EL CELO

Takeo: ¿Qué perfume usas?

Shindra: ¿Disculpa?

La chica se incomodó y retrocedió un paso.

Takeo: ¿Qué perfume usas?

Shindra: N-ninguno…

Takeo: Es que… hueles a lavanda…

Shin no pudo evitar sorprenderse.

Shindra: Debe andar mal tu nariz, ve a un doctor.

La ojos azules se volteó para comenzar a caminar, pero el chico la detuvo de la muñeca, ella sintió un leve escalofrío al darse cuenta que el joven la sostenía con fuerza, lo miró y golpeó el brazo que la detenía, Takeo la soltó, pero se acercó peligrosamente.

Takeo: ¿Qué pasa? ¿No te gusta que te toquen?

Shindra: Aléjate de mí.

El olor a lavanda subió un poco de nivel y llegó hasta las fosas nasales del ojos claros, inhaló profundo y se dejó llevar por el aroma. Un poco asustada, Shin empezó a correr en dirección a la casa, - ¡¿cómo pudo saber el aroma de mi cuerpo?! – pensó, volteó y vio que el joven la seguía.

Takeo: ¡Espera!

-¡Demonios, es rápido! – se lamentó, dio vuelta en un árbol y unos brazos la detuvieron, abrazándola.

Kinto: Tranquila… soy yo…

Del árbol de contra esquina de atrás salió Cronh y le cerró el paso al hermano de Amei.

Takeo: ¿Tú? ¿Qué quieres?

Cronh: Deja de perseguir a Shin.

Takeo: No es asunto tuyo, apártate.

Rápidamente se le fue encima con una patada para darle a un costado del rostro, Cronh lo detuvo con un solo brazo, tomó esa pierna y lo lanzó de regreso, con poca fuerza para que Takeo no saliera lastimado, este último aterrizó de pie y miró enojado al menor. El soldado identificó esa mirada y dio un paso adelante, amenazándolo con una postura de pelea. Takeo no se quedó atrás y sacó a relucir sus dones de pelea, se lanzó nuevamente con un puño para noquearlo, pero el castaño lo esquivó, lo tomó del brazo y lo lanzó hasta un árbol donde aterrizó con dificultad.

Cronh: Si continuas, saldrás lastimado.

Takeo sonrió, miró hacia un costado y vio a la morena siendo abrazada de la cintura por Kinto, quien inclinó su cabeza para refugiarse en el cuello de la mujer mientras lo veía con una sonrisa provocadora. El hermano de Amei se enfureció y se lanzó contra el par, afortunadamente Cronh lo empujó a medio camino y cayó sobre la espalda del chico, tomó uno de sus brazos y lo sostuvo detrás, inmovilizándolo.

Takeo: ¡Suéltame!

Cronh: Tranquilízate o te romperé el brazo.

Unos pasos se acercaron a ambos chicos y se detuvieron a un par de metros.

Leyai: No lo lastimes, sólo duérmelo.

Takeo: ¿Qué…?

El soldado le dio un golpe en la nuca y lo desmayó.

Leyai: Creo que tenemos un problema.

Cronh se levantó y recargó al humano en un árbol cercano. Kinto liberó a la chica y caminó un par de pasos.

Shindra: ¿Q-qué problema?

Leyai: Estás en celo.

La humana se quedó boquiabierta.

Shindra: ¡Pero estoy embarazada! ¡¿No se supone que el celo ya no debe de darme?!

Leyai: Así es, pero lo estás y ese humano lo percibió.

Señaló al inconsciente, Cronh miró a Shin y apartó su mirada ruborizada.

Kinto: ¿Ahora qué hacemos?

Leyai: Me llevaré al humano hasta la casa, no dejen que Shin entre.

Shindra: ¿Qué?

Leyai cargó a Takeo como un costal.

Leyai: Adentro está Haku, si se da cuenta de tu olor enloquecerá y, por consiguiente, todos nosotros. Es mejor que estés afuera.

