Capitulo 13: " La reunión con el Emperador" Parte I

Arzan ese día estuvo acompañado a Gabriel esperando a que esté se calmará, Gabriel terminó borracho.

Arzan no obtuvo ninguna explicación de por qué Gabriel reaccionó así, que tendría pendiente con esa mujer, estaba preocupado por su amigo.

Deilyne sin saber de todos estos acontecimientos había pasado sus días de espera para ver al Emperador trabajando.

Ideó un plan para descubrir cómo era la forma en que los empleados de sus diversos negocios atendían a posibles clientes.

Ella no podía ir a todos, así que envío a Lili, Nicolás e incluso Benjamín. Después de obtener los testimonios de como fueron sus experiencias pudo tener una visión más amplía de lo que estaba pasando.

La exclusión de posibles clientes se volvió a dar, pero esto solo ocurrió con Lili que iba vestida cómo una plebeya.

Era obvio que las tiendas solo se basaban en la imagen de las personas para ver qué tipo de atención le brindarían.

Deilyne no estuvo nada contenta con ésto, después de tener su reunión con él Emperador decidió que haría una reunión con los encargados de todos los negocios, con esto en mente mando a Nicolás a qué diera aviso a todos y organizara la reunión.

Aparte de esto Deilyne estaba muy concentrada preparando los documentos que presentaría al Emperador solicitando el permiso de exportación, en ellos detallaba los tipos de productos y sus precios, ya había averiguado cuáles eran los precios de referencia para estos, pero eran muchos Deilyne estaba cansada y antes de que ella se diera cuenta ya era el día pactado.

En este día ella debía jurar su lealtad al Emperador Aurelio, su intención era hacer esto, solicitar su permiso para la exportación de sus productos y en cuanto arreglara los temas pendientes con los negocios volvería al Marquesado.

Deilyne era una persona muy estructurada en cuanto al desarrollo de sus actividades tal vez por eso siempre salían como ella quería, pero también esto la haría ver que hay cosas que escapan de sus manos y que no corren por su voluntad, entonces ella debería adaptarse y resolverlo.

Nunca ni para el día de su boda se había arreglado de tal forma, llevaba un elegante vestido rojo con detalles bordados en hilos dorados con zapatos a juego, eligió llevar tan solo unos delicados aretes en forma de gota el centro de estos era un rubí rodeado por pequeños diamantes cortados y pulidos extraordinariamente, sin duda los artesanos que trabajan para ellos eran los mejores.

El maquillaje y peinado fue realizado por dos empleadas de la residencia de la capital, un maquillaje sencillo que resaltaba los carnosos labios de Deilyne sin que se viera para nada vulgar y en cuanto a su peinado le hicieron dos trenzas que no dejaban que el cabello le molestara en el rostro y lo demás suelto.

En palabras de las empleadas no había mucho que hacer, ya que Deilyne era hermosa.

Cuando estuvo lista y se dispuso a bajar por las escaleras de la gran mansión, Deilyne vio que todos los empleados, algunos caballeros y también Benjamín que sería su escolta, esperaban al final de esta para verla.

Pero cuando estuvo frente a ellos nadie decía nada, lo que hizo pensar a Deilyne que tal vez se veía mal o que estaba exagerado con su atuendo, cuando Lili rompió el profundo silencio de la sala.

- Lili: Usted se ve demasiado hermosa Señorita, si yo fuera un hombre definitivamente rogaría por casarme con usted.!

Todos se sorprendieron al escuchar las palabras de la descuidada Lili, Deilyne no había tenido una buena experiencia con su matrimonio por eso todos evitaban hablar de eso, pero Lili en ese momento habló sin ninguna precaución.

Deisy le propino un pequeño pellizco que nadie pudo ver para que se callara y se diera cuenta de lo que decía, pero nadie esperaba la reacción de Deilyne.

Ella no pudo contener la risa después de escuchar a Lily, eso era muy raro, ya que su Señorita no había reído mucho desde la muerte de su padre.

- Deilyne:Me alegra escuchar eso Lili, solo espero que seas sincera.

- Lili: Claro que lo Soy!

Dijo a los gritos Lily quién fue detenida nuevamente por Deisy quien también hablo.

- Deisy: De verdad se ve muy hermosa señorita.

- Deilyne: Gracias Deisy.

