16.

Cuando Jaehan llegó, vio todo en silencio. Había pasado una semana desde el último altercado y no se había cruzado mucho con el Omega; sin embargo, ahora lo estaba viendo. Soltó un suspiro al verlo durmiendo en el sillón con su pijama de gato. Vio que había comida en la mesa.

No supo si Saije había comido, pero no quiso sentarse solo ahora que él estaba ahí. Lo vio demasiado tranquilo, pequeño, indefenso y dulce. Sonrió porque despierto era un pequeño diablillo que casi lo volvía loco, pero ahora durmiendo se veía lindo. Caminó hasta la mesa para levantar lo que cubría la comida y todo se veía bueno.

Decidió irse a duchar primero y, como siempre, encontró su baño lleno del olor del Omega. Estaba hasta por el más mínimo lugar y no sabía muy bien lo que eso le provocaba.

Al regresar, lo vio durmiendo aún, pero prefirió no molestarlo porque se veía demasiado cómodo durmiendo y comenzó a comer en silencio. Saboreó la comida y bebió un poco de vino para seguir cortando la carne con elegancia. Al terminar, lo quedó mirando unos segundos más. Tenía casi intacto el olor de sus feromonas que había sentido el otro día. Había sido dulce e intenso donde había tenido que ser demasiado fuerte por la situación en la cual se encontraban. En su vida había sentido muchas feromonas de muchos Omegas. Flores, miel, durazno, vainilla, entre otros olores, pero sintió que el de Saije había sido diferente.

Pasó las manos por su cabello por darse cuenta de que estaba pensando cosas que no tenían ni pies ni cabeza. Subió las escaleras con las intenciones de irse a dormir cuando vio la puerta de la habitación de Saije medio abierta.

Se quedó parado en el pasillo mirando por unos segundos hasta que la curiosidad le ganó y avanzó hasta abrir por completo la puerta. Vio todo ordenado y limpió, entonces vio las flores en el jarrón. Estaba bien, pero ya algunas comenzaban a marchitarse. Estiró sus manos para tomar algunos pétalos y dirigió su mirada a la cama donde vio su chaqueta perfectamente doblada. La había olvidado por completo porque había estado demasiado lleno de trabajo en la semana. Pensó que de seguro tenía algo escrito y caminó para tomarla y verificarla, pero no tenía nada.

La llevó a su nariz porque tenía su aroma, pero también el de Saije.

—¡¿Qué estás haciendo aquí?! —escuchó que Saije gritaba.

Se giró para bajar y ver qué pasaba.

—¡Te dije que no quiero que te acerques a mí!

Avanzó bajando las escaleras porque no sabía quién había entrado a la casa para que él estuviera gritando de esa manera. Al llegar lo vio mirando a alguien con miedo cuando vio a Rex parado.

—¿Qué pasa? —preguntó Jaehan mirándolos a ambos.

Saije al verlo sintió alivió de que hubiera llegado a casa y se acercó a él sin duda alguna.

—¡Este idiota estaba casi encima de mí! ¡¿Por qué lo dejas entrar?! ¡No quiero que entre! —gritó.

—No estaba encima, jefe, solo iba pasando, creí que no había nadie —habló él.

Jaehan lo quedó mirando. No le vio nada extraño a aquello porque estaba más que acostumbrado a que entrara a la casa, ya que le tenía confianza.

—¡Está mintiendo!

—Él solo entra a veces —habló el Alfa —, es normal porque yo se lo permito.

—¡Pues, ya deja de permitirle eso! ¡No quiero que se acerque a mí! —gritó porque lo había sentido casi pegado a su cuerpo.

Y no había sido simplemente eso, porque había sentido más que bien como lo había estado oliendo y tocando el rostro. El miedo estaba intacto en su cuerpo y se acercó a Jaehan todo lo que pudo porque aquel Alfa lo llenaba de desconfianza por la forma en que lo miraba, en que lo rondaba y todo.

—Bien, no estés gritando —soltó Jaehan dando por hecho de que era otro de sus berrinches o caprichos.

Saije lo quedó mirando porque su tono de voz no le había gustado. Los vio saliendo y hablando como si nada hubiera pasado, pero no era así.

Giró sobre sus pies para solo irse a su habitación y la cerró por dentro. Tenía su corazón hecho un lío en su pecho porque tenía miedo. La desconfianza que le daba ese Alfa era extrema y estaba deseando que Jaehan lo despidiera luego. Pensó en qué podía hacer para lograr su cometido, pero nada bueno se le ocurría porque el miedo tenía su mente consumida.

Se acercó a la cama y solo se metió en ella. Había estado cansado y no se había dado cuenta cuando ya estaba durmiendo en el sillón. Ni siquiera había escuchado a Jaehan llegar. Cerró sus ojos con fuerza para intentar dormirse, pero no se sentía bien. El miedo no se esfumaba de su cuerpo y de recordar como ese Alfa lo estaba oliendo y tocando, le provocó ganas de llorar. No lo pensó mucho más y solamente tomó la chaqueta de Jaehan. Con él no se sentía mal porque nunca había hecho nada malo, así que la acercó a él oliéndola sintiendo que el sueño regresaba de nuevo.

