Capitulo 3

Llegué a Alemania, y los nervios me invadieron, cuando el auto más se acerca a la casa mi ansiedad crece, ustedes dirán que soy un poco dramático, pero ¿alguna vez se han enamorado de su hermana o hermano? bueno no lo creo, aunque de sangre no seamos hermanos lo somos, por qué crecimos juntos, aunque nuestros padres siempre hicieron énfasis en que éramos como hermanos no lo somos, y las cosas se salieron de control.

Fuera de la casa de mis padres, hay muchos autos eso es que ya comenzaron a llegar los invitados para el cumpleaños de mi padre, me bajo del auto y mi mamá está ahí esperando por mi con una enorme sonrisa.

—Matias hijo, bienvenido a tu casa—Me dió un abrazo y beso cada una de mis mejillas—Estas muy guapo, y estoy molesta pensé que ya no vendrías, tienes a tu papá triste, en todos estos años ni una sola visita—Dice todo eso arreglando cualquier cosa en mi ropa.

—Mamá no seas exagerada, como si ustedes no hubieran viajado casi todos los meses a vigilar—Le digo tomando el rumbo para entrar en la casa, tengo que ir a darme un baño y cambiarme está ropa.

En cuanto cruzo la puerta de la casa, veo un montón de personas y una ola de recuerdos llegan a mi mente, los 15 años de Salomé, el día que me atreví a decirle que me gustaba, y lo que me dió el valor de hacerlo es porque Francisco ese día se le iba a declarar e iba a pedirle permiso a mi papá para que los dejara ser novios, y eso sí que no lo iba a permitir.

(Suspiro) que recuerdos de mi adolescencia y y todos son con ella, como olvidarla, si en cada espacio de mi mente está ella.

Saray baja las escaleras a toda prisa—Matias hermano volviste, volviste—Da brincos de felicidad, luego me abraza y me llena la cara de besos—Hermano estoy molesta contigo, ya me enteré que andas con Camila, esa falsa yo creyendo que era nuestra amiga—La molestia de su rostro me hizo saber que estaba hablando enserio.

—Hermanita, aunque ya no eres una niña, pero eres la chiquita de mi papá—Le doy un beso en la frente—Deja que me dé un baño aunque sea y después me das todos los sermones que quieras—Doy dos pasos para alejarme de ella y escucho lo que dice antes de irme

—La vas a perder—Volteo y la veo mirarse las uñas como si no hubiera dicho nada, avanzo los pasos que había dado

—¿De que estás hablando? —La curiosidad que siento es más fuerte que las ganas de ir a darme un baño y cambiarme la ropa

—De nada, no me hagas caso, solo digo cosas sin sentido—Se encoge de hombros, y avanza hacia el salón—Ve a darte un baño que apestas—Se abanica con la mano la nariz y se va riendo, mi hermana ya está muy grande es toda una mujer.

Subo las escaleras para ir a mi habitación y cuando voy pasando, la puerta de la habitación de Salomé se abrió, y salió ella arreglándose un arete que traía suelto, me quede parado sin saber si volver a bajar, ignorarla y pasar a mi habitación no era una opción.

Ella levanto la vista y me vio, se paró en seco y se asombro, me miro de los pies a la cabeza y yo hice lo mismo, Dios mío pero que bella esta, es toda una mujer, es hermosa cada día más hermosa.

—Mati... Matías—Dice nerviosa lo sé por qué le tiembla el labio inferior y sus ojos se mueven muy rápido.

—¡Salome, estás hermosa!—Estoy como hipnotizado por su presencia, es que está demasiado hermosa.

—Que bueno que estás en casa— Sonrió con timidez, y quiso pasar de mi para bajar, pero la tomé del brazo, es que fue un impulso, maldije para mis adentros por ese acto.

—Disculpa puedes seguir—La solté pero es que mi corazón no deja de pedir que la tomé en brazos y la bese, pero mi cabeza me dice que la deje ir.

