Leyai: Cada vez se da cuenta de algo, solo que siento que cualquier cosa es mucho para él.
Mako: ¿Qué descubrió?
Leyai: Que Theron puede respirar bajo el agua.
Los ojos de los demás se posaron en el soldado y éste sonrió avergonzado.
Leyai: Y que Shin está embarazada…
Todos: ¡¿QUÉ?!
Shindra: ¡Quedamos de no hablarle sobre mí!
Leyai: Lo sé, pero yo no tengo la culpa de que esté observando a Kinto y a Cronh, ¡se hizo ideas absurdas!
Amei: ¿Qué ideas?
Leyai: Bueno… pensó que Shin le era infiel a Kinto…
Kinto: ¿Infiel? ¿Qué es eso?
Fumiko: Que te traiciona con alguien más.
Leyai: Los humanos solo tienen una pareja, si ven a alguien que tiene varias… no es bien visto.
Kinto: Ah… ¿por eso le dijiste que estaba embarazada?
Leyai: Así es, si le comenté que era nuestra tradición que Shin tuviera varias parejas, en el mundo humano hay sitios en donde se practica esto, creo que lo relacionó con ello.
Mako: Takeo va a reprocharte, Amei.
Amei: Entonces llegó la hora de decirle mi versión.
Horas después, la puerta de la casa de Amei se abrió y ambos hermanos entraron, su madre los recibió con un beso, pero Takeo fue directamente a su recámara sin decir palabra. El chico se tumbó en su cama, lo que había visto y lo que le había dicho Leyai sobre Shin lo tenían confundido, suspiró y se quedó dormido. Más tarde, en la madrugada, el chico despertó y fue a la cocina por un vaso de agua, abrió el refrigerador y sacó una jarra con agua de frutas, sirvió y la dejó en su lugar. Caminó por la sala recordando a todos esos nuevos invitados sentados en los sillones, siguió su camino por el comedor donde se sentó en el lugar de su padre. Su cabeza seguía dándole vueltas a esos tipos, extraños, indescifrables, con personalidades diferentes y únicas, bebió toda su agua y puso el vaso en la mesa.
Recargó su cabeza en el mueble dando una imagen de pesimismo, había tantas preguntas que solo se resumían en una principal ‘¿Quiénes son ustedes?’, cerró sus ojos analizando todo lo que sabía de ellos, pero al final se dio cuenta que no sabía nada. El ruido del arrastre de una silla llamó su atención y se enderezó, su hermana, quien vestía su pijama, se sentaba a un lado de él, con un vaso de agua clara.
Amei: ¿Qué te pasa, hermano?
Takeo: Estoy pensando.
Amei: ¿No te duele la cabeza de solo estar pensando?
Takeo: A veces…
Amei: Perdón por no avisarte que me iba con mis amigos, no quise que me detuvieras.
Takeo: Ya no importa…
La chica entendió de inmediato qué era lo que atormentaba a su hermano y tomó un sorbo de agua.
Amei: Quieres saber de ellos, ¿no?
Takeo la vio sorprendido, era exactamente por lo que se pasaba los días pensando.
Takeo: S-si…
Amei: Para decírtelo, debes tener una mente abierta y dejar de vivir en esa burbuja que llamas realidad.
Takeo: ¿A qué te refieres?
Amei: A que debes de dejar de ser tan pensador y aferrado a lo que se supone que es normal para nosotros.
Takeo: ¿Como… aceptar la poligamia de Shin?
Amei: ¡Exacto!
Takeo: ¿Por qué los defiendes tanto?
Amei tomó otro sorbo de agua para aclarar su garganta.
Amei: Cuando nos perdimos en España… ellos nos ayudaron a volver al campamento.
El chico se quedó mudo observando la sonrisa de su hermana.
Amei: Les fue difícil, pero lo lograron, gracias a ellos estoy aquí.
Takeo: ¿Conviviste con ellos todo ese tiempo?
Amei: Nos encontraron perdidos días después, nos dieron asilo y cuidados, por eso quiero devolverles el favor.
Takeo: Entiendo, pero quiero saber con quienes estás tratando, ¿realmente los conoces?
Amei: Sé mucho más de lo que parece.
Takeo: ¿Me lo contarás todo?
Amei: Sí, pero debes prometer por tu vida que no le dirás a nadie más.
Takeo: Te lo prometo.
Amei: De acuerdo, es más eficiente que lo veas mientras te lo contamos todo.
Takeo: ¿Contamos?
Amei: Sí, después de clases, en la casa de verano, lo sabrás todo.
Takeo: ¡¿De verdad?!
Amei: Pero ten la mente abierta, todo es posible, hermano.
