Capítulo 7. Encuentro. Daemon

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Dejamos el auto frente a la entrada del hotel llamado 'Bear in the forest' y un parquero lo estacionó por nosotros, entregamos las invitaciones que Lucas todavía no me dice como las consiguió y nos dirigieron a un salón.

El salón es amplio, se puede ver a los bartender sirviendo tragos en una larga barra y varias mesas con muebles alrededor.

Llegamos a una mesa reservada, encima había un pequeño letrero que dice 'Macek', el apellido de Lucas. Nos sentamos y pedimos el vino recomendado por la casa, una vez en nuestras manos empezamos a tomar.

- ¿Ya me vas a decir lo que hiciste para entrar aquí? - me desesperaba.

- A mi padre le llegaron tres invitaciones para este evento, pero lo escuché decir que no asistiría - ¡Ay no! - solo tomé lo que se desperdiciaría.

- ¿Eres estúpido? Crees que no se va a dar cuenta que le faltan dos invitaciones.

- Recuerdas que mi mamá está de nuestro lado, mañana el sobre donde vinieron desaparecerá - aclara.

- Tu madre es inteligente - la alago.

- Fue mi plan - me fulmina con la mirada.

- Nuestras madres son muy buenas - lo ignoro. Toma mi cara con su mano y la gira hacia él.

- Dije - nos acerca más - fue mi plan.

- Si tanto quieres el crédito - lo tomo de su corbata - es tuyo cariño - sonríe satisfecho - si seguimos así alejaremos a nuestras presas, al menos que quieras ser la mía - le guiño el ojo.

- Eso jamás pasará, ni es tus sueños - me suelta.

- Quien dice que no ha pasado en mis sueños - sonrió y tomo otro sorbo del vino.

- Tan rápido el vino te está haciendo efecto, bájale un poco - imita mi acción - creo que alguien te mira, a tus 12. - Miro unos segundos y noto a unas cuantas mesas un chico de cabello negro hasta los hombros con mechones azul eléctrico caminando hacia nosotros, desvío la mirada a la entrada del salón y veo rápidamente a un conocido, mi gatito.

- Es tuyo, no lo quiero - le informo y él sigue mi mirada.

- Me salió el tiro por la culata - susurra - tanto esfuerzo para alejarlo y aparece.

- Hola chicos - saluda el pelo eléctrico con una sonrisa seductora - es difícil no notar a dos bellezas como ustedes y más a ti - me mira y guiña un ojo.

- Lo siento llegaste varios años tarde - interviene Lucas pasando un brazo por mis hombros - él es mío - me da un beso en la mejilla, baja hasta mi cuello y empieza a jugar con él.

- Entonces discúlpenme, me retiro - se fue.

- Por lo menos no insistió en hacer un trío, como otros - ríe Lucas en mi oído causándome un cosquilleo.

- Me haces cosquillas - inclino mi cara a un lado para evitarlo, pero se recuesta de mi hombro.

- ¿Qué piensas hacer?

- Invitarlo a hablar un poco - es lo básico en estos lugares.

- Bien, no puedo hacer nada para evitarlo, seguiré apoyándote como siempre cariño - se levanta y acaricia mi pelo - Voy a la barra a ver si hay algo bueno - asiento.

Camilo está al lado de un hombre que parece de mí misma altura, me levanto y camino en su dirección, todavía no me ve, rodeo un par de personas para llegarle por atrás.

- Disculpe - se voltea rápidamente - ¿lo sorprendí caballero? - abre los ojos.

- ¿Quién es usted? - habla el hombre mayor de casi mi misma altura.

- Mucho gusto - extiendo mi mano formalmente, mi padre me enseño algunos trucos - Me llamo Grandal, Daemon Grandal - más que impresionar con tu nombre, debes hacerlo con tu apellido, aquel que ha ido de generación en generación y sus portadores se han esforzado para mantenerlo en alto.

- Mucho gusto, soy Iván Welch - me miró detenidamente - disculpe mi atrevimiento, pero usted es casi como su réplica, si no fuera por lo pelirrojo ¿Es el hijo de Esteban Grandal? - mierda, ¿tengo con que negarlo? Si se entera en donde estuve va a matarme.

- Correcto, él es mi padre - Finjo mi mejor sonrisa. Llamando a Lucas telepáticamente ¡contesta!, lo que faltaba, está ocupado - ¿Estás ocupado Camilo?

- ¿Se conocen? aún no lo he presentado - mira a Cami

- Padre, él es un com...

