Capitulo 3

Al salir del Reino del Sur, enseguida entramos al desierto, sino se iba con cuidado, cualquiera podría perderse en las alucinaciones que este provocaba, por ello, los brujos colocaban conjuros en los carruajes para evitar futuros accidentes.

Señor: ¿Se siente bien? ¿Necesita algo en particular?

Damar: De momento estoy bien, gracias por su preocupación.

Señor: Oh, lamento no haberme presentado antes, mi nombre es August, soy el jefe mayordomo, del castillo donde vivirá usted señorita.

Damar: Un placer conocerlo Señor August

August: Oh no, no hacen falta las formalidades, solo llameme August, dentro de poco será usted la Reina.

Damar: Como guste.

Vi entonces como August se fijaba en todos los libros que tenía a mi lado y en las piernas, como si no se hubiera percatado antes de ellos.

August: Perdone mi grosería, ¿Por qué a comprado todos estos libros? Se ven muy desgastados...

Damar: Me ha costado mucho encontrarlos. Son temas políticos y económicos, creo que debería saber anticipadamente la situación del Norte.

August: Usted es realmente una persona increíble -dijo este sonriendo-

Damar: ¿Le puedo preguntar algo?

August: Por supuesto.

Damar: El Rey ¿Qué tipo de persona es?

August: Usted... ¿Quiere saber si los rumores sobre mi señor son ciertos?

Damar: No, solo quiero saber si hay algo que deba tener en cuenta.

August: Comprendo, solo tiene que actuar como de costumbre y estará bien.

Damar: Entiendo, muchas gracias.

Le sonreí, entonces el carruaje se detuvo y uno de los caballeros negros que estaban a nuestro alrededor custodiando nuestra seguridad, se acerco a la ventana, August la abrió tranquilamente.

Caballero: Señor, ya hemos llegado al portal.

August: Si, lo sé. entren poco a poco.

Damar: ¿Portal? ¿Se utiliza magia?

August: Si, como ya sabe, para llegar a Reino del norte se necesita pasar por medio de este desierto, aproximadamente unos diez días, pero si cruzamos este portal, en 1 hora como mucho, podremos ver el Reino.

Damar: Según tengo entendido, los portales solo pueden utilizarlos lo que tengan sangre Real, además que su costo es muy alto...

August: El Rey ordenó, tratar a la novia con los métodos de más alta calidad. Dejando así, que disfrute todo el viaje.

Damar: Ah...

Vi como August abría la ventana, ya habíamos entrado al portal, no podía estar más asombrada, había preparado para mi, una transmisión mágica, se veían caer del cielo, hermosos copos de nieve, acompañados con hermosas hadas que jugaban entre ellas, cada vez que los caballos donde estaban montados los caballeros que rodeaban el carruaje pisaban el suelo, se veía como si levantaran olas de magia azul a su alrededor.

Damar: El Rey es una persona muy considerada

Dije más para mi, que para August, que sonreía al ver mi expresión de felicidad.

*Mientras tanto en el Reino del Norte*

Dimitri: ¿Entonces ya está por llegar?

Axel: ¿Qué no puedes tocar la puerta y entrar como una persona normal?

Dimitri: ¿Y tú no puedes responder tranquilamente mis preguntas?

Axel: No estoy para tus bromas.

Dimitri: No me digas que vas a recibir a tu prometida así.

Axel: ¿Así como?

Dimitri: Con ese temperamento, harás que la pobre salga corriendo.

Axel: Déjate de tonterías, no me hagas perder el tiempo.

Dimitri: Esta bien, amargado.

Axel: Eres mayor que yo, pero actúas como un niño.

Dimitri: Bueno ¿Vienes?

Axel: ¿Para dónde crees qué vas?

Dimitri: A recibir a mi cuñada.

Axel: ¿Desde cuando tienes hermanos?

Dimitri: Me rompes el corazón...

Dimitri puso la mano en su corazón e hizo una mueca dolor, haciendo ver como si realmente le dolía el corazón, Axel puso los ojos en blanco, abrió la puerta de su despacho y salió, con Dimitri tras suyo, caminaron por el amplio pasillo, Dimitri no paraba de hablar sobre lo  orgulloso que se sentía porque su primito "yo" me fuese a casa, suspire en más de una ocasión, al llegar a la entrada principal, estas se abrieron, el carruaje estaba llegando, justo a tiempo, me acerque para recibir a mi prometida, entonces las puertas del carruaje se abrieron, dándome paso a la hermosa damisela que adentro se encontraba, sus cabellos plateados caían en cascadas por sus hombros, debía de llegarle por la cintura, unos ojos azules que te envolvían, una hermosa, pero inocente sonrisa, para que negarlo, me cautivo, le tendí la mano para que saliera, al hacerlo una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo, lo ignore.

Axel: Bienvenida, señorita Damar

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