Shin suspiró rendida y fastidiada, el oscuro se giró y empezó a caminar

Leyai: ¡Que se diviertan!

Alzó su mano despidiéndose. La chica no entendió su comentario y vio a Kinto, quien tenía una sonrisa malévola en su rostro, eso la asustó y volteó con Cronh, quien también la veía con ojos de deseo.

Shindra: Oh, ¡rayos!

Salió corriendo hacia el camino contrario a la casa y los otros dos la persiguieron como cazadores tras la presa. Leyai entró a la casa y acostó al hermano de Amei en el tapete, donde lo dejó a un lado de Karimen, quien seguía noqueada.

Amei: ¡¿Qué pasó?!

Leyai: No lo sé, lo encontré afuera.

Amei: Debió entrar a la casa cuando llegó y no pasearse afuera.

Natku: ¿Kinto y Cronh?

Leyai: Fueron a buscar a Shin.

De pronto, los ojos de Karimen se abrieron lentamente, se tocó la frente y se enderezó.

Tafy: ¿Cómo te sientes?

Karimen: ¡Hipócrita!… me duele el rostro.

La mayor se levantó un poco mareada y se dirigió a la puerta.

Tafy: Chicos, nosotras nos vamos. De nuevo una disculpa por lo que dijo mi hermana.

Shun: Agradecemos tu ayuda, Tafy.

Tafy: ¡Hasta mañana!

Ambas hermanas salieron. Amei fue a la cocina y regresó con un vaso de agua, que derramó sobre el rostro de su hermano. El chico despertó casi ahogándose y se enderezó.

Takeo: ¡Rayos, está fría!

Amei: ¿Qué te pasó?

Takeo: ¡Ese maldito…!

El joven vio como los maestros lo veían de forma amenazante.

Takeo: Emm… no… comí en todo el día…

Amei: Debiste entrar cuando llegaste y comer algo.

Su hermano le lanzó las llaves y se levantó.

Takeo: Tú manejas.

Amei asintió y se levantó.

Amei: Nosotros también nos vamos, que tengan buena noche.

Todos: ¡Gracias!

Ambos hermanos también salieron.

Fumiko: Nosotros también nos vamos, ¿te damos un aventón, Mako?

Mako: Si, por favor.

Kenta: ¡Nos vemos mañana!

Los maestros y alumnos los despidieron levantando su mano y los humanos se retiraron del lugar. Leyai bostezó y se estiró pesadamente.

Leyai: Bien, me iré a dormir, estoy cansado.

Natku: Ahora que no tienes poderes, tu cuerpo reclama por todas las veces que no dormiste.

Leyai: Tengo que aprovechar que ahora puedo. ¡No se duerman tarde!

El oscuro se metió a su recámara. Shun se acostó delante de la chimenea y se relajó.

Issei: Me daré un baño y me iré a la cama. Que descansen.

El menor de los maestros también se despidió y entró a su habitación.

Theron se levantó y fue hacia la puerta de atrás.

Natku: ¿A dónde vas?

Theron: Quiero nadar un rato en la piscina, regreso después.

Abrió la puerta y enseguida se metió al agua.

Haku: Maestro Natku…

Natku: ¿Qué pasa?

Haku: ¿Podría quedarme hoy a dormir junto a la chimenea?

Natku: Está bien, yo me iré a la recámara.

Haku: ¡Gracias!

Le reverenció y fue a meter sus manos al fuego. El ojos verdes sabía que era difícil para el soldado de fuego no tener un espacio de entretenimiento y relajación para su don, en ese mundo el fuego era algo peligroso aun para los expertos en el tema, sonrió y se fue a dormir a la habitación que compartía con Shun. Por otra parte, en lo más profundo de la arboleda, Shin caminaba exhausta por debajo de los árboles, había corrido lo más lejos posible de la casa y de los jóvenes que estaban detrás de ella, volteaba para todos lados y parecía que los había perdido, se detuvo y agarró aire, - en celo… ¡otra vez! – pensó harta, posó su mano sobre su cabeza y apretó sus cabellos, dudaba en que así fuera, ya antes había estado en celo teniendo síntomas de respiración agitada y fiebre leve, pero ahora no sentía ni el calor sofocante que la ahogaba por dentro, - ¿soy yo o son ellos? – reafirmó.