- Amigo de su hijo, asisto en la misma escuela - no me reclama, que raro, ya estaría hasta pegándome - nos conocimos hace unas semanas.

- Interesante, me alegra que tengas muy buenos amigos - felicita a su hijo y mientras lo hace aprovecho de guiñarle el ojo.

- Ya Daemon se tiene que ir - baja la mirada - adiós, nos vemos...

- De hecho, viene a invitarte a charlar un rato, supuse que estarías un poco aburrido sin compañía de alguien con tu edad - me dirijo al señor Iván - ¿puedo?

- Por supuesto, pero no vayan a tomar que todavía son menores de edad - nos advierte.

- No se preocupe, yo lo cuidaré - le volví a extender la mano y nos despedimos.

Caminamos en silencio hasta la mesa y nos sentamos.

- ¿Quieres tomar algo? - ofrecí.

- Acaso no lo escuchaste estúpido - me golpea la pierna.

- Vuelvo a repetir - lo reto con la mirada - ¿Quieres tomar algo?

- No - vuelve a desviar la mirada y se crea el silencio, algo que no me gusta.

- ¿Dónde trabaja tu padre? - saco un tema de conversación.

- En su oficina.

- Pero que chistositos estamos esta noche -pensemos otro tema.

- ¿Le escribiste a esa chica? - me mira frunciendo sus cejas ¡Mierda! Creo que soné celoso.

- ¿Qué chica? - ¿En serio me hará decirlo?

- La chica del restaurante - vuelve a desviar su mirada.

- Si le escribí no tiene nada que ver contigo - Mi paciencia tiene un límite.

- Es por tema de conversación - me excusé - contesta - ordené.

- No era mi tipo y no le escribí ¿Feliz?

- Si - y es verdad, tanto, que no pude controlarme y terminé dándole un rápido beso en la mejilla.

- Idiota ¿Qué acabas de hacer? - se puso rojo ¿estará muy molesto?

- Nada - bebo de mi vino.

- ¿Por qué lo hiciste?

- ¿Quién sabe? ¿Por qué estás aquí? - Me hice el loco.

- Idiota - susurra - mi padre pidió que lo acompañara esta noche ¿y tú?

- Yo solo vengo a divertirme - fui sincero - ¿Por qué? Quieres acompañarme - demasiado sincero.

- Eso hago, no ves que estoy a lado tuyo - quiero más, si me acerco un poco y "accidentalmente" lo beso ¿me odiaría?

- Daemon - interrumpe Lucas - hola Camilo

- Hola

- ¿Qué pasa? - Lucas me salvó, casi me olvido que su padre ronda por ahí.

- Encontré a alguien, él se adelantó - sacamos nuestros teléfonos - te estoy enviando el piso y el número de habitación donde estaré, junto con mi ubicación en tiempo real, por si acaso.

- ¿Quién es? - pregunto

- ¿Recuerdas el chico que vino? Cabello negro con mechones azul eléctrico - asiento - es él

- Pásame su nombre - ordené

- Listo.

- ¿Tiempo estimado en la habitación?

- Aproximadamente 20 min

- Si no tengo noticias de ti después de ese tiempo, tiraré la puerta.

- ¿Sonido del teléfono activado? - pregunta, ambos comprobamos y asentimos - no importa lo que pase, llámame. Tú nunca interrumpes.

- Tú igual, nunca interrumpes - lo abrazo - Recuerda los códigos.

- Tu igual - se dirige a cami - Cuídalo y pásenla bien - lo veo marchar y mi mente no puede creer lo que ve, marco el número de Lucas más rápido que flash y contesta.

- Código 'F', repito código 'F', date la vuelta, voltea hacia nosotros ¡ya! - "¿Quién es?" - tu padre está entrando por la puerta. Tenía que ser tu plan - "Maldita sea" - te ayudaré a escapar. Camilo, necesito que me tapes ¿podrías? - este me ayuda - bien Lucas, gira hacia la barra, ¿ves a la mujer con el vestido rojo? - "si" - ponte detrás de ella. - "¿y ahora?" - va a pasar un hombre con una contextura gruesa, pero más bajo que tú, agáchate y pégate a él con cuidado, está a cuatro pasos, tres, dos, ahora. Sigue así... ¡Eureka! Se dirige a la salida, estás pasado por su lado y... listo, estás fuera. Misión cumplida soldado - "ya te he dicho que te amo" - sé que me amas, ahora ve y diviértete - colgamos.

- Cami - lo llamo - es nuestro turno.

