Luna

(Narradora )

La puerta se abrió, no había nadie más que la chica hermosa dormida en la cama, Caleb no se veía por ningún lado, Leo miró sorprendido a la hermosa joven, nunca antes había visto una chica así, dónde estaba Caleb y porque no le avisaba nada, si hubiera sabido que estaba con una chica y no lo hubiera hecho perder el tiempo.

Leo se acercó con cuidado hasta la cama y la observó, era tan bella, su hermoso cabello caía con delicadeza enmarcando su bello rostro, tenía unas marcas en la cien.

La chica se movió, abrió los ojos por un instante y le parecieron las ojos más hermosos del mundo, quien era y porque Caleb la tenía durmiendo en su casa, si ella fuera de el no la dejaría sola.

Ella lo observó de arriba a abajo, entre murmullos ella le agradeció y cerró los ojos de nuevo era como un momento de lucidez, sonrió su voz era preciosa como ella, algo le había pasado, pero que y porque le agradecía, ni siquiera lo conocía o acaso ella lo estaba confundiendo con Caleb.

La puerta se abrió y la mirada de Caleb por primera vez era de molestia pura, nunca antes lo vio así, este día no era el día de Leo, por qué demonios todos ellos lo veían con molestia, porque eran así con el, pero en vez de palabras hirientes Caleb fue directo pero de cierta manera amable.

Caleb: Que haces aquí, no debiste entrar sin preguntar, vamos afuera

Leo asintió y observó con cuidado a Caleb.

Leo: Quien es ella y porque parece que está mal, sabes que no me gusta esperar, porque actúas así

Caleb: Ya te lo dije, que haces aquí, que no viste mi mensaje, que no podría atenderte hoy

Leo: bien, atiende a tu noviecita y nos vemos luego.

Caleb asintió y Leo se despidió, pensando en que como su amigo consiguió una novia así, era tan bella, aveces el deseaba encontrar algo así, alguien así, suspiro frustrado y decidió irse tenía cosas más importantes que hacer, como ver qué tan bien iban los negocios, tenía varios cargamentos que hacer y Yareik le había prometido apoyarlo, debía hacerlo en el momento antes de que esté le dijera que estaba ocupado con su chica.

....

(Narra Caleb )

Estaba ansioso por qué la chica despertará, bajo a la cocina y preparo la comida, uno de sus gustos era la cocina, extrañamente para un jefe de la mafia, pero su madre lo había enseñado, así que no olvidaría hacerlo, los ruidos en el segundo piso lo hicieron volver, ver a Leo sentado junto al angel lo hizo sentir celoso, pero porque no era como si ella le perteneciera, no puedo evitar sentirse nervioso hasta que este se fue.

Tomo la comida de la cocina y subió a la habitación, el solo quería ver al bello angel que estaba dormido en su cama, ella tenía un no se que que solo lograba cautivarlo.

Abrió la puerta y se encontró con la chica, estaba despierta y lo veía un tanto asustada, abrazaba con fuerza la almohada, me miró de arriba a abajo.

Luna: ¿Quien, quien eres?, ¿Cómo llegue aquí?

Caleb: tranquila, no voy a hacerte daño, me llamo Caleb, sabes te ayude ,estuviste en un accidente, no lo recuerdas

Luna: No, bueno si lo recuerdo, pero tú no me salvaste, fue otra persona, otro chico, uno de ojos cafés,

Apreté los labios, ella se refería a Leo, pero porque, pensaba que el la salvó, observó con cuidado a la chica.

Ella me miró, por un momento me sentí observando, cuando mis ojos se cruzaron con los de ella pude notar un leve sonrojó, era como si me reconociera, aún estaba confundida pero el sintió como si el miedo que ella tenía se esfumará.

Caleb: Tranquila no te haré daño, te hice de comer y estoy preocupado por ti.

Ella tocó su estómago, se acercó y al filo de la cama y asíntio, le acerque el plato y el olor inundó la habitación, el sonido de su estómago hizo reír a Caleb.

Luna: que, no sabes lo que es pasar hambre, no es gracioso, no como nada desde ayer

Mi risa se esfumó, que había dicho, tenía hambre y esto hizo que su corazón se estrujara con solo escuchar la tristeza de la jóven, porque su voz provocaba que el deseara protegerla

Caleb: Lo siento, no quise ser grosero, es simple que pensé que fue gracioso, no quise hacerte sentir mal

Luna: te perdono, pero dame un poco de eso, sabes que huele muy bien.

Me acerque y me senté junto a ella se veía un poco mejor, al menos ya no estaba aturdida, parecía sentirse mejor.

Le pase el plato y la ayude a comerlo, sus ojos brillaron y yo sonreí, era como ver a una niña pequeña, comió con entusiasmo, cuando terminó limpie su mejilla y sonreí.

Luna: Estaba deliciosa, sabes la persona que la hizo tiene un don especial con la cocina.

Caleb: Le diré que te cocine cada vez

Ella asíntio gustosa y yo sonreí, era la primera persona que probaba mi comida después de unos años y le había gustado, eso me alegro enormemente, ella era tan auténtica y eso solo logro sentirme más que cautivado , no supe en qué momento mi mano rodeo su cintura y me encontré aprisionando sus labios, paso mi mano por su cabello y la acomode en la cama, sus labios eran torpes y yo me sentía extasiado, era mejor de lo que nunca pensé.

Ella se dejó llevar hasta que sintió mi mano subiendo y bajando por su pierna, me sentía más que extasiado, su olor era más que delicioso, debajo de esa cara preciosa había un cuerpo espectacular, no podía pensar con claridad y solo pensaba en lo delicioso que le esperaba.

La voz quebrada de la chica hizo que volviera a la razón, se sentó en la esquina de la cama y con temor miró a la chica, había un poco de susto pero no era miedo .

Luna: Déjame, no soy lo que tú piensas, soy Luna y no soy una mujerzuela, si piensas que por lo que hiciste me voy a revolcar contigo estás muy equivocado, es mejor que me dejes en paz, por favor sal de aquí y déjame en paz, se que me salvaste pero no quiero verte, debía saber que los tipos como tú que parecen tan perfectos solo quieren aprovecharse de ti.

Caleb: Lo siento, no quise que me malinterpretes, es solo que me parece que eres la chica más hermosa que he visto.

Luna: gracias, pero sal de aquí, por ahora no quiero verte, te agradezco salvarme pero dejame sola, al menos porfavor.

Caleb: Será cómo tú quieras, perdóname, no quise asustarte.

Salí con cuidado pero en mis manos seguían teniendo su olor, era como a rosas, me parecía el olor más del mundo, me encontré con mi propio angel, no sabía cómo pero yo también había encontrado algo por lo cual luchar, esos ojos hermosos habían logrado desparecer los ojos de la mujer de Yareik, esa mirada me había dejado hipnotizado, quizás las cosas pasaban por algo y no era coincidencia que el fuera quien la salvará.

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