De pronto sintió una presencia cerca y se alertó, dio un par de zancadas, pero las piernas se le acalambraron y cayó lentamente de rodillas, - No puedo… correr más… - se lamentó. Se levantó poco a poco tomando como apoyo el árbol que estaba a lado, sus piernas le temblaban y le dolían, alejó sus manos del árbol para agarrar equilibrio, pero falló, una mano detuvo su caída hacia atrás y fue jalada de regreso para ser abrazada. Gracias a sus poderes, el soldado la había encontrado primero, la acercó tanto a él que Shin pudo sentir los latidos fuertes de su corazón. Poco a poco ella se tranquilizó, cerró sus ojos y el olor a clavo dulce empezó a florecer; sus piernas, que no lograban tocar el piso, ya no estaban acalambradas, pero aún así no podía moverlas con libertad, se dejó llevar por el aroma del joven y le correspondió el abrazo, poniendo sus manos en su espalda.

De un momento a otro sintió que alguien le quitaba su ropa interior y abrió sus ojos de golpe, volteó y vio al maestro de tierra haciendo la travesura. La humana se apartó un poco de Cronh para decirle algo a Kinto, pero el soldado aprovechó y la mordió en el cuello. La joven dio un grito ahogado mientras veía como el mayor la veía sonriendo y deshaciéndose de su corbata y camisa. A ella no le quedó de otra que permitir el acto, con dos hombres y sus piernas sin responderle, no había nada que hacer para evitarlo.

Kinto flexionó las piernas de la chica hacia a delante para que rodearan a Cronh, el soldado dejó de morderla e inmediatamente el mayor la besó antes de que pudiera articular palabra. Ella pudo percibir que ese beso era devorador, como si el maestro quisiera comérsela por completo con solo tocar sus labios, el menor desabrochó su camisa y se quitó la corbata, rodeó su brazo en la espalda de la joven y levantó su blusa en el proceso. En segundos la ojos azules pudo sentir el bulto grande de su compañero de enfrente pero también sintió como dos dedos del otro se adentraba en su *.

Shin se alarmó, pero Kinto seguía besándola sin importarle nada. Cronh se animó y también metió sus dedos en la cavidad húmeda de ella mientras sostenía una de sus piernas para despejar el área. Ambos chicos metían y sacaban sus dedos de manera rápida y casi sincronizados, por fin pudo soltarse de los labios del maestro, pero ahora era el turno de Cronh y aprisionó su boca inmediatamente. – Tienen… mucha prisa… - se quejó la mujer.

El primero en sacársela fue Kinto y la puso en la retaguardia, empujó y la cavidad se abrió lo suficiente para darle acceso, una ligera descarga recorrió las piernas de la chica, pero su intento de grito fue callado por los labios y besos perfectos del guerrero. El maestro había entrado por completo, dejando salir un ligero gemido, automáticamente el otro joven también se desabrochó su pantalón y se posicionó en la otra entrada; antes de hacer el siguiente movimiento, el cabellos largos empujó un poco más y el menor pudo entrar de golpe en ella. Las uñas de la chica se encajaron en la piel de Cronh para resistir un poco a ambos intrusos.