Cuando despertó, escuchó una voz femenina abajo. Se sentó en la cama y se quedó oyendo de forma atenta, pero la pudo reconocer: era la madre de Jaehan.

—Sabes muy bien que es solo por cinco meses. He estado hablando con sus padres y todo está bien. Han trabajado duro y le hemos podido dar la sustentabilidad que necesitaban.

Jaehan no dijo nada mientras tomaba café.

—El tiempo ha avanzado rápido y han transcurrido cerca de dos meses. No te vas a dar ni cuenta cuando los cinco se van a cumplir y él se va a ir de aquí. Las noticias van a ser complicadas, pero nada que tu madre no pueda manejar.

Tampoco dijo algo respecto a eso. Ella lo quedó mirando a la espera de algún comentario, pero lo vio sospechosamente silencioso.

—Jaehan —habló con voz más autoritaria.

—¿Qué?

—¿Estás escuchando lo que te estoy diciendo?

Él la estaba escuchando más que bien, pero había algo en su interior que le provocaba malestar el pensar en que Saije se fuera. Había sido insoportable los primeros días y las primeras semanas, pero sintió que ahora ya no era tan así. Le había ayudado a calmar los medios televisivos y las cosas estaban mejores, pero el ver su nombre junto a la palabra divorcio le daba un mal sabor de boca aún sabiendo que era un matrimonio inventado.

—Sí.

—¿Sí? —preguntó ella molesta —. No estás escuchando nada de lo que digo. ¿No me vas a decir que has hecho algo con ese Omega?

—¿Qué podría hacer?

—No lo sé, tal vez estuvo en celo y no te pudiste controlar —comentó ella y, debido a esas palabras, fue que pensó en aquello y Saije jamás había mostrado signos de eso.

Ni siquiera liberaba sus feromonas por algo y, por la única razón que las había sentido se debía a aquella droga.

—No sé a qué quieres llegar, madre, pero no tengo tiempo para esto. Tengo que salir en un rato más, ¿hay algo más que tengas que decirme? ¿Seguirme regañando?

Ella soltó un suspiro y se cruzó de brazos.

—No es ningún regaño, Jaehan, pero te recuerdo que eres un Alfa dominante y él es un Omega y es demasiado lindo para que simplemente lo puedas dejar en paz si intenta algo con su celo.

Él se quedó procesando sus palabras para decir:

—Sí, tienes razón, es lindo —habló y Saije, al escuchar aquello por estar a mitad de la escalera, se sintió extraño —, pero caprichoso y malcriado.

—Sabes muy bien que debes estar con alguien diferente. Has conocido a muchos Omegas, puedes elegir cualquiera de ellos para tener una familia. Las cosas que han sucedido en la familia no te pueden frenar a tener la tuya.

—No quiero una familia por ahora, tal vez en unos diez años más.

—¡¿Diez años más?! Jaehan, ya tienes veintisiete años, no puedes decir en diez años más.

Él le restó importancia a aquello.

—Te voy a reservar una mesa en un restauran para que salgas con uno de esos Omegas. Son de buena familia y ellos si saben lo que es el respeto y modales. Ellos no te harían pasar vergüenza con sus berrinches.

—Nadie me ha hecho pasar vergüenza.

—¡Pero mira cuánto te esfuerzas en defenderlo! ¡Esto es increíble! —soltó ella poniéndose de pie. Jaehan la vio tan alta como siempre y con su cabello negro tomado en un moño.

—Creo que estás exagerando demasiado las cosas. Sal con papá a algún lugar.

—Hey, muchachito, no me faltes el respeto. Si te digo todo esto es porque me preocupo por ti. Eres el mayor tus otros dos hermanos, pero ellos no andan detrás de Omegas tan exasperantes.

—Yo nunca he andado detrás de ningún Omega —le aclaró con calma mientras se ponía de pie.

Saije pensó en que lo podían ver y regresó a la habitación de forma sigilosa dejando de oír todo lo que hablaban. Tragó saliva con dificultad sintiendo su corazón latiendo con fuerza. No supo lo que le provocó oír todas esas cosas de Jaehan, pero sonrió sin poder evitarlo. Se fue a duchar y salió con su cabello mojado aún.

Vio a Jaehan irse, así que se quedó con Anna, la mujer de la cocina, hablando.

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Comments

QuesadilladeTrex

QuesadilladeTrex

Este wey sufrió abuso sexual, lo puedo apostar. :'(

2023-12-01

139

Zulim

Zulim

miel🤨🤨🤨

2024-05-08

1

PatriarcadeYing

PatriarcadeYing

Jaehan TÚ, nada más tú le tienes confianza, tú chikistrikis no

2024-04-23

1

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