Un Hijo

Andrés se quedó callado, miles de emociones cruzaban su mente. Deseaba mucho más estar enfermo, no porque no quisiera tener un hijo, la razón que lo atormentaba era el mismísimo Miguel.

Si descubrían que Andrés estaba embarazado jamás lo dejarían divorciarse, no quería volver a ese infierno y mucho menos llevar a un bebé a vivir lo mismo que él, tampoco deseaba perder al bebé.

Las lágrimas comenzaron a salir sin parar, cubriendo sus mejillas e incluso cayendo al suelo.

—Tranquilo.

Rodrigo abrazo a Andrés e intento calmarlo desesperadamente, tal vez Andrés no deseaba tener un hijo y mucho menos si era de Miguel.

—Puedo ayudarte para que no lo tengas.

Andrés se separó bruscamente de Rodrigo y lo miro mal.

—¡Jamás! Yo quiero tenerlo… no dejaré que nadie lo aparte de mi lado.

—Entonces deja de llorar.

—Estoy llorando porque todavía no hay seguro de lo que puede pasar, no puedo dejar que Miguel se entere, estoy preocupado y sorprendido, tendré este bebé a toda costa.

Rodrigo estaba preocupado por su hermano, pero debía apoyarlo sin importar que o quien intentara.

Lucas, el cual seguía parado en la puerta, sonrió y se acercó a Andrés.

—Felicidades, te ayudaré en cualquier cosa que necesites.

Las palabras de Lucas hicieron recapacitar a Rodrigo, si él se sentía preocupado, Andrés debía sentirse mucho peor, ahora había otra vida de por medio, una, la cual debían proteger, Rodrigo sonrió y trato de pensar en una solución.

—Si ese bastardo no te quiere dar el divorcio, debemos buscar otra forma para que te deje en paz.

-No quiero regresar con él, tengo miedo…

Al escuchar lo que dijo Andrés hubo un largo silencio, Lucas recordó lo que le había contado Andrés y no era para menos, Miguel era una persona agresiva sin razón lógica.

—Tal vez… desaparecer, al menos hasta que se apruebe el divorcio, podemos alegar en que tienes miedo al beta y prefieres estar lejos de él.

Lucas dio esa solución, pero todavía para él no tenía lógica alguna, sin embargo, para Rodrigo era una buena opción, pues, este quería que su hermano estuviera lejos de Miguel por su seguridad.

—No suena tan mal, pero no puede irse conmigo ¿Podrías acompañarlo tú?

—Irme no es muy precipitado.

—Claro que no, tómalo en cuenta como unas vacaciones hasta que tengas la bebé, después podemos decir que es de un alfa cualquiera.

—Yo puedo acompañarlo, puedo pedir un traslado a un hospital en la ciudad en la que nací, está al otro lado del país, usaríamos solo mi tarjeta y teléfono para evitar ser encontrados.

Lucas ya había aceptado irse con Andrés, Rodrigo y Lucas estaban preparando todo y el pobre Andrés todavía estaba asimilando su embarazo.

Un niño no era un juego, debía dedicarle tiempo, amor y atención, primero Andrés despejó su cabeza y aunque el niño fuera producto de un abuso de Miguel, Miguel y el bebé no eran igual. Andrés primero acepto que el bebé no tenía la culpa, el bebé era lo único que tendría, sería su hijo, alguien que siempre lo acompañaría y dependería de él.

Una nueva vida que debía ser protegida y cuidada.

Cuando Andrés lo pensó desde todos esos puntos, sintió una gran alegría, su corazón saltaba, muchas veces vio a las madres cargar a sus hijos con sonrisas y otras con caras cansadas, pero, ¿como no estar feliz con tan buena ilusión? Tal vez ese bebé era una forma para reiniciar su vida.

Con el nuevo y emocionante pensamiento de un hijo, nació algo nuevo en Andrés también, un profundo odio hacia Miguel, el beta había demostrado lo despreciable que podía ser, no lo amaba y aun así creyó que tenía el derecho de tortura y hacer miserable al Omega. Golpeó y grito al Omega como si Andrés tuviera la culpa de los problemas de Miguel. Además del odio, nació un profundo deseo de venganza, el corazón que antes latía al ver al beta ya no era capaz de amarlo, ahora solo quería destruir todo lo que el beta amará. ¿Por qué no? Si Andrés fue capaz de amarlo y dar todo sin recibí nada, ¿Por qué el beta no debía arrodillarse frente a él rogando por perdón?.

Andrés nunca había experimentado ese tipo de pensamientos hasta ahora, cosa que lo hizo sentir más vivo, ya no debía aferrarse a nadie y mucho menos rogar por el amor de una persona que tal vez o se amaba a sí mismo.

Andrés estaba tan concentrado en sus pensamientos que perdió el hilo de la conversación, la cual tenía un rumbo apresurado, pues Rodrigo se encargó de sacar a Andrés de sus pensamientos.

—¿Andrés?

—¿Qué ocurre?

—Te irás en una semana, debemos esperar a que aprueben la orden de traslado de Lucas

—¿Tan rápido?.

—Claro que sí, no podemos permitir que ese loco esté cerca de ti, ¿No estabas escuchando?

—La verdad… dejé de escuchar hace rato.

Rodrigo río ligeramente y acaricio la cabeza del Omega, se sentía culpable por abandonar a su hermano y dejarlo pasar solo por tantas dificultades.

Al menos llegó a tiempo y logró evitar una tragedia, no quería que su hermanito sufriera más, por eso debía tomar medidas drásticas, incluso estaba usando el apellido que tanto odiaba para que los abogados lo ayudarán y el jurado pusiera todo a su favor. Rodrigo odiaba emplear trucos sucios, pero odiaba todavía más a Miguel, Rodrigo siempre sospecho que Miguel no era una buena persona, siempre que se trataba de notas y modales, Miguel lo veía como competencia e incluso llegó a crear rumores para desacreditar a Rodrigo, por suerte nunca fueron grandes y nadie los creyó.

—Pronto lograré que seas libre.

Cuando Andrés escucho esas palabras sus ojos se iluminaron, pronto sería libre del infierno que lo hizo pasar el beta y sería totalmente libre de su familia.

—Gracias por ser el único que no me odia.

—¿Cómo podría odiar a alguien tan bonito como tú?.

Lucas solo observaba la convivencia entre hermanos mientras sonreía, ambos hermanos eran guapos y carismático, claro que Andrés era más lindo que guapo, pero se sentía agradable estar cerca de ellos, el ambiente que transmitían era increíble.

Lucas sentía muchas ganas de transmitir los sentimientos que tenía por Rodrigo, pero obviamente también sentía miedo por el rechazo, tal vez solo debía esperar un poco más, no quería arruinar la amistad que tenía con el alfa.

Rodrigo reía con Andrés y cruzó la mirada con Lucas, este dejo de reír y le dedicó una cálida y dulce sonrisa al Omega, instantáneamente el corazón de Lucas comenzó a latir rápidamente y sus mejillas se sonrojaron levemente. Desvío un poco su cabeza para evitar la mirada de Rodrigo y también para que esté no notará el obvio sonrojo en su rostro.

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