La mirada del maestro estaba completamente perdida mientras veía las caderas de su pareja, se relamió los labios y rápidamente los empujó hacia el árbol vecino, recargando parte de su peso en la chica y adentrándose en lo más profundo de ella. Un par de lágrimas salieron de sus ojos azules, pero forzó a su cuerpo a tranquilizarse; por una parte, sabía que ponerse a la defensiva no la iba a llevar a nada bueno, y por otra, la mirada de ambos era diferente a la que estaba acostumbrada. Kinto empezó a moverse moderadamente mientras sostenía ambas piernas de la mujer, sonrió y empezó a morderla, dejándole marcas en su camino. El soldado sostuvo en una de mus manos el cabello en cascada de Shin y lo hizo a un lado para que el otro siguiera dejando marcas por su cuerpo. Pronto ambos caballeros se movieron de norma sincronizada, evitando a toda costa que la chica dejara salir sus gemidos, no querían ser descubiertos por nadie.

En la piscina de la casa, Theron nadaba con libertad en el fondo del agua. Al principio olvidó quitarse el uniforme antes de entrar al agua, pero después la dejó colgando en una de las sillas para que se secara y volvió a nadar. Se movía con destreza sin tener que subir a la superficie para respirar, se quedó un momento dormitando cuando algo hizo mover el agua ligeramente. Abrió sus ojos y salió a la superficie, Leyai estaba en la orilla, en cuclillas, esperando al menor.

Theron: Maestro Leyai…

Leyai: Primo, niño. ¡Primo!

Theron: Ah, perdón, aun no me acostumbro.

Se rio nervioso, el ojos rojos se sentó y metió sus pies en el agua para sentirla.

Leyai: Quiero aprovechar que todos duermen… ¿podrías enseñarme a flotar?

El mayor se ruborizó al pedir enseñanza, el ojos de gato le sonrió y asintió. Con lentitud, vistiendo short y una camiseta, se metió completamente al agua sin dejar de apoyarse en la orilla de la piscina.

Theron: ¿Tiene miedo?

Leyai: No… solo estoy nervioso… ¿qué tan profundo es?

Theron: Dos veces su altura… tal vez más…

El cabellos de azabache se incomodó y agarró con más fuerza la orilla.

Theron: Primero que nada, debe soltarse y conocer el agua.

El moreno tomó los brazos del mayor y lo hizo alejarse de la orilla, Leyai tragó un poco de saliva y sintió un peso ligero sobre su cuerpo.

Theron: Mueva sus piernas, hacia adelante y atrás, uno a uno.

El maestro lo hizo y sintió que sus movimientos eran pesados y lentos.

Theron: Siga así, no se detenga.

El soldado se giró sosteniendo un brazo de su compañero y empezó a avanzar para que el mayor se acostumbrara al agua. Lentamente le dio una vuelta a la piscina, y conforme pasaba el tiempo, el moreno bajó su mano hasta la mano de Leyai, - Aprende rápido – pensó, el gemelo seguía pataleando moderadamente, concentrándose completamente. Su cuerpo ya estaba teniendo la inclinación perfecta para andar, lentamente, por el agua, no quería que la lección de un soldado fuera difícil, así que puso todo su empeño en aprender y practicar. Theron volvió a girarse para ver al oscuro, tomó su otra mano y por debajo del agua empezó a guiarlo a hacer círculos con sus brazos

Theron: Este movimiento hará que empuje el agua hacia atrás y avance, para flotar es muy útil cuando quiere mantenerse en la superficie por cierto tiempo.

Una y otra vez repitieron el movimiento, Leyai sintió que de verdad estaba moviendo el agua, como cuando se abría paso entre los sólidos muros para atravesarlos. Durante un rato siguieron con la lección hasta que, sin darse cuenta, Theron lo había soltado. El moreno retrocedió un poco con suma discreción mientras veía como el maestro seguía los ejercicios, muy bien concentrado. Pasaron unos minutos hasta que Leyai se dio cuenta que el soldado se había alejado de él y lo veía con una gran sonrisa.

Theron: Es impresionante como aprende rápido, ¡ya está flotando!

Leyai lo había logrado. El menor nadó alrededor de él dejándole distancia para no interrumpir su flote y el mayor le sonrió sinceramente.

Shun: Nunca creí ver esto…

El arquero estaba sentado en una de las sillas, viendo el panorama completo.

