capítulo 7- reunión

Cuando Elise llega donde los carruajes y pide que la lleven, de inmediato preparan el carruaje más antiguo, incluso puede ver la burla de los hombres ante esa fechoría.

- supongo que tendré que llamar al emperador.

La cara de los hombres cambia, aún así le dicen que no están haciendo mal porque nunca se les dio la orden de darle un carruaje a la emperatriz.

- su majestad me dio permiso de usar el suyo, si tienen dudas vayan a preguntar, pero no es mi culpa si él los castiga.

"dudo que el emperador le haya dado su permiso, una simple humana usando su carruaje, es difícil de creer."

"Que haya sido nombrada emperatriz no significa nada, usted solo esta para satisfacer a nuestro emperador"

"Solo debe actuar como lo que es, una prostituta"

Aquellos hombres comienza a reírse, a lo que Elise, solo se mantiene tranquila, pero Frida les hace callarse y les dice que deben llevarla a donde ella quiere.

- su majestad le dio el permiso, obedezcan y si vuelvo a escuchar que le dicen esas barbaridades, se lo haré saber al emperador.

Los hombres tienen que guardar silencio y obedecer. Elise sube a al carruaje y parte hacía donde ella dice. Era una gran mansión, al parecer pertenece al Barón Wood y su esposa, quien había enviado la invitación, al bajar, un sirviente la guía hasta la terraza del jardín trasero, ahí estaban otras mujeres, quienes dirigen su mirada a Elise apenas la ven llegar, cuando la Baronesa Wood se acerca, solo sonríe sin hacer una reverencia.

- bienvenida, tome asiento donde guste.

- la falta de respeto abunda en este lugar por lo que veo.

- ¿di-disculpa?

- hasta donde yo se, cuando la emperatriz entra a un sitió, todos deben ponerse de pié y hacer una reverencia.

El silencio se hace se presente, pero Elise solo sigue su camino, incluso aparta a la baronesa de un solo empujón que casi la hace caer, Elise toma asiento justo en la punta de la mesa, donde se supone debería ir la baronesa al ser la anfitriona, por supuesto que todas ahí se muestran incomodas, la baronesa se acerca molesta.

- ese no es su asiento, una humana debe conocer su lugar.

- lo conozco, soy la emperatriz y por lo tanto, todas me deben respetó.

- un demonio jamás respetará a una humana. Si la invite fue por cortesía, debería al menos respetar.

- entonces un humano no tiene porque respetar a un demonio.

La tensión se sentía en todo el lugar, cada mujer ahí presente se veía molesta.

"Se cree tanto solo porque lleva el título de emperatriz, pero sabemos que solo es fachada"

"Por supuesto, deje de ser arrogante, agradezco que fue invitada"

"La baronesa Wood fue lo suficientemente considerada al invitarla"

- y con decir eso ¿se supone que debo salir llorando? Solo me hacen venir aquí para demostrar que no soy nada ante ustedes...

"Así es, no eres nada, la verdadera emperatriz debería ser lady Vera"

- ¿y por qué no lo es? No se quien esa Vera, pero ni el emperador considero que fuese importante como para nombrarla emperatriz.

Todas se ven molestas ante las palabras de Elise, ellas seguramente habían creído que la rubia saldría llorando de ese lugar, pero estaba sentada en el lugar de la baronesa y mostrando un actitud tranquila.

- suficiente, mejor continuemos con esto.

La baronesa hace servir el té y los postres, mientras toma asiento cerca de Elise, no le quedó de otra.

- yo escuche que originalmente no era usted la elegida como emperatriz.

Menciona otra mujer que estaba cerca, esta parecía más joven que las demás y Elise noto que ella estuvo callada durante todo lo sucedido.

- así es, pero ella se convirtió en amante de mi prometido, el príncipe, hasta que el rey permitió que ella se casará con él.

- oh! Debió ser terrible perder a su prometido por culpa de una amante.

