No Volveré

Cuando Andrés despertó vio durmiendo a su lado a Rodrigo, la habitación estaba fría y las mantas calientes, abrazo a Rodrigo mientras se acurrucó en el pecho de este y volvió o dormir. El olor a las feromonas de Rodrigo siempre relajo a Andrés, le hacían sentir cálido y seguro.

Horas después Rodrigo se despertó y salió a preparar la cena, se sentía feliz al ver a su pequeño hermano dormir con tanta tranquilidad, por lo que intento ni despertarlo, cuando estaba por terminar una sirvienta le aviso de la llegada de Miguel. Rodrigo dio la orden para que lo dejasen pasar. Odiaba a Miguel y no deseaba que este estuviera cerca de Andrés, jamás dejaría que le hiciera daño a su hermano, no otra vez.

—¿Dónde está Andrés? ¿Por qué no me dejaban entrar?

—Durmiendo, no me gusta que estés en mi casa.

La voz de Rodrigo era una irritada y sería, el ambiente entre el beta y el alfa era sofocante, ambos se miraban con desprecio.

—Necesito irme, has que despierte.

—No.

—¿Qué?

Miguel estaba molesto, no dejaría que Andrés se quedará con Rodrigo, para Miguel, su casa era el lugar al cual pertenecía el Omega, y él debía estar allí sin importar nada.

—No lo haré ¿Creíste que no lo notaría? Está descuidado, su piel está áspera y tiene marcas de golpes. Me duele ver sus ojeras y también noté que el brillo en sus ojos desapareció ¿Eso te hace feliz?

Más que sorprendido, Miguel estaba enojado.

—Es mi esposo, son problemas solo entre él y yo.

—No justifica tus actos, has caído tan bajo que golpeas a un Omega para sentirte superior… lo peor de todo es que el tonto de Andrés te ama, no le importa nada de lo que has hecho.

—No te metas Rodrigo, ante la ley Andrés es mío, él es feliz a mi lado, solo está tranquilo a mi lado, no me va a dejar nunca.

Cuando Miguel dijo aquellas palabras descaradas, Rodrigo comenzó a reírse a carcajadas, cosa que hizo enojar más a Miguel.

—Miguel, con las pruebas que tengo podría dejarte en la cárcel, hiciste pasar a un omega por maltrato físico y mental. Soy alfa, cualquier jurado me favorecerá a mí, además ¿Crees que Andrés querrá volver a esa casa? Sabe lo que le harás si vuelve, harás que te odie.

Miguel hizo rechinar sus dientes mientras apretaba su puño, sabía que lo que decía Rodrigo era verdad, los alfas eran favorecidos en todos lados y él había golpeado a Andrés, no debería precipitarse. Por este tipo de razones era que Miguel odiaba ser beta y le tenía un profundo odio a los alfas. Pero él sabía que Andrés jamás lo odiaría, sabía que Andrés lo amaba, pero no sabía que Andrés estaba cansado e incluso le tenía miedo.

—Mañana vendré por Andrés y nadie me lo impedirá, volverá a donde pertenece… conmigo.

Miguel intentó irse antes de que Rodrigo logrará responderle, estaba realmente furioso, nadie podía quitarle a su Omega, no dejaría que se lo quitarán tan fácilmente, sin importar nada ni nadie Andrés le pertenecía, hasta que algo se le vino a la mente.

—¿Andrés sabe que le estás impidiendo volver a casa conmigo?

Una sonrisa se formó en los labios de Miguel, acto que causó odio en Rodrigo.

—Eso que tiene que ver, no se irá contigo?

—Pregúntale a Andrés si quiere quedarse, es imposible que quiera separarse de mí, él me ama.

—Eres una rata miserable, estás consciente de los sentimientos de Andrés y aun así lo tratas mal, más que amor te tiene miedo, él no querrá irse contigo, si sigues así te odiara.

Al escuchar a Rodrigo Miguel se alteró ¿Cómo podía atreverse a decir algo así? El amor del omega era innegable, jamás querría abandonarlo.

—ANDRÉS JAMÁS ME DEJARÁ, ÉL JAMÁS ME ODIARA, ESTOY SEGURO DE QUE ÉL NO ME TEME.

—¿Cómo estás tan seguro? Lo golpeas y gritas, conociendo a mi hermano, no es capaz ni siquiera de contradecir algo que digas, por más estúpido que sea.

La mente del beta no pudo evitar caer en el abrumado pensamiento, al principio Andrés respondía sus preguntas e incluso lo contradecía, pero ahora… ni siquiera lo miraba a los ojos cuando hablaban, pero no dejaría que le quitaran a Andrés, ellos estaban bien así, no era necesario que Rodrigo apareciera.

—Despierta a Andrés.

En ese momento el Omega bajo las escaleras, había despertado por los gritos y alboroto, rascaba suavemente sus ojos bostezando.

—No hagas eso cuando bajas las escaleras.

La amable voz de Rodrigo hizo sonreír a Andrés, misma sonrisa que murió al ver a Miguel parado frente a su hermano.

—Vamos a casa Andrés.

En el fondo el Omega no deseaba irse, inconscientemente miro a Rodrigo esperando por algo tal vez.

—Ya te dije que él no irá a ninguna parte, si te lo llevas te voy a demandar por abuso físico y psicológico.

—No seas ridículo, ¿Crees que Andrés querrá quedarse contigo? Vamos Andrés, mañana tengo que ir a trabajar temprano.

El Omega estaba dudoso, pero Miguel se veía molesto, si iba con él lo más seguro sería que este lo tratará mal o lo golpeara, Andrés tembló levemente y decidió hablar.

—No… yo no quiero ir contigo… no quiero.

Los ojos de Andrés se llenaron de lágrimas, no soportaba los sentimientos que llenaban su mente, su hermano lo estaba apoyando y solo por eso tuvo el valor de decir que no quería estar con Miguel.

El beta estaba confundido y enojado, Andrés temblaba mientras lo miraba, sin pensarlo mucho, intento ir hacia el Omega, pero fue detenido por Rodrigo.

—¿Lo vas a golpear frente a mí?

—No… solo quiero… Andrés vámonos a casa.

—Ese lugar no es mi casa.

Las palabras del Omega confundieron a Miguel, el beta se desesperó, Andrés no debía rechazarlo, debía querer volver y dedicar todo su tiempo solo a él, debía alegrarse al verlo o sonreír con un simple halago de su parte.

Rodrigo mando a echar a Miguel, el cual no quiso irse de la parte de afuera de la casa, fue golpeado por los hombres de Rodrigo y solo después de eso se fue.

En el interior de casa, Andrés lloraba a mares, se sentía devastado, incluso después de todo amaba a Miguel, pero sabía que se acercaba el fin de todo entre él y el beta. Debía huir de su abusador por más que lo amara.

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