capitulo 7: “ mi esposo"

Un beso que sus lenguas cruzaban entre ellas, un beso tan extasiante que Elizabeth se aferra a la espalda de Dominic. Ambos hacían es momento eterno, pero el aire se acaba y tuvieron que separarse. El hombre coloca ambas manos en el cuello de la ropa de ella y de una sola estirada desgarra la bata. Elizabeth gime de sorpresa.

— ¡Dios! ¡Que fuerza!

— eso no fue nada...

La calor que él tenía hace rato no es tan grande como la que tiene ahora al ver a su esposa de esa forma. Eliza levanta su mano y acaricia el rostro de su albino. Éste se lleva la manos a sus labios y chupa un dedo con lentitud, causando un escalofrío a ella.

— ¿Te gusta?

— si...

Dominic quien baja nuevamente a los labios de su esposa, acariciaba suavemente su pezón. Con lentitud bajaba los labios del duque por el cuello, luego para ambos pechos que no dejaba de saborearlos.

— Aaah, Dominic... Más fuerte, muérdeme hazme tuya como si no hubiera un mañana.

Concediendo ese petición, el albino procede en morder la piel de aquella mujer. El masoquismo de Elizabeth era tanto que le excitaba como el duque la trataba...

— mi dulce Dominic... Será solo de mi ¿Verdad?

— desde esta noche y hasta que la muerte nos separe. Al final, tu y yo estamos casados...

— cuidaré este matrimonio para que así sea...— el albino se quita la bata mostrando ese cuerpo de dios griego.

Dominic baja a las entrepiernas y la separa de un solo movimiento. Lentamente empezó a saborear su intimidad, esa lentitud le provocaba sensaciones desconocida para Elizabeth, así que aprieta las sábanas y se retuerce un poco en la cama. El duque sabía que eso le gustaba más la sigue complaciendo en su dulce deseo. Los jadeos de Elizabeth era de puro placer hasta llegar a su clímax. Dominic no dejaba de aprecia el cuerpo de su esposa, lo besaba en cada rincón de su ser, la mujer también aprovechaba en tomar el cuerpo de su esposo pues sabía que esto iba más allá de sus impuros deseos sobre el duque, ella siempre queria hace suyo a este hombre y que más realizando ese deseo. Cuando Dominic ya no podía aguantar más, decide ya hacerla suya por completo. La besa mientras seguía y seguía con ese movimiento que de dolor y iba a placer puro, la dama lo abraza arañandolo como una fiera mientras que aún mantenían ese beso intenso, las estocadas seguían siendo suave pero Elizabeth le dice al albino en su oído.

— no te contengas... Más duro que yo aguanto el dolor.

— ¿Elizabeth?....— su esposa levemente lo besa y le coloca una cara traviesa para motivarlo y si que lo hizo.

Pues el albino la besa y movía sus caderas con más fuerza. Elizabeth ahora sí gemía con más fuerza en la boca del duque.

No sólo lo hicieron una vez, tanta veces que podían se daban placer agusto. Más que Dominic jamás había probado a una mujer como Elizabeth, Además que ella tenía varios trucos para dejar encantando a su duque. Y no solo se quedaron ahí, en el sofá de la habitación también hubo pasión y posiciones de la buenas. Ambos se tenía deseo, deseo que no se iba a terminar tan pronto...

_______________ en la mañana siguiente.

Cuando él ámbar del nuevo amanecer sale a deslumbrar por el balcón y la ventana de la habitación, Dominic es quien se levanta primero. Entre sus brazos domia su esposa, ambos bajo la sábana y muy cerca del otro. Éste abraza más a Elizabeth y le besa el rostro con delicadeza. La chica no se se levanta pues estaba cansada más saca una sonrisa inconsciente. Un par de horas pasaron cuando Elizabeth despega sus párpados. Se levanta adolorida y busca el espacio que debería estar el duque, pero al parecer, Dominic había pasado a Elizabeth a otra habitación a la suya de hecho. Desviando eso, suspira de felicidad y se acuesta nuevamente en la cama. Sin embargo, ella no puede quedarse toda la mañana ahí, se da un baño y bien vestida baja a la cocina por el olor peculiar tan delicioso.

Al encontrarse a su esposo cocinar la deja un poco sorprendida

Elizabeth al ver como su esposo le cocina, le da más hambre y no de comer comida. Dominic portaba un delantal que lo hacía ver más sexy de lo que es, y como le estaba dando la espalda la mujer tenía una buena vista.

— Buenos días, Eliza, ya sé que me estaba viendo...— dijo el hombre que no dejaba de mover el sartén sin voltearse...— deja de ser pervertida.

— es inevitable cuando tengo a un esposo como tú...— Elizabeth se va al lado del duque y le da un beso, él corresponde ese gesto—... Y buenos días también.

— siéntate, ya casi está listo el desayuno.

Elizabeth toma asiento y vuelve a suspira de amor. De verdad que Dominic es el esposo perfecto. Cuando él duque le deja el plato del desayuno ante ella, comprende que él también sabía cocinar bien.

él toma asiento para igual comer, al darle un bocado a su desayuno, le dice a su esposa.

— después de desayunar, nos iremos a practicar, así podré saber que tipo de magia eres capaz de manejar.

Elizabeth tomaba su té y se pone pensativa al escuchar eso.

— ah, es cierto. Ahí veremos cuál de los cuatro elementos soy capaz de usar... ¿No?

Dominic se sorprende pues especulaba que ella no sabía nada de la magia...

— es verdad. Como siempre te rehusaba a usar la magia jamás supe cual es tu don. Los míos son varios, más el fuego es mi especialidad...

— confío en que serás un buen maestro para mí. Ahora que he decidido cambiar, deseo conocer todo sobre la magia, ya que sé que para ti también es importante...

El duque vuelve asombrarse. Escuchar esas palabras de su esposa, antes que solo que escuchaba malos comentarios, ahora saca una sonrisa por ver qué ya no será así y que en ahora en adelante, solo el apoyo de ella contará...

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