- no para nada, agradezco que haya sido así, gracias a eso, ahora, comparto la cama con un verdadero hombre, uno que sabe como satisfacer.

Elise sonríe ladina, causando que aquella chica se sonroje, mientras que las otras parecen molestas al escucharlo, probablemente una que otra envidiando el que una humana este con el emperador.

- e-eso quiere decir que esta feliz de haberse casado con el emperador...

- es mejor que con el príncipe tonto de Asd. Yo era demasiado para un hombre tan patético y estúpido como él.

Las presentes se sentían ahora un poco intimidadas por la arrogancia de Elise. Siendo humana no tenía miedo a ninguna aún sabiendo que en cualquier momento una de ellas podría atacarla y el emperador ni se enteraría que fueron ellas. Aquella chica, era la hija de un conde, su nombre era Jade Harris, durante toda la reunión fue la única que platico tranquilamente con Elise, las otras simplemente la ignoraron. Al terminar la reunión Elise le dijo a Jade ante todas, que ella estará invitada muy pronto en el palacio.

- se supone que debería hacer una reunión con las damas, pero creo que no será necesario, sin embargo, me gustaría invitarla a usted a beber el té y que me platique más de este continente.

- p-por supuesto majestad, con gusto asistiré.

Jade se despide y sube a su carruaje, mientras que Elise camina al suyo.

- una sola amistad, es necesario las amistades para triunfar y tener aliadas, pero usted no logro nada.

Menciona la baronesa Wood, Elise solo sonríe.

- su sociedad de señoritas no me interesa, con tener al emperador, es más que suficiente.

Elise sube al carruaje y se marcha, pero la baronesa y las otras damas, estaban molestas, la presencia de la rubia era algo intimidante pese a que ellas trataron de causarle incomodidad, nada les salió bien. En el palacio, el Duque Tomas había ido a ver al emperador, durante la reunión este no mencionó nada sobre los asesinos, así que supone no se enteró de ellos, pero seguía preguntándose como es que fueron llevaron a su habitación, justo al dirigirse a su carruaje, Elise bajaba del suyo, al caminar, se cruzan, Elise se detiene.

- espero le haya gustado mi regalo, Duque Tomas.

- ¿que? ¿De que regalo...habla?

- el único que recibió anoche.

El Duque se había quedado paralizado, un escalofrío había recorrido su cuerpo cuando Elise volteo a verle con una sonrisa maliciosa. La rubia sigue su camino y el Duque se apresura a irse, pero no, no puede ser posible que esa humana haya hecho algo así, quizás ella habla de otra de cosa, tal vez un regalo que le llego a su esposa o quizás los sirvientes olvidaron entregarlo.

- míralo Eva, huye como una rata asustada.

De la sombra de Elise una masa negra se levanta y va tomando forma humana hasta mostrarse que era Eva.

- hasta los demonios pueden tener miedo, adoro el miedo, majestad.

- yo también Eva, me encanta ver el miedo en sus ojos mientras les arrebato la vida.

Elise había levantado la mano y la cerro en puño apretando fuerte. Ambas caminan por los pasillos, pero Eva se desvía al ver que el emperador iba acercándose y se detiene ante Elise.

- has vuelto, creí que volverías llorando, esas mujeres pueden ser crueles.

- no más crueles que yo, cariño.

Cedric muestra una leve sonrisa, la seguridad que muestra Elise es única, pero al parecer muy útil, cualquier otra habría regresado derrotada y llorando.

- entonces veamos como lo haces en una conferencia. Mañana te quiero presente en el salón del trono.

Para Elise fue una sorpresa que el emperador la invitará a esa sitió, pero se puede ver cierta emoción en su mirada.

- no me lo perdería por nada en el mundo.

Ambos siguen su camino, Elise estaba feliz, se uniría esa conferencia, podrá estar presente ante la corte imperial, un buen reto para ella.

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