Capítulo 9 28 AÑOS

...ESPERANZA...

Los años pasaron y ya a mis 28 años sigo soltera, sin ningún tipo de compromisos y hasta virgen. He pensado en despojarme al menos de mi pureza que de nada me ha servido. Tal ves si no hubiese querido casarme de blanco, pura y virgen con la ilusión de una boda donde un velo cubra mi rostro y un apuesto caballero levantara el velo y todas esas cosas que leemos en las novelas todo sería diferente.

Cada vez que consideré perder mi virginidad me arrepentí porque no he querido arriesgarme a quedarme atada así sea emocionalmente a ningún idiota y con la suerte que yo llevo conmigo quizás hasta sea casado o con algún tipo de compromiso.

Decidí quedarme como estoy con la tranquilidad de un empleo dónde se que soy buena aunque en mi vida privada sea un completo fracaso.

Aún la prensa me nombra por mis fracasos pero desde el lugar de un protagonista secundario en sus escritos ya que organice bodas de gente famosa y lo sigo haciendo. Cuando todo queda perfecto me nombran adjudicandome el trabajo pero sin dejar de decir que estuve plantada en el altar dos veces y además cancelé una boda, maldita prensa.

Comprendí que irme de nada vale cuando la reputación precede a una persona. Al buscar mi nombre en Google soy más famosa por los escándalos de las bodas que no pudieron ser en vez de por mis maravillosos logros laborales.

Incluso si busco a mis padres yo apareceré manchando su apellido, maldita prensa estúpida.

"Alejandro Salvatore inaugura hotel de lujo en la ciudad... el empresario sigue sumando éxitos y propiedades a su fortuna... La única que no ha podido encontrar el camino y seguir su ejemplo fue su hija mejor Esperanza quien a la edad de..." Hijos de perra, hasta en artículos dónde mi padre merece ser el único protagonista yo aparezco allí.

Luego de años de soledad donde fui a terapia me mantuve lo más tranquila que la prensa me dejó permanecer porque por momentos despedazaba aquellas hojas escritas con tanta maldad en la comodidad de mi apartamento.

Mis padres me han mencionado que necesitaría casarme para así dejar a todos callados. Si el matrimonio no funciona existe el divorcio. Si luego de tres bodas sin éxito le sumo a mi lista de fracasos un divorcio todo sería aún peor y se que pasaría porque juré jamás volverme a enamorar.

El amor y ser una soñadora empedernida me llevaron al fracaso y a la pública humillación en varias oportunidades pero de los errores se aprende...

Ahora permanezco el tiempo requerido en las bodas de mis clientas y sin permitir que algún hombre se me acercara es que regreso a la comodidad que mi hogar y mi reducido círculo de personas es capaz de brindarme.

Tal vez me volví un poco práctica o quizás más seria de lo que era pero ya no deseo complicaciones y sola me encuentro bien.

Todo marchó en orden y algunos hombres intentaron acercarse a mi con diferentes propósitos. Tal vez unos más íntimos como encuentros de una noche, otros por claro interés de obtener fama o el respaldo económico de mi familia pero dejé de creer que alguien se acercaría a mi por un claro interés romántico.

Los años de soledad a cualquier mujer le congelan el corazón y yo la excepción no era.

Cuando dejé de intentar fue cuando mi familia más se preocupó. Yo no falté a ninguna cena ni aniversario o cumpleaños de mi familia por más ocupada que estuviera con el trabajo; pero acababa llegando sola y eso quizás les preocupaba más que una inasistencia justificada o injustificada.

No faltaba persona en mi familia que dijera que seguramente yo era una mujer insoportable, frigida o histérica y por eso se me hacía incapaz mantener una pareja estable a mi lado.

Comentarios así por parte de mi propia familia me causaban dolor pero no me rebajaría en ponerme a discutir. Yo era quien tenía el récord de fracasos sin ningún acierto y siempre lo sería.

Los vestidos de cada una de mis bodas no estaban cerca de mi. El de princesa fue desechado, el de corte sirena también y el más simple devuelto porque finalmente no alcancé a usarlo.