Shun: Leyai dentro del agua… nadando…

Leyai: Como dije antes, debo aprovechar, ahora que no tengo poderes.

Shun: ¿Y por qué en la noche?

El mayor se sorprendió y se ruborizó, volteó su mirada hacia un lado y bufó.

Leyai: Porque Theron está aquí… ahora…

Theron: Maes…Primo Shun, ¿también quiere nadar?

Shun: No, voy a dar una vuelta y dormir en campo abierto.

El maestro se levantó y comenzó a caminar.

Leyai: Aquí, en este mundo, no hay madrigueras donde puedas dormir.

El arquero se detuvo en seco y se giró para verlo.

Shun: ¿Crees que soy como Tamayo?

Leyai se acercó a la orilla con ayuda del soldado.

Leyai: No, Tamayo puede adaptarse a cualquier lugar en segundos…

Salió del agua y tomó una toalla para secarse.

Leyai: A ti te tomaría días en hacer algo tan simple.

El gemelo provocó al menor para que no fuera hacia la arboleda y se diera cuenta de lo que hacían los otros tres, Shun apretó sus puños y frunció el ceño.

Shun: No soy una bestia que marca territorio…

Leyai: Lástima… le hubieras ahorrado enseñanza inútil a tu soldado…

Theron sabía que ese comentario había ofendido al arquero y se preocupó. El maestro menor se enojó y le arrojó una pequeña cuchilla de metal directo hacia su rostro, el mayor hizo su cabeza hacia atrás y esquivó el ataque, viendo como el objeto filoso se incrustaba en el cristal de la puerta.

Leyai: ¡Vaya! Estuvo cerca…

El cazador aún no le había dado una lección a su hermano y sacó varias cuchillas que puso entre sus dedos y se las mostró, amenazándolo, - ¡Rayos! No esperaba eso… - se lamentó el oscuro y retrocedió un paso. Sin dudarlo, Shun lanzó los objetos hacia el cuerpo del gemelo, directos a su pecho, pero una ola de agua los mojó y los hizo perder trayectoria, de paso también mojó al lanzador para que se calmara. Theron salió del agua y se puso entre los dos.

Theron: Por favor… no hay que pelear…

Shun: ¡No intervengas, soldado!

El ojos oxford metió su mano en uno de sus bolsillo, pero no sacó nada, palpó sus ropas y se dio cuenta que no tenía ningún arma, volteó hacia el suelo y observó que todas fueron arrastradas hacia el fondo de la piscina, captando el porqué el chico lo había mojado.

Kinto: ¿Qué pasa aquí?

El maestro llegó a la piscina con la chica vestida completamente y dormida en sus brazos, a su lado venía su soldado tirando de su corbata para quitársela.

Kinto: No deberías retar a alguien que ha perdido su poder.

Shun: ¡No lo estoy retando!

Kinto: Como sea, dejen de hacer tonterías y entremos a la casa.

Kinto entró junto con la chica, Leyai se encogió de hombros y lo siguió, Theron suspiró aliviado y caminó hacia la casa. Shun miró hacia la alberca y vio todas sus herramientas abajo, se dispuso a quitarse la ropa para meterse por ellas, pero unas delgadas capas de roca verticales salieron desde el fondo, sacaron las armas y se las acercaron al maestro. El arquero tomó todo su arsenal y vio al soldado, quien mantenía su mano elevada esperando a que el mayor terminara de guardar sus cosas.

Shun: Te agradezco, soldado.

Cronh bajó su mano y le reverenció, el maestro vio como el chico iba a la puerta y retiraba con facilidad la cuchilla del cristal, puso el artefacto en una plancha de roca flotante y se la devolvió al dueño, éste la tomó y la piedra se desvaneció. El soldado le sonrió al maestro cazador y entró, Shun se quedó solo en la piscina observando la última arma que le habían entregado y la silueta del soldado se desvaneció dentro de la casa.

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