La chica dejó su vaso en la cocina y se fue a dormir. En la mañana, el joven llegó a la escuela en metro, pues había dejado su bicicleta en la escuela el día anterior, subió las escaleras y entró al salón donde dejó su portafolio arriba de la mesa y se sentó. Minutos después llegó Kinto corriendo y cerró la puerta con un azote, pero fue abierta por las chicas que lo perseguían y se le abalanzaron, - hoy sabré toda la historia de estos chicos… - pensó el humano mientras veía como las mujeres se aferraban a las piernas del maestro. En el salón quince, los estudiantes tuvieron la primera hora libre, Natku, Shun y Kenta conversaban cuando Amei se les unió.
Kenta: ¿Cómo te fue con tu hermano?
Amei: Acordé con él en decirle toda la verdad, hoy después de clase.
Kenta: ¿Qué?
Shun: ¿No será peligroso?
Amei: Prometió guardar el secreto.
Natku: ¿Podemos confiar?
Amei: ¡Claro…! … eh… Ay, ¡no lo sé!
Shun: Hay un método para hacerlo jurar, pero nos dijiste que no usáramos magia en él.
Amei: ¿De qué se trata?
Natku: Cuando nosotros realizamos un pacto le entregamos una roca de promesa a un guardián, con eso aseguramos cumplir con nuestra palabra.
Kenta: ¿Es lo mismo para un humano?
Shun: Para los humanos es como tomar una parte de su alma y tenerla guardada en una pequeña esfera, si él quisiera contárselo a alguien, las palabras no saldrán de su boca, no podrá escribir ni pensar.
Natku: Para nosotros el jurar es sagrado.
Kenta: ¿Aceptarás las condiciones, Amei?
La chica pensó por unos segundos y asintió con mirada firme.
Amei: Está bien, hagan lo necesario.
Las horas transcurrieron con tranquilidad en la escuela, el grupo se reunió en el patio donde mismo y Amei les comentó lo que había acordado con su hermano, los maestros y soldados estuvieron de acuerdo, pero Shin no opinó al respecto. Las clases continuaron hasta la hora de salida, Takeo fue hasta donde estaba su bicicleta y quitó el candado, sacudió su transporte de pequeñas hojas que le habían caído y se montó en ella, pedaleó hasta la puerta de salida, pero el soldado de agua detuvo su andar, el humano presionó el freno abruptamente que lo hizo caer de la bicicleta.
Takeo: ¡Rayos! Por poco te arroyo.
Theron: Lo siento. ¿Irás a tu casa?
Takeo: Tengo que entregar un libro a la biblioteca, cosa que no hice ayer y voy a recibir una multa por eso.
Theron: ¿Podrías posponerlo?
Takeo: ¿Qué? ¿Sabes cuánto cuesta una multa por no devolver un libro?
Theron: No en realidad…
-Ah, ¡como soy estúpido!… él no sabe nada de eso… - pensó el humano incómodo.
Theron: Ven con nosotros primero.
El pelinegro sabía el compromiso que tenía con ellos, dudó por un momento y asintió después.
Takeo: Sube a mi bicicleta.
Theron: ¿Eh?
Takeo: No quiero dejarla aquí otro día, la necesito mucho.
El moreno asintió, Takeo montó su transporte y guio al soldado para que se subiera atrás, sosteniéndose de sus hombros.
Takeo: ¿Listo?
Theron: E-eso creo…
El humano pedaleó ligeramente y sintió como su compañero le apretaba un poco los hombros, supuso que era la primera vez que se subía a una bicicleta y sonrió, dio vuelta a la esquina y vio la camioneta negra donde todos abordaban.
Amei: Hermano, ¿a dónde vas?
Takeo: ¡Allá te veo!
El chico pedaleó más fuerte y su compañero se sorprendió por la velocidad del viaje, al final de esa calle había una bajada un poco pronunciada y detuvo la bicicleta.
Takeo: Agárrate fuerte, Theron. Vamos a bajar.
Theron: S-sí.
El soldado tomó más firme los hombros de su compañero, Takeo inició el avance y ¡fum! Descendieron por la calle a gran velocidad, el ojos de gato sintió miedo y terminó abrazando al humano, éste se rio levemente y siguió el camino. Esa calle llevaba directamente a la carretera y de ahí a la casa de verano, les tomaría menos tiempo llegar, pero el viaje era algo que disfrutaba el hermano de Amei. Ambos jóvenes llegaron a la casa, los demás aun no llegaban, Theron se bajó de la bicicleta temblando del miedo y se tiró al pasto de rodillas.
Theron: Eso fue… aterrador.
Takeo: Lo siento, no sabía que nunca habías montado una bicicleta.
