Deseo De Paz

Andrés fue golpeado terriblemente hasta desmayarse, todo su cuerpo dolía, pero lo que más dolía era su corazón.

Desde ese día todo continuo así, cada vez que el beta se enojaba, Andrés recibía golpes tan fuertes ir terminaba desmayado o terriblemente herido, a veces impidiéndole levantarse del suelo, inclusive se contrató a un omega para que tratara los golpes más fuertes. Debía ser específicamente un Omega, pues Miguel odiaba que Andrés estuviera cerca de betas y alfas.

En ese punto también llegaron los abusos, Andrés no quería estar con Miguel y este cada vez que quería lo obligaba, Andrés se sentía sucio y usado, no sabía si realmente merecía todos esos horribles tratos. Su cuerpo siempre terminaba doliendo por los golpes o por los abusos que sufría, Miguel solo decía que si lo amaba era lo mínimo que debía hacer y que era lo único que Andrés hacía bien, además de ser un esclavo.

Pero solo debía aceptar ser menospreciado y golpeado, nadie se preocupaba por él, solo su hermano y lamentablemente no podía estar para él. No había nadie a quien pudiera contarle sus desgracias y desagradables momentos, intento llamar a sus padres, pero como era de esperarse, estos no respondieron. Solo una vez respondió su madre y le dejo en claro a Andrés que solo debía ser un buen esposo y que si Miguel estaba enojado o lo golpeaba era su culpa, algo estaba haciendo mal.

Andrés no volvió a molestar a su familia, Andrés estaba seguro de que su madre no tenía razón, pero se sentía demasiado mal el saber que ni siquiera su madre se preocupaba por él, si en algún momento, Andrés moría por culpa de una paliza dada por Miguel, nadie intentaría ayudarlo o dar la cara por él. Tal vez para él sería imposible ser feliz a estas alturas.

Era otro día más y Miguel se fue a trabajar después de desayunar, Andrés limpio toda la casa, intentó desinfectar los moretones que cubrían su cuerpo y realizo todas las actividades de la casa. Su vida giraba en torno a la misma rutina que cumplía a diario, Andrés solo hablaba para darle los buenos días a Miguel y la bienvenida en las noches, claro, solo cuando el beta estaba en casa, porque siempre llegaba tarde por las noches.

Miguel llegó tarde y con el ahora típico olor del perfume que atormentaba la mente de Andrés. Antes era más discreto, desde el incidente de la cena ni siquiera ocultaba las marcas de labial o los chupetones en su cuerpo, eso hacía sentir a Andrés todavía más miserable.

—Buenas noches, veo que te has portado mejor últimamente, lamento ser tan duro contigo, pero realmente necesitabas empezar a comportarte como es debido.

El tono de Miguel era amable, se notaba que estaba de muy buen humor, sin embargo, para el pequeño Andrés era totalmente lo opuesto, pero si no quería ser golpeado otra vez debía seguirle la corriente a Miguel.

—Buenas noches.

-Hoy estoy de buen humor y quiero divertirme.

Andrés sintió asco, ya que notaba el labial en la camisa de Miguel, pero si no accedía de todos modos pasaría.

Miguel sostuvo la barbilla de Andrés y le dio un profundo beso, el cual al principio no fue correspondido, pero con el paso de los segundos, Andrés correspondió poco a poco y se dejó llevar, bueno, realmente no tenía opción.

Por lo menos en momentos así el tacto del beta era amable, acariciaba suavemente cada rincón del cuerpo del omega y dejaba varios besos, Andrés se retorcía por las fuertes y dulces sensaciones. Por breves momentos se sintió amado, pero no era suficiente. Andrés quería algo que era imposible de obtener, anhelaba el corazón del beta, quería algo que posiblemente Miguel no tenía ¿Como poseer algo que ni siquiera exista? Los sentimientos del beta mostraban todo menos amor, ni siquiera sentía amor por sus amantes, sino la actitud de este fuese diferente, aunque a Andrés le tranquilizaba un poco el hecho de que Miguel todavía lo buscará por las noches, excepto aquellos días en los que era tomado a la fuerza.

En la mañana siguiente Miguel durmió hasta tarde, Andrés se limpió y bebió sus pastillas para seguir con su día a día de siempre.

Miguel se levantó y se sentó en la mesa en espera de que Andrés le llevara la comida. Andrés nunca desayunaba o comía con Miguel, pues al beta le molestaba la presencia del omega.

—Hoy saldremos juntos a cenar.

Andrés antes hubiese sido feliz, pero a estas alturas sabía que cada vez que salían Miguel se molestaba por cualquier cosa y terminaba golpeándolo, era mejor evitar ese tipo de situación, si evitaba situaciones que eran desagradables para el beta, su convivencia sería más fácil.

—No quiero, creo que será mejor no salir, al menos esta vez.

—Eres un mal agradecido, te dejo salir y no quieres.

Miguel se levantó y comenzó a golpear a Andrés, azoto el cuerpo del omega contra la mesa, haciendo una pequeña fisura en la frente de este. Los fragmentos de vidrio se esparcieron por todo el suelo.

—Estoy harto de ti Andrés, solo tienes que asentir y

sonreír, no eres más que una burla, un dolor de muelas, creí que estabas aprendiendo a comportarte, pero solo actúas como si realmente estuvieras aprendiendo a hacer bien las cosas.

Andrés lloraba mientras la sangre cubría su frente, ya no sabía cuál opción tomar, solo quería ser feliz, ya ni siquiera deseaba el amor del beta. Solo deseaba estar tranquilo, sus cálidas lágrimas caían mientras el beta descargaba sus amarguras en él.

Andrés estaba asustado y triste, si ser feliz era imposible, al menos solo quería estar tranquilo, Miguel era demasiado impredecible y Andrés estaba seguro de que tal vez el beta lo odiaba, no sabía cuál podía ser la razón, pero Andrés no sé quedaría a ver qué podría pasar si las cosas seguían así. Andrés y no quería estar cerca del beta, menos si seguía actuando así, ese tipo de comportamiento ni siquiera tenía lógica o sentido.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***