¡Maldición! como duele está situación, ella siguió su camino y yo me quede parado allí disfrutando del olor de su perfume, no ha cambiado la marca siempre usa el mismo, ese olor tan rico igual que ella, recuerdo el día que nos dimos nuestro primer beso(Suspiro)

Ese día habíamos ido al cine, como ya lo veníamos haciendo meses atrás, siempre salíamos juntos para cualquier lugar, reíamos compartíamos nuestros gustos, después del cine nos fuimos a caminar, nos escapamos de los guarda espaldas compramos unos helados, de fresas que era su favorito, íbamos caminando y riendo porque nos escapamos y era cuestión de tiempo para que mi papá nos llamará furioso por la osadía de habernos escapado.

Salomé se llenó la boca de helado y yo me acerque para limpiarle con mis dedos, le limpie y sentí una corriente correr por mis manos, ella se quedó fija en mis ojos, me acerque un poco más y ella no se aparto no hizo nada solo miraba mis ojos, cuando estaba a un centímetro de sus labios sentí su aliento frío, por el frío de la noche y el frío del helado estábamos en algún jardín,no lo sé ya no recuerdo

Sus labios estaban fríos y con un ligero sabor a fresas, el beso era cálido, Salomé cerro los ojos, cuando nuestros labios se tocaron sentí unas cosquillas por todo mi cuerpo, inicie el beso y me di cuenta que ella no sabía besar, ¿Acaso ella nunca había besado a alguien?

No me importó lo único que me importaba era ese beso, tan tierno y sin malicia.

Fuimos interrumpidos por el sonido de nuestros teléfonos.

Que lindos recuerdos, fue maravilloso mire escaleras a bajo y ella al llegar la final de estas se dió la vuelta me vio y volvió la mirada al frente.

Entre a la habitación y me desnude entre al baño, necesitaba con urgencia darme un baño, abrí el agua fría y entre en ella me estuve un buen rato refrescando mi cuerpo y mis pensamientos, después de salir de la ducha, busque en mi maleta un traje adecuado para la ocasión, aquí en las reuniones de mis padres nos codeamos con personas muy importantes y mis padres mueren si no estamos vestidos para la ocasión, si no fuera el cumpleaños de mi papá no asistiría.

Escuché unos toques en la puerta y abrí sin fijarme en quien sería—Sorpresa—Dijo Camila y se lanzó en mis brazos—Acabamos de llegar y una de las muchachas de servicio me dijo que estabas aquí, te quería ver—Me dió un beso en los labios, con intenciones de otra cosa pero la detuve—oye espera Camila, no estamos en mi depa, esta es la casa de mis padres y no me gustaría que nos descubran y tener problemas con tus padres, ¿entiendes?—Por una parte es por eso pero todas las demás razones es por qué no quiero que Salomé se de cuenta.

Termino de arreglarme y bajamos al salón donde se lleva a cabo la reunión, busco con la mirada a Salo—¿A quien buscas amor?—Pregunta por qué ando como un ventilador moviendo la cabeza para todos lados

—A mi papá —le sonrió para que no piense lo que no es

—Hermano, ya estás listo—Se acerca Saray ignorando a Camila totalmente, me niego a creer que se comporte de esa manera, ya que ellas dos eran tan unidas cuando eran más jóvenes.

—Si, dónde está mi..—Me quedo con la palabra a mitad de camino por qué veo frente a mi a Salomé riendo con el rubio aquel que conoció en la universidad, le sonreía de una manera tan linda que mi sangre comenzó a arder dentro de mis venas

Camila no se dió cuenta, pero mi hermana si—Te lo dije, la vas a perder—Susurra en mi oído fingiendo darme un beso.

Se que lo que hice fue muy infantil pero es que no soportaba verla reír a otro hombre, y si yo la iba a pasar mal en esta reunión pues ella también, tome de la mano a Camila y casi la arrastre hacia donde estaba Salomé, ella seguía riendo con le tonto ese.

—!Buenas noches! —Saludo, presionando con fuerza la mano de Camila

Ellos voltean hacia nosotros y Salomé bajo la mirada a nuestras manos, por un momento apretó los labios pero enseguida volvió a sonreír

—¡Hermano!—Dijo con ironía, sabiendo que eso me molesta de sobre manera—que bueno que pudiste venir—Miro al rubio y le sonrió, yo que pensé que ella se iba a molestar pero el que está ardiendo soy yo—Oswaldo conoces a mi hermano Matías. Matías el es Oswaldo mi novio—Dijo con una sonrisa triunfante.

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