- ¿Por qué crees que te ayudaré a ti? - sí que se hace el difícil, me encanta.

- Aquí ya no es seguro para mí, tengo una habitación anteriormente reservada, voy para allá ¿me acompañas? - se quedó pensando - Disculpe mesero, podría llevarse las copas - este las agarro y se las llevó.

- Bien, aquí voy - me para y tira de mi camisa

- Dijiste que no había tiempo y él se dirige para acá - sorprendido por su repentino cambio de decisión lo sigo.

Oliver estaba saludando a varias personas, solo rogaba que no se encontrara con el señor Iván y este me delate.

Caminamos pegados y me bajé para quedar a su altura.

- Tenías que salir con el cabello de ese color tan llamativo - me critica - resaltas mucho y haces que todos te miren por donde caminas.

- ¿Es un insulto o un alago? No distingo.

- Espera, se está volteando, agáchate más - me agarra por el pelo y me empuja. Quedo a nivel de su pecho, automáticamente me acerco y apoyo mi frente - si te pones así, pareces un perro queriendo que le acaricien el pelo.

- ¿Soy un buen perro para merecerlo? - con estos pensamientos probablemente no lo sea.

- Escapando de tus dueños, no lo creo - me regaña y alzo mi mirada.

- Solo soy un perro juguetón y travieso - hago un puchero - y todavía no tengo dueño.

- Más vale que te comportes - revuelve mi pelo y cierro los ojos disfrutándolo - está de espalda, vámonos.

Salimos del salón y tomamos el ascensor.

- ¿Qué fue lo que hicieron allá abajo?

- ¿Con que? - empiezo a recordar - ah, ¿la ubicación y todo eso?

- Sí y también los códigos.

- Cada vez que salimos y uno de los dos se separa, es ley que mande su paradero y el otro debe haber visto a la persona con quien va a estar, nuestra seguridad es la prioridad. También debemos informar, en el tiempo que establecimos, que estamos bien. Los códigos son señales, pueden ser letras o números que utilizamos para avisar algo importante.

- ¿Puedes dar un ejemplo? Que no sea la 'F' - se abre el ascensor y caminamos por los pasillos hasta nuestra puerta.

- Ok, por ejemplo, un 33-12 significa que hay que alejar a una persona pegajosa a toda costa, ya sea fingiendo ser novios o inventando alguna excusa.

- Personas indeseables son las peores - saco la tarjeta y entramos - lamentablemente los hermanos están muy lejos para enviarles ese código justo ahora.

- ¿Es lo que creo que estás diciendo? - sonríe, quiero hacerlo reír más - eres un gatito malo - me acerco y lo tomo montándolo como la última vez, como saco.

- No otra vez, perro malo - abro la puerta del cuarto principal y lo lanzo directo a la cama, me coloco encima y lo atrapo con mis piernas. Con una mano sostengo por encima de su cabeza sus muñecas, mientras paso la otra por su abdomen y lo aprieto causándole cosillas - para - ríe - voy a golpearte.

- Inténtalo - pego mi cuerpo a él y lo aprieto más, nuestros rostros están cerca.

- Ya verás - muerde mi cuello provocándome un gemido y despertando la vestía de abajo que tanto insistía en levantarse. Relaja su mordida, lame mi herida y empieza a repartir besos húmedos alrededor de ella. Muevo mi rostro para mirarlo y tiene los ojos cerrados, se ve tan tierno. Me inclino y poso un beso en sus labios.

Al principio es suave y lindo, pero se fue intensificando en un deseo por entrelazar nuestras lenguas, aflojé mi agarre liberándolo, nuestros cuerpos se sincronizaron con los besos, mis manos empezaron a pasear, la mano que estaba un su abdomen se fue a su pecho por debajo de su camisa, la otra acariciaba su rostro. Sus manos tampoco se quedaron atrás, ambas tomaban mi cabeza y sus dedos jugaban con mi cabello ¿Por qué el aire es necesario para continuar? Nos separamos y nuestras respiraciones estaban agitadas.

Quiero cambiar de posición para seguir, lo voy a mover.

- Espera, yo no soy gay... - cierto, como pude olvidarme y tu clara erección lo demuestra.

Ti ri-ri - mensaje de texto.

- ¡Mierda! - me levanto - tengo que salir, puedes quedarte o irte.

- ¿Qué pasa? - pregunta preocupado.

- Es Lucas, voy a ayudarlo - Salgo y tomo el ascensor que llega al igual que Camilo - esta cosa no puede ir más rápido - llegó al piso y me dirijo a la puerta con el número 395 - Estabas muy intrigado por los códigos ¿no es así? - no espero a que responda - Me mando el número 69, significa que quieren cambiar de roles.

