Dragón

Caleb estaba confundido, la historia del dragón no concordaba con lo relatado en los textos antiguos. Pero sin duda era verdad, ya que el segundo corazón que latía en su pecho no era humano. Caleb tomó la espada y apunto al corazón del dragón, pues la única forma de acabar con su maldición era asesinar a la imponente bestia que lo había maldito. Blandió la espada para después dar un golpe tajante ante los ojos expectantes de Gina y Argón. Caleb volteó la mirada, para mirar tristemente al dragón.

- Lo siento mucho, antepasados, temo que les he fallado, ya que no tengo el valor para matar a este ser. Ha sido derramada demasiada sangre inocente durante tantos años, los hijos y hermanos de mis ancestros y no tengo intención de derramar más - susurro Caleb mientras cortaba las cadenas que sometieron al dragón.

El dragón al sentirse libre se empezó a levantar bruscamente rugiendo imponente, Caleb se colocó en frente de sus feroces fauces.

- Mi vida está por terminar, te pido perdón en nombre de mis ancestros por la pérdida de tu especie y el asesinato de tu cría. Si bien no me puedo permitir liberarte, pues la seguridad de los reinos es mi prioridad. A cambio te ofrezco el corazón de tú cría. El dragón abrió sus fauces y Caleb se elevó para después extraer una esfera plateada de su pecho, era su segundo corazón que estaba siendo extraído cuidadosamente por el dragón. La esfera tocó el suelo marino y al tocarlo se transformó en un precioso huevo dónde en su interior se formaba un pequeño dragón con escamas tan azules como los cuarzos azurita. El dragón al ver el huevo se sintió conmovido, pues su cría le había sido devuelta. Caleb derramó un poco de su sangre en el círculo mágico que formaba la barrera, puesto que solo la sangre real de los descendientes de Aurenia era capaz de romperla, para después dejar al dragón en libertad, pues con su cría devuelta no había motivos para atacar.

- ¿Cuál es tu nombre? - rugió el dragón.

- soy el segundo príncipe del reino de Aurenia Caleb Darvaes.

- Caleb Darvaes, estoy en deuda contigo, partir de hoy seré tu aliado, si algún día me necesitas solo necesitas llamarme al viento y yo acudiré a ti. Ahora, debo encontrar un lugar seguro para resguardar el huevo y liberar a los 9 dragones dormidos - exclamó el dragón mientras levantaba el vuelo con el huevo en sus garras.

El maleficio estaba roto, sin el segundo corazón, Caleb estaba salvó. Ahora podían volver para detener la guerra que amenazaba con destruir la paz de los reinos. Se dirigieron juntos hacia la entrada del laberinto, ya que la misión había sido completada. Antes de marcharse, Gina liberó al lobo que era esperado en la lejanía por una presa de pelaje blanco con ojos color ámbar que les había seguido el rastro. Con tres adorables cachorros, el lobo, al sentirse libre, corrió un poco bajo la luz de la luna llena y luego volteó la mirada hacia la bella pelirroja y aullar en señal de despedida para después perderse junto con sus crías en la lejanía de las montañas.

Al abandonar el páramo, fueron transportados a una cabaña, al salir, se sorprendieron, ya que no había nadie vigilando y, a medida que avanzaron, se percataron de que todo había cambiado. El reino estaba azotado por el hambre, los edificios en decadencia y no había ningún rastro de personas en los alrededores, lo que les hizo preguntarse ¿qué era realmente lo que había ocurrido?

Caleb se percató de que Aurenia estaba bajo la protección de la magia de barrera de Caliza, algo que era extraño, ya que ella debía proteger al reino de Azula en su ausencia. El corazón de Gina se estremeció, sin duda en los pocos días que se marcharon, algo terrible había ocurrido. Movidos por el instinto, avanzaron con cautela entre el cobijo de la noche hasta llegar al castillo, al llegar se percataron de que estaba fuertemente custodiado y que había un gran muro construido alrededor de él. Al llegar solicitaron entrada, el guardia al ver a su segundo príncipe dejo caer su espada por la impresión, pues creyó ver un fantasma, mientras corría anunciando que el príncipe perdido había vuelto a casa. Al escuchar esto, la reina salió en seguida y al ver el rostro de Caleb rompió en llanto corriendo a sus brazos.

- ¡hijo mío, has vuelto!, hace tanto te creía perdido - exclamó la reina mientras abrazaba a Caleb con fuerza.

- pero madre que estás diciendo solo pasaron unos días - exclamó Caleb confundido.

- Caleb han pasado cinco años desde tu partida - explico la reina sorprendida.

Caleb miro a Gina y fue entonces cuando se dieron cuenta de que, al entrar en el plano del dragón, el tiempo transcurrió de forma diferente, Lo que para ellos habían sido unos cuantos días, En sus reinos habrían transcurrido cinco años.

- reina mía que ha pasado - exclamó con angustia Gina.

- mi querida niña los reinos han caído, Cales invadió al reino de Azula, los reyes fueron asesinados, el príncipe

Leiv peleó con valor para lograr liberar a mi hija y a algunos aldeanos, pero lamentablemente fue capturado. Nosotros estamos rodeados dentro de la barrera que Caliza ha formado, pero todas nuestras tropas han sido aniquiladas. Nos estamos quedando sin alimento, la situación es realmente lamentable - exclamó con aflicción la reina.

¿qué ha pasado con el primer general Kilian? - pregunto Gina, temerosa.

- se encuentra resguardando la frontera junto con Said, que ahora es general, son nuestra última línea de defensa.

En ese momento Valloled salió apresuradamente, para encontrarse con Gina y al verla sus ojos derramaron lágrimas de alegría.

- qué alivio has vuelto, sabía que estabas viva, pero mírate te ves exactamente igual que hace 5 años - decía Valloled entre sollozos.

- y tú te vez hermosa - exclamó Gina mientras acariciaba su pancita, puesto que Valloled estaba embarazada.

- ahora que hemos vuelto no tiene de que preocuparse, buscaremos la forma de ponerle fin a esta guerra y recuperaremos lo que por derecho nos pertenece. Ha llegado el momento de que el reino de Cales tiemble, pues la verdadera batalla está por comenzar - exclamó Gina con valor mientras blandía una espada, llenando los corazones antes tristes de esperanza y determinación.

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