Capítulo 5

Toda mujer que ha pasado por esta casa solo nos quiere por el dinero.

Voy a hacer que esta maldita mujer se sienta tan acosada que va a querer irse.

O simplemente haré que Caleb se moleste y le pida el divorcio. Así, se irá.

Cuando dejo de besarla, ella entre el shock me da una bofetada.

No dice nada, siento que reaccionó por instinto.

Después de unos segundos, esos segundos en los que le costó reaccionar, por fin, saca la voz.

—¿Cómo es que no respetas a tu hermano? Soy su esposa, sin vergüenza.

—Mi hermano es discapacitado, ¿en serio vas a estar con ese ser?. Él no puede darte lo que yo, Ariana.

—¿Estás loco?. ¿Te golpeaste la puta cabeza en algún lugar, Zyan?.—me reclama enojada.—Sal de la habitación.—alza la voz.—Esta vez lo dejaré pasar, pero a una próxima te juro que hablaré con Caleb.

Me saca de la habitación y cierra de un portazo.

Vaya, que mujer más fiera.

Cada mujer que ha pasado por esta casa quiere algo conmigo, tengo dinero y soy guapo. Ella, no será la excepción.

—¿Cómo se puede expresar así de su propio hermano?.—pregunto mirando la puerta furiosa.—Ese hombre es tan desagradable.

Dejo mis cosas de lado y para distraerme voy donde Caleb.

Golpeo la puerta y se queda callado dentro.

—Caleb, soy yo. ¿Puedo entrar?.—digo mientras me peino con mis manos.

—Espera. Enseguida te abro.—después de un rato, me deja pasar.—Disculpa la tardanza, estaba vistiendome.

—No te preocupes.—digo entrando y cerrando la puerta detrás de mí.

¿Será que Zyan ve que mi relación con Caleb es muy débil por ello se está entrometiendo?.

Suspiro y me acerco al esposo de Ariana.

Me siento en sus piernas y quedando frente a frente, poso mi frente sobre la suya con vendas.

—Por favor, déjame ser una buena esposa para ti. Dame una oportunidad, te juro que no voy a decepcionarte.

Estoy dispuesta a llegar un poco lejos con él, al menos para que mi trabajo sea bien pagado.

Caleb posa sus manos en mi rostro y me besa.

Yo le sigo el beso y mientras acaricio su cabello.

Sus labios me resultan un poco familiar. Debe ser que con Zyan son hermanos.

No lo sé.

¿Qué hago pensando en ese idiota en este momento?.

—Quedate a dormir hoy. Prometo que no haremos nada que tú no quieras, Ariana.—susurra Caleb en mi oído.

Yo asiento y me levanto para ayudarlo a acostarse.

Después me recuesto a su lado y le acaricio el cabello.

—Eres fuerte, Caleb. Cuando ví que hacías en terapia de rehabilitación, te juro que me gustó tanto ver tus logros. El doctor me habló sobre tu progreso...y me siento orgullosa de tí.

—¿En serio?.—pregunta con una leve sonrisa.

—Así es, Caleb. Me siento orgullosa de haberme casado con un hombre tan fuerte y valiente como tú.

—Gracias, me sirven mucho estas palabras. ¿Puedes abrazarme fuerte?.—pregunta tímido.

—Claro que si.—le abrazo y beso su rostro.

Necesita cariño. Y por ahora, trataré de dárselo.

Pasaron los minutos y cuando me estoy quedando dormida, Caleb habla.

—Ariana, tengo miedo de confiar en ti y que me decepciones.

Eso dolió. Literalmente yo solo vine a estar con él por un corto periodo de tiempo.

—Yo no estoy aquí para cumplir tus expectativas, Caleb. Te puedo decepcionar de muchas maneras, ya que, tenemos un pensamiento diferente y principios diferentes. Yo Caleb, trataré de decepcionarte lo menos posible. No te puedo prometer que no lo haré.

—Tienes razón. Entonces yo trataré de entender tus acciones para no decepcionarme. Supongo que es un trato justo.

—Creo que ambos deberíamos hacer lo que hablamos, que ambos tratemos de no decepcionar al otro y que ambos tratemos de entender a la otra persona para no decepcionarse. Eso, encuentro que es un trato justo.

—Estoy de acuerdo.

Después de esa pequeña plática, nos quedamos dormidos abrazados.

.........

Al otro día despierto y puedo ver como Caleb está sentado en su silla de ruedas mirando por la ventana.

—Buenos días, Caleb.—le sonrío.

Él me ignora y de inmediato sé que le ocurre algo.

Me levanto y me acerco con cautela.

—¿Pasa algo?.—pregunto con una presión en el pecho.

—Anoche habíamos quedado en algo. Te juro que estoy tratando de entenderlo para no decepcionarme.—dice con rabia.

—No sé de lo que hablas, Caleb. Explícame.

—¿Qué quieres que te explique?. ¿Que juegas a dos bandos conmigo y mi hermano?.

Yo al escuchar eso quedo un poco en shock.

—¿Qué dices?. Yo no juego a nada.—digo un poco molesta. Zyan...ese maldito.

—¿Te besas con mi hermano y después vienes a por mi?. Ahora entiendo todo. Por eso accediste a casarte conmigo. No te importa cuál de los hermanos sea, ¿verdad?.

—¿De que hablas?.

—De que estás por dinero acá. ¿Cuánto es por tus caricias?, ¿por ese beso de anoche?, ¿por dormir a mi lado?. Tengo el dinero para pagarte. ¿Cual es el precio que tengo que pagar para tener sexo contigo?.

Esa última frase fue la gota que colmó el vaso y le doy una bofetada.

—No voy a permitir faltas de respeto, Caleb. Que me trates como una prostituta no te lo voy a permitir. ¿Entendiste?.

—Lo que faltaba, cometes el error tú y te enojas.—dice enojado.

—Yo no cometí ningún error. Tu hermano es el que pasa molestándome. Y si, tienes razón. Zyan me forzó a darle un beso. No te lo quería contar porque no quería que tuvieran problemas por mi culpa. Créeme, Caleb. Quien me dió el beso fue él, yo no tengo nada que ver.

—Claro, eres una adulta y te fuerzan supuestamente a dar un beso. ¿Crees que soy un idiota?.

—Tu hermano me forzó a darle un beso, él es más alto que yo y tiene más fuerza. Si no me crees allá tú, pero estás haciendo mal en tratarme así.

—¿Por qué debería creerte?.

—Porque soy tu esposa. Y además, pregúntale qué le pasó en la mejilla a Zyan. Quizás aún tenga marcada mi mano. Permiso.

Salgo de la habitación enojada.

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