En ese momento Benjamín se acercó a Deilyne y ofreció su mano, y le dedicó unas palabras.

- Benjamín: La pequeña Señorita sí que ha crecido, se ve muy hermosa señorita.

Por la forma en que lo dijo y cómo besó su mano, Deilyne se sintió un poco avergonzada, entonces habló rápido.

- Deilyne :Bueno ya es suficiente, si seguimos hablando aquí llegaré tarde.

Deilyne fue escoltada por Benjamín hasta el carruaje, él y los demás caballeros montarían a caballo. Una vez Deilyne estuvo dentro del carruaje, Benjamín lanzó una mirada amenazadora a los caballeros que se veían notablemente sonrojados tras ver a la Marquesa.

El viaje hacia el palacio fue de dos horas, una vez estuvo ahí fue recibida por el propio asistente del Emperador quien la guío hasta el lugar donde se daría la reunión.

Los caballeros no podían ir hasta ese lugar debían esperar en un lugar preparado para ellos, Benjamín no parecía muy convencido de esto, pero no pudo replicar la orden de Deilyne.

El palacio imperial era muy grande y hermoso, pero nada sorprendente según Deilyne.

Deilyne vio desde lejos un lugar en el jardín preparado con una mesa y aperitivos, pudo ver también la espalda de un hombre de cabellos rubios similar al suyo, pero que debido a la edad estaba más blanco que rubio, ese era el Emperador Aurelio.

Deilyne se sentía confiada pues tenía bien claro sus propósitos, al llegar frente al Emperador se presentó.

- Deilyne: Saludos a su Majestad Aurelio Constantine, Deilyne Marshall, Marquesa Marshall y fiel servidora de éste Imperio se presenta ante usted.

- Emperador: Vaya hasta que al fin conozco a la persona de buen gusto!

Deilyne: [que buen gusto?]

Deilyne se desconcertó ante lo dicho por él Emperador, a qué se refería se preguntaba Deilyne.

- Emperador : Bienvenida Marquesa, puede tomar asiento y charlamos.

- Deilyne: Gracias majestad.

Deilyne hizo una reverencia y espero que el Emperador tome asiento.

- Emperador: Veo que a usted no se le escapa ni un detalle.

- Deilyne: Es mi obligación cómo servidora de éste Imperio el no faltarle el respeto a quien es su guía.

- Emperador :Interesante educación la que le impartió él Marqués.

- Deilyne : Yo diría que es la necesaria, majestad.

- Emperador: Jaja tienes razón.

El Emperador se refería a que Deilyne estaba siguiendo a la perfección la etiqueta imperial, una etiqueta que pocos conocían.

- Emperador: Usted le sienta bien a este jardín, se ve como una rosa más.

- Deilyne: Gracias por sus cumplidos majestad, en agradecimiento por esto y por recibirme de tan buen modo permítame entregarle un presente que he preparado para usted.

- Emperador: Oh Marquesa, tengo curiosidad adelante.

Un sirviente trajo una caja negra de un tamaño no muy grande, al presentarla ante el Emperador y develar su contenido esté quedó maravillado nuevamente.

- Emperador : Usted realmente tiene buen gusto Marquesa, pero ésto me preocupa hasta podría pensar que la Marquesa me investiga en profundidad para saber cuáles son mis gustos.

- Deilyne : Jamás me atrevería, solo se lo que todos saben, su gusto particular por este tipo de cosas.

Deilyne hablaba de las armas y el regalo que le había entregado era un puñal de mano con una hoja en forma de diente canino.

- Deilyne: Su nombre es "diente de dragón", su material no podría decírselo porque es un material desconocido que resiste al hierro, al oro, plata e incluso al acero lo que lo hace invaluable.

- Deilyne: En verdad Marquesa ésto es impresionante, es de mi agrado, Si me permite saber de dónde lo obtuvo?

- Deilyne: Es una de las tantas cosas que se encuentran en las arcas de mi familia, fué traída desde un Reino que ya no existe, se dice que su hoja es el verdadero diente de un dragón.

- Emperador: Jajaja ustedes sí que sabe impresionar!

El Emperador lucía muy contento con su regalo. Así estuvieron hablando de diversas cosas muy entretenidas, pero Deilyne comenzaba a impacientarse porque no llegaba a hablar del tema en cuestión por el que ella estaba ahí.

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