima de Sofya en una de mis posiciones favoritas como dominatriz: activa. Observé minuciosamente el cuerpo debajo de mí, recordando cada detalle, cada cualidad, cada defecto, aunque a decir verdad ni siquiera sé si hay defectos. Ella es la diosa de la perfección. Sofya me mira con deseo, necesidad. Los dos nos miramos con lujuria. Tenerla allí para mí, solo para mí, es demasiado emocionante.

— A ver si puedes hacer de esta noche la más inolvidable de toda mi vida, si de verdad puedes hacer que nunca te olvide — me reta entre suspiros, lentamente.

Mordisqueó el lóbulo de su oreja, besó su cuello y finalmente miró sus ojos verdes.

— No puedo garantizar que sea capaz, pero puedo intentarlo. Para mí al menos, será un placer — le hablo con sinceridad y ella sonríe, ¡qué hermosa sonrisa!, y vuelve a besarme hábilmente.

Me deshago de nuestras túnicas con impaciencia. La quiero.

[ ... ]

Después de muchas, muchas rondas de sexo, caímos exhaustos sobre la cama. Debe ser de mañana ahora, como lo muestra la ligera luz a través de las grietas en la cortina. Sofya me abraza acurrucándose a mi lado, yo hago lo mismo.

— De hecho Giu —inspira—, este será el día más inolvidable de toda mi vida. De hecho, logras que nunca te olvide.

— En ese momento, tus palabras entraron en mis oídos como una sinfonía de Sofya, la sinfonía más hermosa que he visto en toda mi vida.

Beso la parte superior de la cabeza de Sofya y allí nos desmayamos sudorosos, cansados después de una noche extremadamente agotadora.

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