En minutos llegaron los demás y los vieron sentados el en jardín, todos bajaron y entraron, dejaron sus cosas en la sala y salieron a la parte de atrás, cerca de la piscina. Takeo tragó saliva al tener a los maestros y soldados frente a él, tranquilos y sin nada que esconder, los demás humanos se pusieron a un lado del chico y Shin prefirió sentarse junto a la piscina, alejada de todos.
Leyai: Amei nos comentó que quieres saberlo todo, realmente todo.
Takeo: A-así es.
Leyai: No nos preocupa que lo sepas, pero no queremos que lo divulgues con alguien.
Takeo: Prometí no hacerlo.
Natku: No es suficiente, tenemos el permiso de Amei para hacerte jurar de verdad.
El humano mayor no entendió y miró a su hermana, ella cruzó sus brazos y asintió, afirmando lo dicho por el chico planta.
Takeo: ¿Cómo es jurar de verdad?
Leyai: Nos entregarás una parte de ti para crear el vínculo de promesa.
Takeo: ¿Qué?
Leyai: Solo… no te muevas.
El gemelo oscuro miró a Kinto y le señaló que lo hiciera.
Kinto: ¿Yo?
Leyai: Sí, tú. Recuerda que yo no puedo, idiota.
El maestro tierra chistó molesto y se acercó a Takeo, puso su mano en el pecho del humano y poco a poco dio distancia, el pelinegro pudo sentir cómo su pulso se detenía mientras Kinto hacía eso, después una pequeña esfera amarilla apareció entre la mano y el pecho y el chico se sorprendió. La pequeña esfera brillaba, el cabellos largos la tomó y se alejó de él.
Takeo: Pero ¿qué paso?
Volvió a respirar como si nada, pero con una mirada de sorpresa.
Leyai: Esa esfera nos da una garantía de que guardarás el secreto de lo que te mostraremos a continuación.
Takeo: ¿Ya puedo preguntar?
Leyai: No, preferimos decírtelo a como son las cosas. Primero escucharás y después harás las preguntas que tú quieras.
El humano estaba ansioso, pero a la vez aterrado, con eso último que vio se dio cuenta que estos tipos eran peligrosos, una gota de sudor recorrió su mejilla y asintió firmemente.
Leyai: Nosotros venimos de un lugar fuera de este mundo, no podemos decirte el nombre de nuestra especie porque no lo sabemos, los humanos catalogan las cosas a su manera y preferimos respetar esa lógica. Vivimos en un gran castillo donde los maestros adiestran a sus alumnos con poderes y habilidades que nunca has visto. Tenemos una jerarquía que se cataloga como maestros, soldados y ayudantes, todos nos dedicamos al cuidado de nuestro mundo y a la motivación de su ciclo, ¿has entendido?
Takeo asintió a la pregunta del mayor, el humano quedó sorprendido, ya sabía que no eran normales, pero al escuchar esto, su conclusión tuvo más sentido.
Leyai: Somos once maestros, todos hermanos, de los cuales solo cinco estamos aquí: yo, Kinto, Shun, Natku e Issei. Hay diez soldados, igualmente hermanos, aquí solo tenemos a Theron, Haku y Cronh. Soy el segundo maestro mayor y hermano gemelo del primero, Tayue, en este momento yo no poseo poderes gracias a tu odiosa prima Karimen que lo hecho a perder, así que no puedo mostrarte nada.
Takeo entendió todo y asintió con la cabeza.
Natku: Soy el sexto maestro del linaje y me especializo en los poderes de la naturaleza vegetal.
El chico elevó una de sus manos y varias lianas salieron del suelo, el humano retrocedió asombrado – eso explica las flores que puso en el florero – recordó, el chico planta escondió las lianas y se acercó a un árbol, lo tocó y éste creció un poco, anchando sus raíces y casi saliendo a la superficie.
Natku: Yo fui el primero en encontrar a los humanos, después nos encargamos de ponerlos a salvo.
Takeo: Entiendo…
Shun: Soy el séptimo maestro, cazador experimentado, nunca fallo un tiro.
Takeo: Me di cuenta por tu lanzamiento de las cuchillas…
Shun: Tengo buena vista, oído y olfato.
El humano comenzó a interesarse mucho y asintió. Una plancha de roca salió de los pies de Takeo y varias rocas se elevaron rodeando al humano.
Kinto: Soy el cuarto maestro, soy fuerte en pelea y manejo el elemento tierra. Suelo fusionarme con los sólidos y moverme entre ellos.
Takeo: Increíble…
Issei: Yo soy el noveno hermano, maestro corredor y habilidoso en la hipnosis.
Takeo: ¿Corredor?
El albino se movió a gran velocidad que, para Takeo, fue como desaparecer, Issei apareció a un lado del chico y le tomó el hombro.
Issei: Poseo una gran velocidad…
Alzó su mano y le mostró sus enormes garras.
Issei: Y soy bueno en ataques a corta distancia.
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