Qué idiota fue.

...Sonia....

Ahora resulta que el va opinar sobre mi vida. Ja. Hace cuatro años hubiera saltado de alegría si me hubiera reclamando el salir con otro hombre, me hubiera pasado un día enteró disculpándome y diciéndole que el era lo más importante para mí. Pero ahora no. Ahora no me importa lo que piense de mi y tampoco me importa tenerlo contento. Es más, si está enojado mucho mejor.

...Sandra....

Estaba en mi oficina ocupandome de la organización de un evento muy importante. La puerta se abrió y supuse que era el maleducado de mi sobrino.

— Necesitó un favor.

— Se toca antes de entrar.

— Tía no estoy para tus tonterías.

— ¿Porqué tendría que ayudarte?

— Porqué no quieres que le diga a mi futuro tío la verdad de lo que pasó hace cuatro años.

— No te atrevas. — Golpe la mesa.

— Si ya estamos de acuerdo. — Se sentó. — Hablemos del favor que necesito.

...Días después....

...Sonia....

Extrañó a Cristián, desde el día del funeral no he hablado con el.

— Sonia. SONIA. — Desperté de mis pensamientos y ví a Dante.

— ¿Qué quieres?

— Me mandaste a decir que viniera para ver los planos.

— ¿Y porqué no te anunciaste antes de entrar?

— ¿Con quién?

— Pues con... — Recordé que no tengo secretaria. — Necesitó contratar una secretaria.

— Exacto. Hazlo.

— No me digas que hacer.

— Todo te molesta.

— No todo. Sólo tú actitud.

— ¿Mi actitud?

— Si. Tú actitud mandona. Odió que intentes controlar lo que hago o dejó de hacer.

— Mira Sonia...

— Sonia. — Escuché la voz de Cristián. Voltee a la puerta y una sonrisa apareció en mi rostro.

— ¿Cristián? — Corrí a sus brazos. — Cristian te extrañé. — Le dí un beso en la mejilla.

— También te extrañé. — Sonrió.

— ¿Cómo es que ...?, ¿Te operaste?. — Lo ví de pie. Se veía increíble.

— Si. Por eso no vine antes. Estaba tomando terapia.

...Dante....

Estaba súper enojada pero apareció ese sujeto y su ánimo cambió en extremo. ¿Quién es esté imbécil.?

— Cristian te extrañé. — Le dío un beso en la mejilla.

— También te extrañé. — El idiota le sonrió.

— ¿Cómo es que ...?, ¿Te operaste?. — ¿De qué se operó.? Tal vez el rostro.

— Si. Por eso no vine antes. Estaba tomando terapia. — ¿Terapia.? — No sabía que estabas ocupada. — Me observo.

— No lo estoy. Dante déjame sola por favor.

— Yo estaba aquí primero.

— No importa quién llegó primero. Las personas no siempre nos quedamos con quién estuvo primero. — Eso me sono cómo un reclamo.

— Con permiso. — Salí y rose el hombro de ese chico por accidente.

...Cristián....

Creó que reconozco a ese tipo. Un día descubrí a Sonia con una foto de el.

...Flashback....

...Años atrás....

Sonia llevaba más de un año viviendo con nosotros. Ya nos habíamos besado una vez en ese tiempo. Para mí fue lo mejor que me pudo pasar, pero creo que para ella sólo fue un experimento.

Ese día mi madre salió de compras. Yo la acompañe cómo siempre pero se nos olvidó su cartera así que subí de nuevo al departamento.

Llegué sin hacer ruido y ví a Sonia en la sala. Algo se había caído de su libro. Me acerque y noté el anheló con el que observaba una foto. Era ella al lado de un hombre muy atractivo y que claramente era mayor.

— ¿Quién es? — Le pregunté con curiosidad. Ya había conocido a su padre y hermano, pero no al hombre de la foto.

— No es nadie. — Recogió la foto y la guardó en su libro.

— Vamos Sonia. Cuéntame.

— TE DIJE QUE NO ES NADIE. DEJA DE METERTE EN MI VIDA. — Gritó muy molesta. Luego se encerró en su habitación. Sabía que Sonia necesitaba su espacio así que se lo di. Me fuí a la habitación de mi madre, tomé su cartera y regresé con ella.

— ¿Pasó algo hijo? Tienes una cara de. — Mi madre notó de inmediato mi cambió de humor.

— No es nada. Vamos.

Ese día Sonia no salió de su habitación.

Al día siguiente le llevé el desayuno a su puerta y me disculpé con ella. Le dije que lamentaba ser un entrometido y que nunca más le preguntaría cosas que la hicieran incomodar. Ella salió de la habitación y se disculpó conmigo. Después tuvimos una conversación dónde me demostró que confiaba en mí. Nuestra amistad siguió creciendo. Aunque yo nunca la ví cómo una amiga. Yo desde el día uno la vi cómo una mujer hermosa con la que quería más que sólo una amistad.

Fin del flashback.

...Sonia....

Ver a Cristián hizo que me olvidara de todo. Hasta de que Dante estaba aquí.

— Si. Por eso no vine antes. Estaba tomando terapia. — Cristián de quedó callado por un momento. — No sabía que estabas ocupada. — Observó a Dante.

— No lo estoy. Dante déjame sola por favor.

— Yo estaba aquí primero.

— No importa quién llegó primero. Las personas no siempre nos quedamos con quién estuvo primero. — Se lo dije porque siempre me gusta resaltar lo que hizo mal. Tal vez le guardó un poco de rencor. Y tengo todo el derecho de hacerlo. Nunca se ha disculpado por haberme juzgado mal. Y hasta que no lo haga no pienso tratarlo bien.

