Italia

Luego de contactar con Chiara, Beatrice y María José se debaten ante la petición de la madre de Davide, ella sabe que Virgilio está en Venezuela, pero su prioridad es encontrar a su hija; la mujer en su desesperación por la salud de su hijo le pide a las chicas concretar con los médicos para el traslado a Italia, además de pedirles que al menos una de ellas lo acompañe.

- Bea, creo que mejor vas tú, además te pagarán por eso, se nota que tienen dinero y...- hace una pausa- viajarías Europa - concluye con una gran sonrisa.

- La verdad es que aunque necesito mucho la plata - Majo pone los ojos en blanco, ella sabe que el destino de ese dinero es para su venganza - sólo les pediría que me aseguren desde aquí el pasaje de regreso, no hay forma de que cobre por hacer una obra de caridad.

En los días sucesivos las jóvenes se encuentran tramitando el documentación y lo concerniente a las condiciones cómo va a ser trasladado el italiano; Mariela, la vecina de Beatrice, aún no se ha visto con ella, por lo que Virgilio cada vez parece estar más lejos de encontrarse frente a su hija.

5 días después del accidente Davide no ha recobrado la conciencia y todo está listo para su traslado a Italia, finalmente es Beatrice quién lo acompañará en un vuelo privado junto a personal médico y de enfermería hasta el hospital San Rafaelle en Milán, debido a qué es uno de los centros médicos de investigación más grandes de Europa.

Una vez el joven durmiente es trasladado al hospital, Beatrice queda frente a una madura pero hermosa mujer de ojos grises y llorosos quién entre abrazos y lágrimas le da las gracias por lo que ha hecho por su hijo.

Mientras la venezolana y Chiara se encuentran esperando los resultados de los distintos estudios que le están realizando a Davide, un descubrimiento está apunto de ocurrir...

- ¿Cuál es tu nombre? - le pregunta en perfecto castellano Chiara a la joven de ojos verdes.

Beatrice, Beatrice de la Vega - un escalofrío recorre la espina dorsal de Chiara, no puede evitar escrutarla con la mirada, debe saber si de verdad es la hija de su esposo; sin embargo, en sus ojos reconoce los rasgos Occhipinti, por lo que comienza a hablar de temas sin importancia tratando de saber un poco más...

- ¿A qué te dedicas?- pregunta Chiara.

- Soy traductora para turistas, allí conocí a su hijo aunque - bajo la mirada para luego levantarla con orgullo - soy licenciada en administración de empresas, pero el mundo entero sabe de la situación de mi país y gracias a que hablo 4 idiomas trabajo para una empresa turística.

- ¿Tienes hermanos?

- No - responde con los ojos llenos de lágrimas que no está dispuesta a derramar frente a una extraña, aunque el trato sea cordial.

Una Chiara apenada le dice -disculpa si te molesté -

- No es eso, es que siempre fuimos mi Alma y yo y desde su muerte estoy sola - y una lágrima rebelde rodó por sus mejillas.

Con esa respuesta, Chiara confirmó que está frente a la hija de Virgilio y que definitivamente debe hacer algo.

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