- ¿Simplemente no puede negarse y salir de ahí?

- No, quien sabe lo que suceda si se niega y a la persona no le gusta. Es mejor ser dos, hay que llegar rápido, debe estar ganando tiempo - Me paro frente la puerta y toco fuerte - escóndete en aquella esquina y disfruta el show, que no te vea - le señalo un cruce del pasillo y se va, desde ahí podría escuchar y ver todo. Vuelvo a tocar, esta vez seguido hasta que abran.

- No pedí servicio al cuarto - sale el hombre con una bata, al verme intenta cerrar la puerta, pero soy más rápido y coloco el pie.

- Hola, busco a mi novio - empujo la puerta - ¿será que lo has visto?

- N-no - se pone nervioso - no s-sé dónde está.

- Sabes, él es un poco travieso y a veces se me escapa - le doy una sonrisa maliciosa - sin embargo, soy el único que puede convertirlo en pasivo y si alguien se atreve a meterse donde nadie lo llamó le recomiendo que se vaya del país - cof-cof tose una persona detrás de él - Amor ¿terminaste de jugar? - Lucas asiente y se aproxima a mí, rodeo su cintura con mi brazo - si descubro algo raro - paso mi mano por su trasero y lo aprieto - ve buscando los boletos - azota la puerta asustado por mis amenazas.

Camilo decidió seguirnos de vuelta, ya dentro de nuestra habitación Lucas explota.

- Tu pequeño mocoso - me señala - como te atreves a denigrarme de esa forma diciendo que mi culo es tuyo.

- Tengo razón - lo agarré de la camisa - ese culo es mío y si yo no puedo entrar nadie puede.

- Dame el tuyo primero - me reta.

- Jamás - contesto.

- Bien, volvemos al principio. Sin ganador - lo suelto - voy a bañarme.

- Que sea rápido, hueles a sexo.

- ¿Quieres acompañarme y quitarme el olor? - le saco el dedo medio y el pulgar - cierto, ese dueño tendría que soltarte la correa primero. Suerte - entró al baño.

- Ya que todo está bien, me voy - Camilo se da la vuelta creyendo que lo dejaré ir, ingenuo.

- Tú y yo tenemos un asusto pendiente - lo tomo del brazo y lo arrastro al mismo lugar que antes y lo siento en la cama.

- Me puedes explicar cómo no te gustan los chicos, cuando te excitaste besando uno - presioné a Camilo.

- Auch, me apretaste duro, eso duele - se queja.

- Eso te duele - eso le duele - pues a mí me dolió lo que dijiste.

- Solo porque no pudiste acostarte con quien querías - se levanta.

- ¿Por qué piensas eso? ¿Quién dijo que yo solo quiero acostarme contigo? - qué le pasa ¿Por qué peleamos?

- Eso es lo que haces ¿no? - se voltea - eres un maldito puto - se va.

No entiendo lo que acaba de pasar, solamente quería saber que fue lo que pasó.

Dejo caer mi cuerpo en la cama y me tapo la cara con una almohada, deje salir toda mi frustración acumulada.

Desde la primera vez que lo vi llamó mi atención, admito que no hemos hablado mucho y es una persona muy distante, pero con nuestra poca interacción puedo sentir algo, algo que está más allá de las palabras. Se nota con cada mirada, cada roce, cada sonrisa y cada momento juntos.

No es necesario que alguien más lo entienda o que digan que debería estar con Lucas, porque son muy pocos los que entienden nuestra relación.

Camilo tiene un misterio que me hace rogar por más y querer estar con él. Sé que hay momentos donde mis actos se malinterpretan, pero soy fiel... soy un perro fiel.

- Todo va a salir bien - se acuesta a mi lado - escuché todo, no tienes que decir nada. Estoy para ti en las buenas, en las malas y en la cama - mis lágrimas empiezan a caer y lamentablemente es todo lo que puedo hacer, llorar.

***

El lunes en la noche, llega Camilo empapado a mi casa con lágrimas en su rostro ¿Qué le pasó?

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Solo diré que al principio de este capítulo se llegó a las 20.000 palabras *celebra por su logro personal*

Blooper: Es Lucas, voy a ayudarlo - saco una navaja suiza de mi bolsillo que mágicamente apareció de la nada y la sostengo firmemente en mi mano.

Ignórenme, no me entenderían.

Aquí tienen otros códigos.

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