— Con permiso. — Salió y rosó ligeramente el hombro de Cristián.

— ¿Quién es.? — Preguntó Cristian.

— Nadie importante.

— Eso dijiste la primera vez que lo ví en aquella foto. — Qué Cristian mencionara ese momento me recordó el porque me enamoré de él.

...Flashback....

Llevaba más de un año viviendo en el departamento. Ya había besado a Cristián. Ni siquiera supe que me llevó ha cometer tal acto, lo único que sabía era que no me arrepentía de haberle dado mi primer beso.

Ese día su madre y el salieron de compras. Yo me quedé y aproveché para leer mi libro favorito en la sala. Tomé un vaso de jugo y me senté. Al tomar mi libro y pasar unas páginas una foto cayó de el.

Era una foto mía con Dante. Hacía más de un año que no leía mi libro favorito, hacía más de un año que estaba viviendo en un país diferente. Hacía más de un año que convivía con amigos diferentes. Y hacía más de un año que no veía una foto de el.

Después de lo sucedido quemé cada foto que tenía. Pero está se me había pasado por completo. Al verla algo en mi se movió, de repente quise verlo, abrazarlo, saber si estaba bien, si estaba comiendo bien, si estaba durmiendo bien.

— ¿Quién es? — La voz de Cristián Interrumpió mis anhelos.

— No es nadie. — Dije y recogí la foto para guardarla.

— Vamos Sonia. Cuéntame. — Su insistencia me irritó. Lo que menos quería era recordar quién era el. Quería sacarlo de mi cabeza, por eso me cambié de casa, de país, de amigos, dejé mi vida de lado para poder olvidarlo y que alguien me presionará para hablar de el me enfureció.

— TE DIJE QUE NO ES NADIE. DEJA DE METERTE EN MI VIDA. — Grite muy molesta. Luego me encerré en mi habitación.

Ese día no salí. Me puse a llorar un rato. Haberlo visto me abrió la herida que había ido a sanar.

Al día siguiente Cristián me llevó el desayuno. Se disculpó por ser entrometido y me dí cuenta del gran corazón que tiene ese chico. Yo había sido la grosera pero el se disculpaba.

Salí de mi encierro.

— Lo siento. No era mi intención gritarte.

— También lo siento. No era mi intención ser entrometido.

— Me puse mal porque el...

— No tienes que decirme nada.

— Quiero hacerlo. — Lo invité a pasar y me senté en la cama. Saqué la foto y se la mostré. — El era el mejor amigo de mi hermano.

— Entiendo. — Sonrió un poco.

— Y estoy enamorada de él. — No pude verlo a la cara cuándo dije eso.

— Me enamoré de él cuándo lo conocí, siempre iba a jugar a mi casa y yo lo veía, era muy guapo y amable. Siempre había pensado que el y yo estábamos destinados, nuestras familias son amigas, o al menos lo eran hasta qué... — Hice una ligera pausa.

— ¿Hasta que?

— Dante tuvo un accidente. Quedó en silla de ruedas, su novia lo abandonó y yo me quedé a su lado por más de dos años. Lo apoye en todo, le confesé mis sentimientos, estuve a su lado en cada momento y le dí ánimos cuándo más decaído estuvo. Quise hacerlo feliz aunque mi corazón estaba siendo muy infeliz.

— ¿Te hacía infeliz estar al lado de un paralítico?

— No. Su condición física no me importaba. Yo lo hubiera amado así fuera sordo, ciego o estuviera quemado del rostro.

— ¿Qué era lo que te hacía infeliz entonces?

— Verlo con otras mujeres. Mientras yo lo cuidaba, apoyaba y hacía lo imposible por qué se sintiera cómodo a mi lado el estaba teniendo sexo con cuánta mujer pudiera.

— ¿Y porqué no le decías nada?

— No tenía derecho. Yo sólo era su amiga. Tal vez ni ese título merecía. Esos años que pasé con el fueron los más infelices para mí. Siempre tratando de convencerme de que el cambiaría. Siempre pensando que un día reaccionaria y diría ella merece mi amor, la amó y le pediré que sea mi novia. Siempre convenciendome a mi misma de que no pasaba nada si metía mujeres a su casa, el no amaba a ninguna y con eso me conformaba.

— ¿Y dejaste de conformarte?

— No. — Me reí de mi misma. — El amor me tenía demasiado ciega. Si no hubiera sido porque el volvió a caminar y regresó con su exnovia yo nunca hubiera abierto los ojos.

— Espera. ¿El volvió con la mujer que lo abandonó? — La expresión de Cristián decía mucho, lo primero que notaba era que el sintió la misma decepción que yo sentí por Dante.

— Si.

— Qué idiota fue. ¿Cómo puso abandonar a la mujer más linda del mundo por una que lo dejó cuándo más la necesitaba?

— No lo culpes tanto. Sandra le enseño un audio dónde ella quedaba cómo la víctima y yo cómo la villana de la historia.

— Así hubiera escuchado miles de audios no debió creer en ella. Debió creer en la persona que estubo ahí, en buenas y en malas. Debió creer en la persona que le sacó una sonrisa en los momentos difíciles. Debió creer en la persona que aguantó todas esas humillaciones con tal de estar a su lado. El debió creer en ti. — Tomó mi mano. Yo sentí una calidez muy bonita. Me hizo bien desahogar mis penas con el. Sacar toda esta frustración que venía cargando hacía más de un año.

Después de nuestra conversación nuestra amistad se fortaleció mucho. Las veces que pensaba en Dante a la semana se fueron haciendo menos frecuentes.

Fin del flashback..

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