Vivir En Un Encierro

La ilusión de ver a su hermano emociono al omega, Andrés adoraba a su hermano, si Andrés pudiera volver a nacer hubiese pedido ser un alfa para ser como su hermano y hacerlo sentí orgulloso, pero Rodrigo ya estaba orgulloso de su hermano. Lo adoraba más que a nada en el mundo, Rodrigo fue capaz de encarar a sus padres para defender a Andrés. Por otra parte, Andrés siempre ayudo a si hermano en lo que podía, no era mucho, pero para Rodrigo era más que suficiente.

Desde pequeños se ayudaban mutuamente y solo confiaban en ellos, a sus padres no les agradaba mucho la relación amistosa entre ambos, pues, para su madre un omega no debía mezclarse con alfas y un alfa debía estar entre otros alfas para desenvolver bien su rol.

Al pensar en ir a visitar a Rodrigo, Andrés pensó en que, tal vez con ayuda de su hermano, podría divorciarse y alejarse de todo, principalmente de Miguel, que a pesar del infinito amor que le ofreció no hizo nada por él y tampoco correspondió aquellos sentimientos inmensos que llegó a sentir Andrés.

En lugar de como mínimo decir o admitir que no podía corresponder los sentimientos del omega, lo torturo y trato de la peor forma posible. Hizo los días del Omega miserables y le fue infiel tanto como pudo. Hizo sentir miserable y poca cosa a Andrés, la necesidad de herir y minimizar al Omega era demasiado obsesiva para Miguel, siempre destacando que él era superior y que Andrés solo era un Omega feo e inútil.

Honestamente, Andrés estaba tan deprimido que si no hubiese sido por la noticia del retorno de su hermano no hubiese tardado mucho, es pensar en acabar con su vida para terminar de forma absoluta con su sufrimiento. Por suerte logró recapacitar y decirse a sí mismo que no valía la pena, esa era la opción más cobarde, en el fondo el Omega sabía que debía encarar sus problemas, no podía seguir dejando que Miguel lo siguiera pisoteando, pero la realidad impacto sobre su cabeza, física y corporalmente Miguel era superior a él.

Dejando de lado esos oscuros pensamientos, Andrés deseaba hablar con otro ser humano, salir a respirar aire fresco, ver personas, por primera vez Andrés deseo tener un amigo, Miguel le había prohibido salir y despidió a todos los empleados, dejando a Andrés totalmente solo en esa casa tan grande, un lugar que nunca sentiría como su hogar. Cuando salían, Andrés evitaba ver o hablar con otras personas, mucho más si eran alfas. Si un alfa se acercaba Andrés corría para alejarse como si sus vidas dependiera de ello, bueno, quizá sí Miguel llegará a saber que estuvo cerca de un alfa, su vida si peligraría.

Cuando salía solo lo hacía para comprar comida o ropa, pero las salidas solo podían ser una o dos veces a la semana, no más y debía ir. Otra cosa era que un guardaespaldas que lo vigilará, claro que el guardaespaldas debía ser beta.

—No me llevo bien con tu hermano, sin embargo, intentaré llevarme mejor él, no quiero que esté viniendo a visitarte muy seguido, quiero que tomes en serio lo que te estoy diciendo.

—¿Por qué no se llevan bien?

—No es algo importante, no te preocupes por ese tipo de cosas, lo único que debe preocuparte es complacerme.

Últimamente, la actitud del beta era más relajada, pero aun así Andrés no se confiaba, no sabía en qué momento podría explotar, Andrés sabía que al beta no le importaba mucho mejorar su relación con su hermano y mucho menos se preocupaba por lo que Andrés quisiera o necesitará. Primero decía que se preocupaba o mostraba empatía y dos segundos después decía que la opinión de Andrés no importaba o golpeaba brutalmente a Andrés, no debía haber una razón para esto, a veces todo variaba del humor del beta.

Andrés no le saco más conversación a Miguel y fue a limpiar todo, cuando el beta se fue Andrés se sentó a desayunar cómodamente, limpio y se sentó frente a la ventana a observar los autos y familias pasar. Mientras veía por la ventana, miles de pensamientos pasaron por la mente de Andrés, miles de recuerdos buenos y malos, ¿Cuándo empezó todo a ir tan mal?.

La soledad lograba opacar los pensamientos de Andrés, su mirada estaba perdida mientras el tiempo pasaba y las personas de afuera continuaban con sus vidas sin notarlo. Así de simple era el mundo, todo sigue sin importar quien o que, las personas viven el día a día sin saber las cosas que pueden estar pasando los demás.

Un fuerte mareo hizo que Andrés volviera a la realidad, cuando se levantó a vomitar el mareo se hizo más fuerte y un agudo dolor de cabeza martillando constantemente su cerebro con fuerza. Luego de vomitar, Andrés lavo sus dientes y se miró al espejo, su rostro estaba demacrado, las ojeras que tenía llamaban mucho la atención, su piel que antes era suave y bien cuidada, estaba pálida y áspera, eso sin contar la gran cantidad de moretones que por más que Andrés intentara no podía ocultar.

Andrés estaba tan descuidado que a su parecer ya no era atractivo, Andrés estaba tan deprimido que no le dio importancia a esto, ya no le veía sentido a cuidarse o arreglarse, nada haría que el beta lo mirara o tratara mejor.

Este pensamiento solo dejó más en claro lo mal que se encontraba. Por lo menos podría ver a su hermano, esa semana de espera Miguel fue más duro, peleaba por cosas insignificantes y sin sentido, pero Andrés no deseaba pelear, algo que enojaba más a Miguel, el único consuela para Andrés era que al menos los golpes fueron los lugares no visibles.

Incluso dejo que Miguel lo tomara a placer para evitar cualquier pelea, sin embargo, con todo y la actitud relajada de Andrés, el beta peleo y golpeo al omega, no sabía la razón por la que se molestaba tanto con el omega y el omega solo aceptaba malos tratos sin titubear o quejarse y eso lo molestaba todavía más.

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